No será el de este domingo un derbi vasco que se recuerde con el paso de los años. No desde luego por el nivel de juego mostrado por ambos contendientes aunque el final tuvo pimienta y emoción. Se lo llevó el equipo menos malo que compareció sobre la cancha de Miribilla y ese fue el Baskonia, con un 67-69 ante un Surne Bilbao Basket que siempre fue a remolque, que en el tercer cuarto amagó con despeñarse en el luminoso pero que al final se agarró al partido con uñas y dientes para acabar claudicando por su falta de acierto y consistencia en esos minutos finales en los que los de Pablo Laso fueron visiblemente vulnerables.
Aspirar hoy en día a ganar un partido de la Liga Endesa anotando 67 puntos es imposible. Y si además el nivel de acierto desde más allá de la línea de 6,75 se queda en un paupérrimo 3 de 23 cuesta incluso explicar cómo los de Jaume Ponsarnau llegaron a los segundos finales con opciones de completar la remontada. Ocurrió porque su rival, salvo el tremendamente dañino Chima Moneke (24 puntos) y el consistente Tadas Sedekerskis, tampoco jugó como para tirar cohetes.
Pero es que en el bando local solo Tryggvi Hlinason, y llueve sobre mojado, mostró la fiabilidad suficiente en un partido de tanta exigencia e importancia deportiva. El resto actuó a cuentagotas, con ramalazos puntuales pero con escasísima sostenibilidad. Con el islandés como faro, los anfitriones se sobrepusieron al 38-53 del tercer cuarto para recuperar el rebufo de su rival con el 54-58 a siete minutos del final. Pero en esos momentos volvió a pesar el desacierto. Mientras Thijs De Ridder fallaba un tiro cómodo de tres metros con el 56-60 y Melwin Pantzar y Kristian Kullamae tampoco acertaban con dos triples liberados con el 58-62, Kamar Baldwin y Moneke engatillaron dos lanzamientos de gran dificultad con la mano del defensor en la cara que dieron mucho aire a los suyos (58-67).
E incluso así luchó hasta el último segundo el conjunto vizcaino ante un rival de Euroliga que ansiaba la campana de final de combate, pero entre pérdidas y alguna mala decisión la posibilidad de protagonizar el más difícil todavía se fue por el sumidero. Por cierto, llamativo que ni Muhammad-Ali Abdur Rahkman ni Marvin Jones pisaran la cancha durante todo el cuarto final en plena ebullición competitiva.
MAL INICIO
Al conjunto vizcaino le costó alcanzar temperatura competitiva en el arranque del duelo. Compareció sin filo en ataque, mientras que en defensa el Baskonia supo encontrarle las cosquillas con Sedekerskis y Moneke especialmente entonados. Negados desde la larga distancia, fallando un puñado de triples liberados, los de Ponsarnau comenzaron a carburar desde la ‘pintura’ con Harald Frey ya en cancha y haciendo valer sus conexiones con Marvin Jones. Pero esa hoja de ruta era insuficiente para ponerse a la altura de los de Laso, sobre todo porque la efusividad de Moneke, con 13 puntos en los primeros diez minutos, era imposible de defender por cualquiera de sus pares. Si a eso se le sumaba el 0 de 7 desde más allá de la línea de 6,75, el 14-20 a la conclusión del acto inaugural se explicaba solo.
Con una defensa mejor armada y Abdur-Rahkman filoso a la hora de penetrar a canasta, el Surne Bilbao recuperó parte del terreno perdido (20-23), pero los fallos desde la larga distancia seguían amontonándose, convirtiendo a los anfitriones en un conjunto demasiado previsible en ataque, con los de Laso colapsando su zona para taponar la única vía de suministro de puntos de su rival. Ponsarnau detuvo el partido a 4:22 del descanso y cuando entraron por fin los triples de Kullamae y Zoran Dragic, el primero al 12º intento, los locales recuperaron la estela de su rival (29-31). El problema radicó en que los gasteiztarras respondieron con la misma moneda de la mano de Baldwin, Sedekerskis y Sander Raieste, con el agravante de que a los ‘hombres de negro’ les quedaban dos faltas por cometer antes de que su contrincante pudiera viajar a la línea de tiros libres, y al ecuador de la cita se llegó con un 32-40 que dejaba el choque cuesta arriba.
CAÍDA Y REACCIÓN
Tras la reanudación, lo que parecía inevitable acabó ocurriendo en menos de tres minutos de juego. El Baskonia conquistó su primera ventaja de dobles dígitos (36-47). El Surne Bilbao Basket empezaba a amontonar demasiados errores, con algunas pérdidas que entraban en el capítulo de los regalos, y su imagen era la de un equipo nervioso y atenazado, superado además en la parcela física. El intento de Ponsarnau de cambiar la dinámica parando el partido con el 38-51 no alteró demasiado los acontecimientos, con alguna jugada en la que los de Laso capturaron hasta tres rebotes seguidos en el aro bilbaino.
A base de exprimir sus recursos, los locales consiguieron llegar a los últimos diez minutos con una desventaja inferior a los diez puntos (48-57), lo que dejaba un mínimo resquicio para la remontada, pero con Pantzar fallando una bandeja y Kullamae regalando dos tiros libres seguidos todo se complicaba aún más. Sin embargo, el Surne Bilbao Basket no bajó la cabeza y jugándose el todo por el todo con Pantzar, Kullamae, Rubén Domínguez, De Ridder y Hlinason consiguió complicarle la vida a un rival que se las prometía demasiado felices. A base de buena defensa y arañando puntos, consiguió colocar un interesante 54-58 y obligar a Laso a llamar a capítulo a los suyos. Pero en ese momento volvió a pesar el desacierto en todo lo que no fuera la capacidad resolutiva de Hlinason debajo del aro y el Baskonia, boqueando, consiguió llevarse un derbi vasco que deja muy tocados a los ‘hombres de negro’ que acumulan ya seis derrotas en los últimos siete encuentros de Liga Endesa y cada vez ven más cerca el fondo de la clasificación.