Una reflexión de Jaume Ponsarnau se hizo viral la semana pasada entre la gente del baloncesto. Hablaba el técnico del Bilbao Basket de los cambios que ha experimentado el baloncesto y de la importancia actual de los triples y el rebote para entender muchas de las situaciones que se dan en los partidos, como esos parciales abultados que cada vez son más habituales en todas las competiciones profesionales. La Liga Endesa es esta temporada el ejemplo perfecto de esta tendencia ya que el Valencia Basket es el equipo que más puntos mete (92,3 puntos por partido), lanza 38 triples, tanto como de dos, para anotar algo más de doce y el que más rebotes ofensivos captura, 18 por partido, unos registros históricos porque nadie los ha logrado antes.

El propio equipo taronja llevó este estilo al extremo hace poco ya que ante el Zaragoza lanzó 18 triples por un tiro de dos solo en el primer cuarto. Pero en la Euroliga el París Basketball, uno de los conjuntos de moda, hizo 52 lanzamientos de tres en un partido. El equipo parisino y el Bayern Munich, ambos con un estilo nacido en la Bundesliga, están desafiando a los grandes de Europa con un ritmo alto y mucho uso del tiro de tres puntos. El Valencia actúa igual en la Eurocup, por descontado, y en la BCL están dominando por ahora equipos como el Unicaja y el Manresa, que en la ACB pasa de ochenta posesiones por partido. Incluso en la FIBA Europe Cup el Bilbao Basket se va a encontrar en la segunda fase con el equipo que juega a más ritmo y más rebotes ofensivos coge, el Cholet, y con el que más triples lanza (33), el Sassari.

El uso de la línea de tres puntos ha ido a más en el baloncesto europeo, aunque de momento no ha llegado a tanto como en la NBA. El triple se instauró en la temporada 1984-85 y el mítico Licor 43 fue el equipo que más lanzamientos hizo, apenas ocho por partido para meter algo más de tres. Aquel curso el Real Madrid acabó como máximo anotador con 96,3 puntos por partido y solo anotaba un triple. Diez años después, el Forum Valladolid acabó como el mejor equipo desde el triple, con ocho aciertos para dieciocho lanzamientos. Influyó, claro, que en sus filas estuviera el legendario Óscar Schmidt, que tiraba casi nueve triples por choque. Pasó otra década y la línea de tres puntos fue cobrando importancia en el juego. En el primer curso del Bilbao Basket en la ACBA, el Breogán elevó el máximo número de intentos a 22 por partido para anotar ocho gracias a contar con un anotador compulsivo como Charlie Bell, que hacía casi diez intentos de triple.

En la campaña 2010-11, se produjo un gran cambio como fue alejar la línea de tres puntos medio metro hasta los 6,75 actuales. Se produjo, lógicamente, un descenso en el porcentaje de acierto ya que ningún equipo superó el 40% y también una contención en el promedio de lanzamientos. El Fuenlabrada fue el más prolífico con nueve triples en 26 intentos. Sin embargo, ningún conjunto alcanzó los 80 puntos anotados por partido y, por ejemplo, el Bilbao Basket llegó a la final de la liga con apenas 76 puntos por encuentro y un 33% en triples, cifras que esta temporada superan los de Ponsarnau. Una vez todo el mundo se acostumbró a la nueva distancia, los registros ofensivos volvieron a crecer. En la campaña 2014-15, el Joventut elevó el promedio de intentos a 27 gracias a la filosofía que impulsó el técnico Salva Maldonado y que luego llevó a otros equipos. Fue el Real Madrid el más certero, con 9,5 triples por noche, para ser también el máximo anotador con 86,7 puntos.

Los puristas se rasgan las vestiduras, pero no les merece la pena porque este curso en la Liga Endesa seis equipos lanzan más de 27 triples, doce meten más de nueve por partido y cuatro promedian más de 90 puntos. El Bilbao Basket logra 8,3 triples por partido con un discreto 33,5% de acierto y está en 84,8 puntos por partido, su mejor media anotadora de siempre en la ACB, cuando quince equipos anotan más de 80 puntos. Tres victorias y cinco derrotas es su balance, por lo que no conviene aflojar en la producción ofensiva.