La victoria número 300 del Surne Bilbao Basket en la ACB tendrá que esperar a mejor ocasión. En una película con argumento similar a otros encuentros a domicilio de esta misma temporada, el conjunto vizcaino dejó escapar en los últimos segundos un triunfo que parecía en disposición de atar para, posteriormente, hincar la rodilla en la prórroga con todas las de la ley (100-94) ante un Bàsquet Girona que hizo la goma durante todo el partido para acabar llevándose el gato al agua. Durante el tiempo reglamentario solo estuvo por delante en el luminoso fugazmente en el primer cuarto con el 7-4 y en los 13 segundos finales, cuando un triple de Mindaugas Susinskas volteó un luminoso (88-86) que el resto del tiempo fue favorable a los hombres de negro. Los de Jaume Ponsarnau forzaron el tiempo extra gracias a un rebote ofensivo del extraordinario Tryggvi Hlinason, su mejor jugador muy de largo, después de que el triple para ganar de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman no encontrara red, pero se quedaron absolutamente fundidos para afrontar esos cinco minutos de prolongación.
No fue un desplome tan brutal como en Murcia, con resultado adverso también en la prórroga, pero el conjunto vizcaino volvió a quedarse corto de acierto y buena toma de decisiones en los momentos de mayor temperatura. Tras un último cuarto de toma y daca, con ventajas muy pequeñas a su favor, los visitantes llegaban en buena disposición a los dos minutos finales (82-86) abrazados al partidazo de Hlinason (igualó su tope de carrera con 24 puntos y también el de valoración, llegando a 33 créditos), pero permitieron demasiado espacio ante un triple de Aljami Durham, sus dos siguientes ataques fueron improductivos, uno de ellos con falta en ataque de Tomasz Gielo, y los de Fotis Katsikaris se encontraron en situación de llevar a cabo un abordaje favorable de la mano de Susinskas.
A los hombres de negro, que llegaron a gozar de una máxima renta de once puntos (40-51) en el ecuador del tercer acto, les faltó mayor contundencia tanto para hacer valer su constante control del luminoso como en esos momentos de la verdad en los que no fueron capaces de explotar las debilidades de un rival que en el tiempo reglamentario anotó 18 puntos más de los que venía promediando y que siendo el peor de la competición en la facturación de tiros de tres puntos tuvo precisamente en ese aspecto del juego su clave para el éxito (12 de 29). En las filas del conjunto vizcaino, con escasa aportación de Thijs De Ridder y Gielo en la posición de cuatro, se echó sobre todo de menos el acierto de la batería exterior. Resulta muy complicado ganar con un 8 de 36 en lanzamientos de juego entre Kristian Kullamae (1 de 11), Abdur-Rahkman (3 de 12) y Melwin pantzar (4 de 13), a pesar de que este sí que sumó desde los tiros libres.
DOMINIO
La contienda arrancó con intercambio de canastas entre dos equipos con propuestas distintas, los anfitriones buscando tiros en llegada, consumiendo escasos segundos, y los de Ponsarnau estructurando más sus ataques. En esa dualidad, fue la defensa de los hombres de negro la que marcó la pauta para generar las primeras diferencias en el luminoso, con un parcial de 0-10 para colocar un interesante 7-14 con brillo de Zoran Dragic en funciones de ejecutor y también de suministro. El Bàsquet Girona, de la mano de Nike Sibande, aprovechó un pequeño bache ofensivo de su rival para no despeñarse a las primeras de cambio (13-16), pero el juego de la escuadra vizcaina era mucho más sostenible, cerrándose los diez primeros minutos con un 17-23 en el marcador.
Los de Katsikaris activaron la baza de James Nnaji, con siete puntos seguidos con dos mates incluidos, pero en la otra canasta Hlinason, más sobrio, tampoco se quedó corto facturando canastas. Con Pantzar y Abdur-Rahkman acompañando al islandés, el Surne Bilbao Basket alcanzó su máxima renta hasta entonces (22-31) a 7:38 del descanso. Sin embargo, un pequeño parón en el partido por problemas en la mesa sacó de foco a los visitantes, embarullados en ataque. El Girona se recuperó aprovechando sus viajes a la línea de tiros libres, alguno fruto de un criterio arbitral que no tenía reflejo en el otro aro y que perjudicó especialmente a Harald Frey, y un triple de Ike Iroegbu para acercarse hasta el 32-33. Una antideportiva de Durham sobre Dragic que cristalizó en jugada de cuatro puntos dio mucho aire en momentos de gran necesidad a los visitantes, que al menos consiguieron llegar en ventaja (36-39) al ecuador de la cita.
SIN DEMARRAJE
En la reanudación, los de Ponsarnau encontraron fugazmente el acierto desde la línea de 6,75 que hasta ese momento les había resultado esquivo y con dos dianas de Gielo y Dragic volvieron a hacer gala de un juego de ataque con filo y equilibrio. Tras un mate de Hlinason y un canastón de pillo de Abdur-Rahkman robando un saque de fondo, Katsikaris tuvo que parar el partido pues el 40-51 suponía la máxima renta del choque. Pero el Surne Bilbao Basket, con alguna decisión cuestionable en ataque por el camino, tampoco fue capaz de consolidar su renta en esa ocasión. El Girona caminó sobre el alambre de la mano de la muñeca de Sibande y la voluntad de Guillem Ferrando y tras un triple de William Howard se acercó hasta el 52-54. Otro misil de largo alcance de Frey y el buen hacer de Marvin Jones cerca del aro dieron un nuevo impulso a los hombres de negro, pero el triple de Yves Pons casi sobre la bocina dejó la contienda con un equilibrado 58-61 a falta de diez minutos.
Parecía que otra daga desde más allá de la línea de 6,75 de Frey podía distanciar al conjunto vizcaino, pero nada más lejos de la realidad. A siete minutos del final, el marcador reflejaba un 64-65 con los locales perdiendo a Pons por lesión y los visitantes lamentando la cuarta falta de su base noruego. El encuentro pasó a convertirse en un intercambio de tiros libres entre Pantzar y Durham y, posteriormente, de triples entre Sibande, Susinskas y Abdur-Rahkman para que el panorama se mantuviera inalterable: pequeñas ventajas bilbainas y constantes respuestas de los anfitriones para seguir a distancia de una canasta. Cuando surgió la hercúlea figura de Hlinason para sumar en tres ataques seguidos, el partido parecía decantarse a favor de los de Ponsarnau (82-86 a 1:40 del final), pero lo que estaba por llegar era otra sucesión de adversidades que desembocaron en prórroga.
CAÍDA
Y en el tiempo extra no hubo historia, al igual que aconteció en Murcia. El Surne Bilbao Basket, fundido y tocado mentalmente, no tuvo ninguna opción. Muchos tiros que se quedaron cortos, cuatro lanzamientos libres fallados, pérdidas… Un desastre ante el que el Bàsquet Girona, uno de los colistas de la Liga Endesa, solo tuvo que aprovechar el regalo para llevarse un éxito que necesitaba como el comer.