En el primer mes de competición oficial, el Surne Bilbao Basket ha demostrado ser un colectivo de aspecto interesante y atractivo, dictatorial en la fase tempranera de la FIBA Europe Cup, solvente e incluso brillante cuando le ha tocado emplearse en Miribilla ante rivales de la Liga Endesa, haya sido el modesto Río Breogán o el poderoso Real Madrid, y competitivo y resistente pero sin la entereza y el aplomo necesarios para imponerse en finales ajustados en sus visitas a canchas tan complicadas como la del UCAM Murcia o el Dreamland Gran Canaria. Vamos, a grandes rasgos lo que podía esperarse del conjunto de Jaume Ponsarnau, con las guindas de haber resuelto de manera excelente, por el fondo y las formas, sus compromisos como local ante los gallegos, un rival directo, y los blancos, una pieza de caza mayor. De sobra conocen los hombres de negro que es en la solvencia como anfitrión donde radica la base del éxito para una temporada tranquila porque ganar fuera de casa para conjuntos de su rango no es en absoluto sencillo en la ACB.
Y lo cierto es que no han estado nada lejos de lograrlo, sobre todo en Murcia (67-75 a poco más de dos minutos del final para caer en la prórroga) pero también el sábado en territorio canario, donde solo perdían por tres puntos (70-67) a 2:20 de la última bocina. Pero para conquistar dos de las fortalezas más seguras de la Liga Endesa se necesita un puntito más que los de Ponsarnau hasta ahora no han sido capaces de poner sobre la cancha en los momentos de mayor temperatura, en esos en los que la localía o los galones colectivos tienen gran influencia en el nivel de energía defensiva que se autoriza a utilizar sobre la cancha.
Al analizar la derrota frente a los de Jaka Lakovic, Ponsarnau puso el foco en que “la defensa del Gran Canaria solo nos la habíamos encontrado hasta ahora en un momento en el partido de Murcia y ahora nuestro foco debe estar en mejorar nuestra forma de atacar este tipo de defensa. No sé si al final hemos pagado la falta de energía (por el largo viaje continental a Georgia), pero sí que hemos ido perdiendo confianza. Gran Canaria ha sabido cambiar la marcha del partido y ese es un gran mérito suyo”. Se refería el técnico catalán a la vigorosa retaguardia de los anfitriones, muy agresiva, centrada en negar el bloqueo directo central a los hombres de negro para obligarles a abusar del bote y a jugar demasiados segundos muy alejados del aro, desactivando la fluidez en el reparto de bola del que habían hecho gala en muchas fases del partido. Los insulares encontraron vía libre para incrementar su intensidad después de la técnica señalada a Lakovic a trece minutos del final (50-55) y a los visitantes se les hizo de noche poco después, con solo nueve puntos anotados en los últimos doce minutos. Algo parecido les ocurrió en el tramo final en Murcia, con los exteriores de Sito Alonso construyendo junto a Moussa Diagné un muro que frenó en seco a los hombres de negro.
Perfecto hasta el momento como anfitrión, el Surne Bilbao Basket ha demostrado competitividad a domicilio en canchas muy complicadas. Para ganar le falta un puntito más.