El Surne Bilbao Basket arrasa en Georgia sin despeinarse (57-88)
Sigue en modo apisonadora en el Grupo J de la Fiba Europe Cup y despedaza al Kutaisi a lomos de Kullamae y De Ridder
El Surne Bilbao Basket continúa con el modo apisonadora activado dentro de su endeble Grupo J de la FIBA Europe Cup. Tras estrenarlo la pasada semana con una victoria por 40 puntos ante el Balkan búlgaro en La Casilla, este miércoles se paseó por la cancha del Tbilisi Arena para tumbar por un abrumador 57-88 a un Kutaisi muy inferior, carente de recursos para inyectarle a la contienda mínimas trazas de competitividad.
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Tras dejarse llevar en el arranque de la contienda, los de Jaume Ponsarnau empalmaron un parcial de 2-19 entre el final del primer cuarto y el inicio del segundo para no volver a mirar atrás. Las diferencias entre ambas escuadras rozaron lo insultante y los visitantes ni siquiera tuvieron que emplearse a fondo, ni nada que se le pareciera, para arrasar. En definitiva, el larguísimo viaje fue mucho más exigente que el duelo en sí, engorroso al estar incrustado en un tramo del calendario muy exigente en la Liga Endesa, con la visita del sábado (20.45 horas) al Dreamland Gran Canaria como siguiente examen.
PREVISIBLE
El choque viajó por sendas que podían ser previsibles. Cierta rebeldía por parte de los anfitriones en los primeros minutos pero absoluta dictadura bilbaina cuando los hombres de negro activaron un mínimo nivel de energía y criterio a su juego. A los locales se les hizo de noche y los visitantes jugaron a placer. Pura inercia competitiva. Brutal 51,9% de acierto desde la distancia triple con un total de catorce dianas y un descomunal 6 de 6 por parte de Kristian Kullamae, dominio en el rebote, arrollador 14-45 en puntos aportados por los jugadores del banquillo...
Además, hubo reparto de minutos para todos y se pudieron conceder los descansos necesarios. Nadie pasó de los 21 de Rubén Domínguez, aprovechados bien para hacerse valer con 10 puntos, y el 11º jugador más utilizado, Marvin Jones, se quedó en trece. También hubo cinco minutos finales de acción para el canterano Iker Chacón y momentos de brillo individual para Thijs De Ridder y Melwin Pantzar, los que más en serio se tomaron la acción junto al estonio, que acumuló muchos minutos en la posición de director de juego como consecuencia de la ausencia de Harald Frey, al que no se echó en absoluto de menos.
Choques como este pueden resultar de muy complicada digestión, sobre todo cuando van de la mano de desplazamientos en absoluto cómodos, pero los de Ponsarnau continúan llenando su casillero de victorias, y por tanto de confianza, e introduciendo nuevos matices y variantes a sus esquemas. Y a nadie le amarga el dulce del éxito aunque sea ante contrincantes sin ninguna opción de oponer oposición. Ya llegará en la segunda fase el aumento de exigencia continental.
ACTIVAR EL MOTOR
Pese a arrancar con un triple de Kullamae, al conjunto vizcaino le costó entrar en temperatura de partido. Demasiado blando, limitando sus ataques a un carrusel de triples y, sobre todo, cometiendo cinco pérdidas de balón en otros tantos minutos. Así, el Kutaisi aprovechó para hacer valer su superior nivel de actividad y su apuesta por los ataques a toque de corneta para, intercalando defensas zonales, controlar el luminoso. Pese a las tempraneras desventajas de cinco puntos, los de Ponsarnau no perdieron la calma y tras un tímido rearme cerraron los diez primeros minutos con un 15-19 a su favor tras conectar un parcial de 0-9.
El conjunto vizcaino empezó a ser mucho más vertical en ataque y más activo en retaguardia de la mano de Jones y De Ridder y menos de un minuto después Konstantine Tugushi tuvo que parar el partido con el 15-23. Ya no hubo nada que hacer para sus intereses. Los hombres de negro habían llegado ya al partido y la diferencia de ritmo, energía, acierto, velocidad y criterio entre ambos bandos era sideral.
Con De Ridder destruyendo todo a su paso en las cercanías del aro y los triples de Kullamae y Domínguez, sumar puntos paso a ser algo placentero. Y en el otro aro el Kutaisi se quedó limitado a alguna meritoria acción al poste de George Korsantia, el mejor de los locales con Beka Bekauri como escudero. El 21-40 a tres minutos del descanso sin tener que pisar el acelerador a tope, ni mucho menos, resumía perfectamente los acontecimientos sobre la cancha del Tbilisi Arena.
ESTAMPIDA
Al regreso de vestuarios con un clarísimo 26-47 en el luminoso, el choque ya no tuvo ninguna historia. Al Kutaisi, con un par de triples seguidos, no le faltaba voluntad, pero sí todo lo demás, por lo que el Surne Bilbao Basket, con De Ridder y Pantzar dueños absolutos del partido, aprovecharon para realizar todo tipo de probaturas, activar alguna defensa presionante y apostar por quintetos novedosos. Y pese a ello su ventaja no sufrió recortes. Al contrario. Con muñecas bien calibradas desde la larga distancia las fue aumentando sin prisa pero sin pausa hasta un 39-70 que era ya escandaloso.
Pero fue a bastante más. Lo cierto es que nadie habría lamentado si los diez minutos finales se hubiesen quedado sin disputar. El Kutaisi solo esperaba que la bocina final acabara con su tortura y mientras el hasta entonces poco acertado Muhammad-Ali Abdur-Rahkman aprovechaba la situación para sumarse a la fanfarria el Surne Bilbao Basket coqueteó con la posibilidad de mejorar la mayor victoria continental de su historia a domicilio, aquel 60-94 de 2015 en la Eurocup en la cancha del Oldenburg. Lo tuvo en su mano con el 48-87 a poco del final, pero entre su escaso deseo de hacer excesiva sangre y un pequeño arreón de los locales la paliza quedó algo más difuminada.