‘Kullamazo’. Dícese del triple de más de ocho metros coqueteando con la bocina de final de partido con la mano de un rival de casi 2,10 metros prácticamente en la cara que sirve para decidir un derbi contra el Baskonia para alegría y jolgorio de todo el Bilbao Arena.

Lo que los dioses del baloncesto le negaron a Kristian Kullamae en noviembre en Badalona contra el Joventut, con aquel lanzamiento de la victoria fallado que Andrés Feliz castigó con un triple sobre la bocina desde cancha contraria para asestar una dolorosísima puñalada al corazón del Surne Bilbao Basket, se lo devolvieron este domingo con intereses, pues un triplazo suyo a un segundo del final decidió el derbi vasco de la Liga Endesa (82-80), una victoria que aleja todavía más la zona peligrosa de la tabla y alarga la condición de fortín de Miribilla, que se dio una nueva alegría.

Tras un partidazo jugado de poder a poder, con ambos equipos poniendo sobre la cancha argumentos para viajar hasta el éxito, la resolución fue taquicárdica. Con los de Jaume Ponsarnau recuperándose de un 0-11 entre el final del tercer acto y el arranque del último, el 77-74 a dos minutos y medio del final ponía a los locales en situación ventajosa, pero Codi Miller-McIntyre, un misil, enfrió los ánimos con dos canastas seguidas. Después de que Sacha Killeya-Jones, magnífico, y el baskonista intercambiaran dos tiros libres, el choque llegó con un 79-80 a los nueve segundos finales. Ponsarnau puso la responsabilidad en manos de Kullamae y este inventó el ‘Kullamazo’. Se quedó con la marca de Matt Costello, buscó espacio, activó la muñeca desde más de ocho metros y el balón, obediente, besó la red.

Fue el merecido premio a un notable partido del Surne Bilbao Basket, enérgico en labores de retaguardia para castigar a un rival fatigado por la doble jornada semanal de Euroliga, pero muy dañino cada vez que el choque entraba en el terreno de lo físico. Serio y eficaz, resistiendo un adverso 59-66 en el amanecer del acto final, los anfitriones volvieron a ser ese equipo revoltoso que cuando actúa como local es capaz de todo. Con Sacha Killeya-Jones como principal suministrador de puntos (22), Keith Hornsby, Alex Renfroe y el propio Kullamae sumando también en dobles dígitos y sacando mucho provecho de los triples en los primeros segundo de posesión, el equipo de Ponsarnau defendió su terreno con uñas y dientes hasta decantar el duelo de su lado gracias a un factor diferencial: el 24-8 en puntos al contraataque.

Arranque serio del Bilbao Basket

Con un arranque de partido con mucho ritmo y puntos, el acierto de Killeya-Jones y Renfroe, con ocho y cinco puntos respectivamente hasta el ecuador del primer acto, permitió a los anfitriones mover con soltura sus guarismos ofensivos, aunque el Baskonia no le anduvo en absoluto a la zaga exhibiendo variedad de recursos. Con el pívot con pasaporte británico, autor de doce puntos en los ocho primeros minutos de contienda, y Kotsar intercambiando canastas, el partido transcurría por parámetros de máxima igualdad hasta que dos triples de Reyes y Smith impulsaron a los anfitriones para cerrar el primer cuarto con un interesante 28-22.

El Baskonia incrementó su nivel de intensidad defensiva, utilizando más las manos y mostrándose más pegajoso en las marcas, y a los de Ponsarnau les costó fluir en ataque. Dos triples de Kullamae, uno de ellos a tabla, desatascaron al conjunto vizcaino, pero los de Ivanovic contestaron con otros dos misiles lejanos de Rogkavopoulos y Chiozza y tres tiros libres del base estadounidense para no perder la estela de su rival (34-31). El Surne Bilbao Basket aguantó durante casi nueve minutos con el estonio como único suministrador de puntos en juego porque su esfuerzo en retaguardia fue notable y a dos minutos del descanso amagó con lanzar un demarraje con el 43-34 tras mate de Reyes al contraataque, pero el Baskonia salió de las cuerdas aprovechando un puñado de errores del rival para mantener la verticalidad de la mano de Moneke y llegar al ecuador de la contienda muy vivo: 43-41.

Ese 0-7 fruto de un rebote ofensivo concedido, una canasta con adicional permitida y una pérdida de balón desinfló el colchón que tanto había costado confeccionar. Y en la reanudación la apuesta por suministrar de balones a Killeya-Jones cerca del aro no fue, ni de lejos, tan efectiva como en el primer tiempo. De hecho, Kotsar fue mucho más efectivo en el otro aro y el Baskonia no tardó en conseguir su primera renta del duelo (45-47). El Bilbao Basket reaccionó con tres triples de Hornsby, Killeya-Jones y Reyes, pero el partido entró en un guion indigesto para sus intereses, con pérdidas de bola que permitían correr a los de Ivanovic, letales en esas circunstancias. A los de Ponsarnau les costaba horrores ser efectivos si no conseguían buenos tiros en los segundos iniciales de posesión pues la defensa sobre el balón del Baskonia cortocircuitaba su juego. La falta de amenaza y efectividad desde las esquinas en las filas locales con Rabaseda y De Ridder en cancha facilitó esa labor a los alaveses, que tras un 0-8 llegaron a los diez minutos finales con un 59-63 favorable a sus intereses.

Solucionar problemas

El parcial baskonista se incrementó hasta el 0-11 antes de que Smith lo cortara de raíz con cinco puntos seguidos para estrechar el marcador hasta el 64-66. Tras conseguir equilibrar al luminoso, al conjunto vizcaino le faltó control y aplomo. Una pérdida al contraataque y una antideportiva de De Ridder a seis minutos del final volvieron a dar un colchón de cuatro puntos al equipo visitante. Con los dos equipos caminando sobre el alambre e intercambiando algún error de bulto, dos triples de Hornsby y Renfroe colocaron a los anfitriones en una situación notable, con 77-74 y balón a dos minutos del final, pero dos ataques muy mal jugados y castigados en el aro rival por Miller-McIntyre dinamitaron el choque. El 77-78 a 45 segundos del final invitaba a la taquicardia, resuelta finalmente con una genialidad de Kullamae.