La incorporación de más recursos acertados y la solidificación de novedosas sociedades sobre la cancha ha sido clave para que el Surne Bilbao Basket haya dado un serio paso al frente en sus deseos de tranquilidad en la Liga Endesa, ganando al Joventut, y de alimentar el sueño de poder conquistar un título continental, remontando ante el Legia Varsovia y sacando billete para las semifinales de la FIBA Europe Cup. Recuperar para la rotación principal a Álex Reyes –partidazo en Granada con 29 puntos y ocho triples–, activar a Tryggvi Hlinason donde de verdad es diferencial, en las cercanías del aro –14 puntos y 8 rebotes frente a la Penya–, aprender a explotar la interesante sociedad que pueden formar desde la segunda unidad el pívot islandés, notable bloqueador, y Adam Smith para generar espacios y situaciones de ventaja para ambos... Dentro de un colectivo que en varias fases de la temporada ha tenido problemas para ser sostenible en ataque, se agradece añadir focos ofensivos de peligro y en este aspecto el resurgir de un jugador del perfil de Kristian Kullamae es fundamental.

Tras atravesar por un importante bache de confianza después de fallar el tiro de la victoria en Badalona, castigado posteriormente sobre la bocina por aquel triple lejanísimo de Andrés Feliz que desembocó en una derrota muy difícil de digerir, el escolta estonio ha recuperado sensaciones en los últimos compromisos, lo que agradece mucho un equipo que no va sobrado de jugadores que puedan generarse sus propios lanzamientos y que tengan la capacidad para salirse del guion preestablecido en situaciones de atasco y buscarse por sí mismos vías de anotación tanto desde el triple, penetrando a canasta e incluso desde la media distancia.

En los últimos ocho encuentros de la Liga Endesa, Kullamae promedio 13,2 puntos con un magnífico 65,8% en tiros de dos puntos y un notable 44,1% en triples. Además, es de agradecer su regularidad en la faceta ofensiva pues en siete de ellos ha alcanzado los dobles dígitos y en todos ellos se ha movido entre los nueve y los 17 puntos anotados, cifra esta que alcanzó el pasado domingo ante el Joventut y que es la segunda más elevada que ha firmado en el presente ejercicio. El estonio despuntó con los 33 puntos en menos de 25 minutos que facturó en Miribilla ante el Coviran Granada, actuación que le valió para ser el MVP de la quinta jornada de la Liga Endesa, pero su rendimiento no estaba siendo sostenido, pagando probablemente a sus 24 años el hecho de vivir su primera temporada con notables responsabilidades en una competición de la exigencia de la ACB.

Tras un arranque de campaña con dientes de sierra en su rendimiento pero más que satisfactorio en líneas generales, fallar aquel tiro de la victoria en la cancha del Joventut en la décima jornada hizo mella en Kullamae. “Nos sorprendió un poco porque posiblemente es el más introvertido del equipo y creíamos que ese rasgo de su carácter podía ayudarle a que le afectara menos. Pero le afectó. En ese momento descubrimos que es un jugador con máximos más altos de lo que esperábamos pero también con mínimos más bajos”, explicó Jaume Ponsarnau en una entrevista en DEIA.

Entre las jornadas 13 y 17, sus niveles de efectividad entraron en barrena, con un 4 de 20 en tiros de dos puntos y un 2 de 18 en triples en esos cinco encuentros. Además, recientemente se vio fuera de la convocatoria en dos importantes encuentros de la FIBA Europe Cup, contra el Oporto en la segunda fase de grupos en Miribilla y en la ida contra el Legia Varsovia. Sin embargo, el estonio ha sabido sobreponerse a todo para dar un paso al frente y recuperar su mejor versión, lo que ha tenido un efecto importante en el juego del Surne Bilbao Basket.