Jonathan Rousselle acabó antes de tiempo su etapa en el Dijon y la llamada del Granada le hizo regresar a la Liga Endesa. El azar le ha colocado en el camino del Bilbao Basket y “con todos los respetos, para nosotros es una gran oportunidad porque no jugamos contra el Real Madrid”. Con su familia en Francia, dejar al equipo nazarí en la Liga Endesa es su prioridad antes de decidir su futuro.

Imagino que entre sus planes no entraba enfrentarse al Bilbao Basket en este momento de su carrera.

No, desde luego no era el plan inicial. Pero en la vida del deportista hay que saber adaptarse, ahora estoy en Granada y estoy contento de enfrentarme al Bilbao Basket, la pena es que no sea en Miribilla.

Pero en la situación en que está su equipo, mejor jugar en casa.

Sí, exacto. En lo deportivo es mucho mejor jugar en Granada porque nosotros estamos peleando por nuestra vida y cada partido, sobre todo en casa, es una oportunidad importante.

Cuando dejó el Bilbao Basket aseguró que le gustaba que esa fuera su única camiseta en la ACB. Se fue al Dijon, pero las cosas no han ido como esperaba.

Ese era la idea, pero insisto en que en el deporte todo cambia muy rápido y tengo que ser honesto, cuando te llega una oportunidad de volver a la ACB no debes ni pensarlo, sobre todo si te reclama un equipo que te necesita, que habla el mismo idioma que tú y era algo que tenía que valorar.

¿Cómo le llega la oportunidad de jugar en el Covirán Granada?

En el Dijon la situación estaba complicada, sobre todo porque el entrenador y yo no estábamos de acuerdo en cómo jugar. Llegó un momento en el que estaba más tiempo en el banquillo que en la pista y no quería que el final de mi carrera fuera así. Entonces, tuve claro que no podía seguir así y llegó la oportunidad del Granada. Fue también difícil la decisión porque he dejado mi familia en Francia y estoy solo. Esa era la parte dura, pero deportivamente estaba claro porque supone volver a una liga en la que puedo jugar mejor que en Francia porque me gusta más el baloncesto de la Liga Endesa.

Y no le retrajo la situación deportiva del Granada, en la lucha por la permanencia.

Pudo haber dudas, pero recibí muy buenas informaciones del equipo, del entrenador, del club. Sé que tengo que pelear por la permanencia, pero no tengo miedo porque es algo que ya viví en Bilbao. Prefiero jugar por algo importante como salvar un club o una ciudad que no jugar nada o jugar en un sitio donde no me necesitan o no estoy feliz.

Esa experiencia suya o del propio Granada en situaciones complicadas, ¿les está ayudando a manejar la que viven ahora mismo, además con tanta igualdad en la competición?

Sí, seguro. Cada año es diferente, pero con esa experiencia en la mochila es más fácil gestionar todo. Aunque hay presión, claro.

Mañana tienen una oportunidad de dar un paso muy grande a costa del Bilbao Basket.

En casa no podemos fallar, sobre todo contra este tipo de rivales que, con todo el respeto al Bilbao Basket, no son el Real Madrid. Va a ser muy difícil de ganar, como todos, pero está más a nuestro alcance. Es una oportunidad muy grande.

Usted llegó a Granada en diciembre, pero el equipo no ha terminado de coger regularidad, pese a algún buen triunfo como en Valencia.

Cuando un equipo no está ganando siempre se buscan soluciones, y eso significa movimientos, cambios de jugadores. Las lesiones son parte del juego y no puedes hacer nada contra eso, pero lo otro es habitual en el baloncesto actual. Seguro que no ayuda a crecer como equipo, pero sí puede fortalecer algún punto débil.

¿Cree que el Bilbao Basket se puede meter en problemas?

No, están haciendo un buen trabajo con lo que tienen y no están en peligro. Desde luego, prefiero su situación que la nuestra. No les veo en la misma pelea que nosotros.

Ya no queda mucha gente con la que coincidiera en Bilbao. ¿Le gusta este Bilbao Basket?

Si, desde luego. Rafa Pueyo siempre hace buenos equipos con el dinero que tiene. Tiene ese buen ojo y esa calidad para fichar y hacer un equipo completo y equilibrado. Es como los que yo conocí, con calidad en todos los puestos y juegan como un equipo, que es lo más importante cuando el presupuesto es ajustado.

¿Mandaría algún mensaje a la afición del Bilbao Basket, sobre todo tras el disgusto del miércoles?

El mensaje es que no dejen de animar y que tengo mucho cariño hacia ellos, como ellos hacia mí. Vamos a ser rivales, enemigos, solo por cuarenta minutos. Luego, volvemos a recuperar nuestra historia de amor.

¿Cree que habrá una oportunidad de verle de nuevo en Miribilla como rival?

No lo sé, ojalá, pero es difícil decirlo ahora mismo por dónde irá mi futuro. Es muy pronto. Cuando salí de Bilbao pensaba que tenía controlado y ha habido un cambio muy brusco. Voy día a día, no cierro ninguna puerta ni en Francia ni en la Liga Endesa. Soy muy feliz en España y me gustaría seguir aquí, pero hay mucho que valorar, sobre todo lo que tiene que ver con la familia. Es lo único que tengo en la cabeza, no pienso en el mañana. No hay nada imposible y es importante el tiempo de todo y ahora estoy muy centrado en ayudar al Granada a seguir en la ACB. Es lo único que tengo en la cabeza, no pienso en el mañana, porque es algo que se merece porque es una ciudad fantástica y un club muy familiar que también hace las cosas muy bien con el dinero que tiene.

Por tanto, Bilbao y Granada se parecen bastante.

Sí, en los dos clubes hay cercanía, calidez y una afición muy entregada y que te apoya. Para un jugador no hay nada más importante.