En pleno bache de resultados en la Liga Endesa y con la herida aún abierta de la derrota del domingo en la cancha del Joventut tras tener el éxito al alcance de la mano, el Surne Bilbao Basket regresa hoy miércoles a ese oasis competitivo que ha encontrado en la FIBA Europe Cup para cerrar la primera fase de grupos con una visita a los Caledonia Gladiators convertida en puro trámite, pues el billete para la siguiente fase quedó sellado el pasado miércoles en la cancha del CSU Sibiu. En el Grupo K, los hombres de negro quedarán encuadrados con el Balkan Botevgrad búlgaro, el Varese italiano o el Gottingen alemán, y el peor de los seis mejores segundos clasificados, con un amplio abanico de aspirantes todavía con posibilidades –desde el Oradea rumano al Bahcesehir turco, pasando por el Oporto o el ZZ Leiden holandés–.

Para esta cita, el conjunto vizcaino se ha desplazado a tierras escocesas sin Denzel Andersson, que arrastra unos problemas en el Aquiles, y Álex Reyes, afectado por un virus que también ha alcanzado a Tomeu Rigo, con los canteranos Unai Barandalla y Asier Fernández completando la convocatoria. En el encuentro de la primera vuelta disputado en el Bilbao Arena ya quedó clarísima la enorme diferencia de potencial existente entre ambos conjuntos (106-58) y los de Jaume Ponsarnau quieren aprovechar el enfrentamiento de hoy para resetear sus mentes después del dolorosísimo desenlace acontecido en el Olimpic de Badalona y empezar a coger tono para la importante visita del Unicaja el próximo sábado. La escuadra anfitriona, por su parte, querrá exprimir sus opciones de acceder a la siguiente fase continental, para lo que la victoria es obligatoria.

“Tenemos que estar orgullosos de todo lo que ha pasado en esta liguilla. En el grupo teníamos un equipo muy bueno, el Anwil Wloclawek, y fuimos capaces de ganarle los dos partidos. Era el favorito del grupo. Es algo positivo que hemos conseguido y nos merecemos que este partido sea de trámite. Pero aunque sea así, necesitamos este encuentro para seguir creciendo. Hay retos que tenemos por delante como construir solidez, acabar mejor los partidos, mejorar algunos detalles para generar ventajas... Tenemos el objetivo de que este duelo nos ayude a mejorar”, apuntó Jaume Ponsarnau, haciendo hincapié en la conveniencia de que este enfrentamiento “nos ayude de cara al del sábado ante el Unicaja. A pesar de que es un viaje duro, una pista compleja y jugar con balones que no serán los del sábado, queremos que a nivel de sensaciones, intensidad, ritmo y tono nos prepare para el sábado”.

Ahora mismo, el foco prioritario del Surne Bilbao Basket se encuentra en regresar a la senda de la victoria en la competición doméstica después del último balance de 0-5 y de haber desperdiciado el pasado domingo una inmejorable oportunidad para finiquitar esa mala racha, pues ganaba por siete puntos a un minuto del final antes de acabar hincando la rodilla con el triple de más de veinte metros sobre la bocina final de Andrés Feliz. A su particular Tourmalet en forma de durísimo calendario le falta todavía recibir el sábado al Unicaja y visitar la próxima jornada al Valencia Basket y necesita ir recuperando una versión más sostenible tanto como colectivo como por parte de algunos de sus jugadores para afrontar una fase del curso que se antoja notablemente importante.