A sus 34 años, el base andorrano tenía pensado el pasado verano seguir su carrera profesional lejos de la Liga Endesa, pero la llamada de Marc Gasol para que se incorporara al Bàsquet Girona lo cambió todo. Muy contento con la decisión tomada, quiere aportar su granito de arena en la consolidación del proyecto en la élite mientras, desde la distancia, asiste con agrado a la desahogada situación clasificatoria del Surne Bilbao Basket, al que visita este domingo.
¿Cómo llega Bàsquet Girona al partido del domingo?
-El parón de febrero nos hizo un poco de daño y creo que ahora estamos mejorando. Estábamos en una línea espectacular, jugando muy bien, con energía, y ganando muchos partidos, pero el parón nos frenó. Después hemos tenido dos partidos difíciles, pero en Málaga no estuvimos bien y contra Valencia, aunque mejoramos después del descanso, en la primera parte nos costó. En la última semana hemos mejorado bastante, volviendo al nivel que queremos.
Tras un arranque complicado, firmaron cinco victorias en seis partidos. Ahora mismo acumulan ocho. ¿Da para estar tranquilo tal y como está actualmente la Liga Endesa?
-Además de los tópicos de ir día a día, partido a partido, nosotros hemos hecho hincapié en querer mirar hacia arriba, en tener una pizca de ambición. Cuando miras hacia arriba te olvidas de lo de abajo, ganas algún encuentro que quizás no esperabas. Es una de las ligas con menos victorias de los de abajo que yo recuerdo, pero nunca sabes si alguno puede despertar y empezar a ganar partidos. La ACB siempre es peligrosa.
Llega a Girona el pasado verano procedente del AEK. ¿Quería regresar a la ACB o qué fue lo que le hizo decantarse por esta posibilidad?
-Yo estaba muy bien en Atenas, pero Marc Gasol tuvo una incidencia directa en mi decisión. Me llevo muy bien con él desde el Mundial que ganamos en 2019 y cuando me explicó su proyecto vi que era algo que me apetecía. Me apetecía ser importante en su consolidación en la ACB y en su crecimiento cada curso. Sus ideas me llamaron la atención. En un principio yo le había dicho a mi agente que solo buscara fuera de España porque es una realidad en la que me he encontrado muy cómodo. Quitando el año en Bilbao, en la ACB nunca había acabado de estar del todo a gusto aunque esa también era una espinita que tenía dentro. Este año la he ido quitando.
Viéndolo desde fuera, el Girona no parece un club al uso, más bien una entidad que pretende ir más allá en cuestiones sociales.
-Así es. Es un club que se preocupa mucho de los temas referentes al medio ambiente, la sostenibilidad, muy enfocado a la base y a las categorías inferiores, pendiente de crear comunidad y sinergías con el baloncesto femenino… Como jugador, no sientes que estás en un club recién ascendido, de los que llamamos pobres. Manejan un proyecto muy chulo, han tenido un crecimiento muy grande. Este primer año el objetivo era mantenerse sin sufrir demasiado y a ver si conseguimos consolidarnos en el futuro, creciendo en ambición.
¿Cómo se lleva eso de ser compañero de vestuario del presidente?
-A ver... (risas). Marc Gasol ya impone bastante de por sí siendo jugador, no le hace falta la figura de presidente para mandar. Manda porque es Marc Gasol. Si fuera simplemente un jugador sería prácticamente igual. Sí que es una situación rara porque él tiene todo el control del club, está pendiente de todo. Yo vine aquí más que nada por él. Está muy metido en el club, en la toma de decisiones, quiere estar informado de todo… Seguro que es una situación que desgasta, pero bonita.
“Marc Gasol ya impone bastante de por sí siendo jugador, no le hace falta la figura de presidente para mandar”
Que una persona tan grande en el mundo del baloncesto decida apostar de forma tan decidida por un club de ACB, y no precisamente de los grandes, es digno de agradecer.
-Sin duda. ¡Aquí están para hacerle una estatua! Cogió el club cuando no recuerdo si estaba en EBA o aún más abajo y lo ha subido a la ACB. Siendo la figura que es, además es muy humilde y lucha por aquello en lo que cree. Es muy inteligente. No olvidemos que jugó con el equipo en LEB Oro. Es fácil decir que lo vas a hacer, pero cumplir y liderarlo en el ascenso… Es el ejemplo de lo mucho que significa para él Girona, el club y lo comprometido que está con la causa.
Y para un base, el prototipo de jugador para tener en cancha.
-Es una delicia. Es un jugador muy inteligente, se adapta a todo, puede pasar, tirar, juega por dentro y por fuera… Además es muy competitivo y muy exigente con la gente que puede dar más de sí. Es una combinación fantástica y, para mí, el mejor jugador de esta liga. Es un lujo jugar con él.
Hablando de experiencias, ¿cómo es ser entrenado por Aíto García Reneses?
-Otro maestro. Estamos muy contentos. Como has dicho antes, empezamos el curso un poco mal a nivel de resultados, pero me parece impresionante cómo a través de las cosas básicas del baloncesto es capaz de hacer mejorar a los jugadores jóvenes y también a los veteranos, a gente que es ya de nivel ACB. Yo veo que estoy mejorando con él. Pero lo de los jóvenes es una cosa impresionante, en muchos de ellos se ve la mejora de semana en semana. Y claro, con ellos mejora el colectivo. Es un maestro y una leyenda. Lo tiene todo controlado. Cuando íbamos 2-9 transmitía una calma muy importante para nosotros, siempre cree en lo que hace. Repito, lo llamativo es que no se complica. Te explica con absoluta paciencia conceptos que podrías pensar que son de infantil pero que luego te ayudan una barbaridad en cancha. Gracias a su experiencia se anticipa a muchas cosas.
Vamos, que no es casualidad que haya catapultado en sus inicios la carrera de tantos y tantos jóvenes que han llegado muy alto.
-Para nada. Suelo decir que ojalá me hubiese cogido cuando era más joven, probablemente mi carrera habría sido mejor. Te enseña cosas que siendo básicas te llevan a estar siempre preparado, un paso por delante. Esas cosas podrían haber sido muy aprovechables para mí. No me quejo para nada de mi carrera, pero siempre había querido trabajar con él y fue otro de los factores para venir.
¿Y es tan didáctico como dicen en aspectos externos al baloncesto?
-Ha vivido tanto… Si yo con 34 años echo la mirada atrás y veo todo lo que he pasado, imagínate él que lleva más de cincuenta años en los banquillos. Entre que tiene mil historias y sabe de muchas cosas, es un aprendizaje continuo. Hay veces que te hace preguntas que nada tienen que ver con el baloncesto y te descoloca, te hace pensar. Es una persona muy curiosa que te hace ver que nunca está de más aprender cosas nuevas.
¿Y cómo valora su temporada?
-Siendo sincero, me costó arrancar. Soy un jugador muy de pick&roll y al principio casi no jugábamos así, era un juego totalmente diferente al que yo había jugado prácticamente desde antes de estar en Bilbao. Pero desde que cambió mi rol y empecé a jugar más minutos y a tener más protagonismo el equipo empezó a hacer las cosas mejor y yo también. Mejoramos de la mano y fue cuando llegaron las victorias que nos permiten estar en la zona tranquila. Ahora quiero acabar el curso de la mejor manera posible. Estoy muy metido en el proyecto del club y ojalá pueda seguir ayudando.
¿Y la del Surne Bilbao Basket?
-Al principio de temporada parecía uno de los equipos que podía sufrir, con mucha gente nueva y con poca experiencia en esta liga, pero arrancaron de forma espectacular, ganando muchos partidos y teniendo a un par de jugadores como Ludde Hakanson y Adam Smith en un estado de gracia importante y al resto aportando. Pero creo que ha sido el estado de gracia de Hakanson durante dos o tres meses el que les elevó a ganar muchos partidos en los que daba gusto verles jugar y ahora quizás se han frenado un poco. Parece que jugar dos competiciones les ha podido castigar un poco, pero al igual que nosotros están en una zona que no les permite estar en play-off, pero tampoco les hace sufrir. Su temporada es de admirar, hay equipos que parecía que tenían más recursos y están abajo sufriendo.
“A principios de temporada el Bilbao Basket parecía uno de los equipos que podía sufrir, pero su rendimiento ha sido digno de admirar”
¿Sigue siendo especial para usted regresar a Bilbao después de tantos años de su salida del club?
-Por supuesto. Miribilla, de las canchas de la ACB, es la más especial para mí con mucha diferencia. No había podido volver y cuando lo hice, con el Valencia, fue uno de mis primeros partidos con el equipo, tenía minutos limitados y creo que no estuve más de cuatro o cinco en cancha. Me apetece regresar y jugar un buen partido, volver a disfrutar de Miribilla aunque sea de rival. Tengo muy buenos recuerdos de mi temporada allí porque fue el año que cambió mi carrera. Tengo mucho cariño a la gente de Bilbao y yo también recibo mucho cariño por parte de ellos, algo que agradezco. También al club.
¿Cómo afronta el futuro?
-Intento no pensar en ello. Ves que los de tu generación se van retirando y te hace reflexionar. Este año estoy disfrutando. Después del duro año en Valencia, me vino bien la experiencia en el AEK Atenas y ahora en Girona estoy muy bien. Mientras pueda seguir ayudando, yo disfrute y el cuerpo me lo permita, quiero seguir. Cada vez el juego es más físico pero también menos talentoso, algo que desde mi prisma personal es una pena, pero mientras pueda aportar quiero estar al pie del cañón. Tampoco quiero retirarme arrastrándome o casi sin jugar. Quiero acabar con buen sabor de boca. Ojalá me queden un par de añitos, aunque tampoco muchos. ¡Los jóvenes cada vez corren más!