ADAM Smith disfruta a lo grande de las experiencias que se derivan de su condición de jugador profesional de baloncesto. “Me ha permitido viajar, conocer muchas ciudades y culturas. Es algo que me encanta”, reconoce. El deporte ha permitido al escolta del Surne Bilbao Basket vivir estos últimos siete años en Italia, Francia, Turquía, Grecia, Polonia e Israel y ahora disfruta, dentro y fuera de la cancha, de lo que le ofrece la capital vizcaina “Es perfecta. Ni demasiado grande ni demasiada pequeña, puedes llegar a cualquier lado andando durante diez minutos y es ideal para vivir con la familia”, admite. En su melodía vital, su profesión convive con su otra gran pasión: la música. Con un máster en Producción Musical en Georgia Tech, en 2019 grabó Across the Pond, un álbum de hip-hop compuesto por diez canciones que puede escucharse en plataformas como Spotify. “¿Si lo he puesto en el vestuario? No. Intento separar los dos mundos. Cuando juego a baloncesto me centro plenamente en ello”, apunta entre risas.

Smith (08-XI-1992, Jonesboro) creció idolatrando a Allen Iverson. “Cambió el juego. Tenía ese look especial, los tatuajes, el peinado… ¡Y era pequeño como yo! Me podía identificar con él”, recuerda. En su periplo en la NCAA pasó por tres universidades. “Arranqué en UNC-Wilmington, un centro pequeño. Tuve un gran año freshman y pude pasar a una universidad mucho mayor, Virginia Tech. Quería probarme en un nivel superior, competir contra los mejores. Estuve allí tres años. Me gradué pronto, por lo que podía jugar una temporada más y decidí que era el momento de regresar a casa. Soy de Atlanta y me marché a Georgia Tech. Fue muy especial jugar delante de mi familia y de mis amigos”, admite. En ese curso con los Yellow Jackets compartió equipo con un ilustre exhombre de negro: Ben Lammers: “Gran tipo. Muy callado pero un jugador increíble. Tiene un feeling y un timing increíbles para un jugador tan alto”.

Smith no perdió el tiempo durante su experiencia universitaria. En Virginia Tech se licenció en Comunicación Multimedia –“producción audiovisual, periodismo... lo que me gusta es el trabajo que hay detrás, sobre todo lo referente a la edición de vídeos”–, mientras que en su último centro obtuvo el máster en Tecnología y Producción Musical. “Siempre he sido un gran fan de la música. Forma una parte importante de mi vida y también de la de mi familia. Por eso quise profundizar en mis conocimientos en este área y acumulé experiencia en lo referente a la producción musical, horas de estudio de grabación...”, rememora. En 2017, le llegó el momento de dar el salto al profesionalismo. “Por aquella época me preguntaban sí creía que iba a tener futuro en el siguiente nivel y yo no estaba seguro. Tampoco pensaba mucho en ello, me centraba en mis estudios y en el juego. Fue al final cuando empezaron a llegar agentes para ofrecerme cosas. Pensé en tirar por la Liga de Desarrollo o por probar suerte en Ligas de Verano de la NBA, pero al final acabé firmando mi primer contrato en Italia”.

Su primer destino fue Roseto, en la A2, una ciudad con menos habitantes (25.000) que el campus universitario del que procedía. Cruzar el charco no le supuso ningún shock ni ningún problema de adaptación. Al contrario. En ese momento comenzó un periplo que ha sabido saborear gracias a una clave: “Mente abierta”. “Mi padre es militar y cuando era más joven tuvimos que movernos mucho. Por su trabajo vivimos cuatro años en Hawái, por lo que siempre he estado habituado a los cambios, a vivir diferentes experiencias, conocer muchas culturas y costumbres, probar la gastronomía de lugares distintos... De hecho es algo que amo. La clave es abrir tu mente y saber que cuando dejas tu casa no puedes esperar que las cosas sean como en ella. Es algo que no tiene sentido, es bueno probar cosas nuevas”, resume como filosofía de vida. Disfrutó Roseto –“bonita playa, gran comida”– y en el plano deportivo las cosas le fueron bien al acabar como segundo mejor anotador de la A2, con 23,6 puntos por cita.

Allí comenzó un largo viaje que le ha llevado por otros equipos de Italia (Orzinuovi, Orlandina y Ravenna), Francia (Elan Chalon), Turquía (Socar Petkim y Merkezefendi Denizli), Grecia (Paok Salónica e Ionikos), Polonia (Zielona Gora) e Israel (Hapoel Holon) antes de aterrizar en Bilbao. “Me encanta estar en Europa. Me encanta el baloncesto europeo. Nos ha permitido a mí y a mi familia acumular numerosas experiencias, viajar, conocer muchísimos países y culturas. Está siendo increíble”, destaca. De hecho, cuando se le pide alguna experiencia negativa de todos estos años pide tiempo para pensárselo, no le viene ninguna en especial a la cabeza y finalmente opta por “los viajes cuando estuve en Polonia. Disputábamos también la VTB League y a veces nos tocaban viajes de prácticamente 24 horas, entre avión y autobús, a Rusia en medio de climas muy duros”.

Grabar un álbum

Además, este periplo europeo le permitió en 2019 cumplir uno de sus sueños, publicar un álbum, ese Across the Pond en el que hay canciones que relatan vivencias y experiencias baloncestísticas. “Llevo dos o tres años sin hacer música, sin meterme en un estudio de grabación. Quizás cuando mi carrera se acerque a su fin lo retome. Hace tres años grabé un álbum completo en Bolonia. Fue una gran experiencia, un álbum de hip-hop que me sirvió de vehículo para expresar mis sentimientos, vivencias e ideas. En aquella época coincidimos en Italia algunos jugadores estadounidenses con interés en la música, nos juntamos unos días en Bolonia, estuvimos un puñado de horas en el estudio y la verdad es que salió un buen e interesante álbum”, recuerda con cariño.

Ahora que se ha convertido en uno de los referentes del Surne Bilbao Basket, disfruta de la capital vizcaina tanto dentro como fuera de las canchas. “Que en el País Vasco tengáis vuestra propia cultura lo hace todo incluso más interesante”, apunta, destacando que “ofrece muchas posibilidades para hacer actividades con nuestros dos niños, muchas zonas verdes, parques con columpios... Mi hija va a clases de baile y se lo pasa increíble. Y luego tengo tiendas de todo tipo y, por supuesto, muchos restaurantes con muy buena comida. Los estoy disfrutando”. Y es que Smith dice ser una persona de gustos sencillos y deseo por probar nuevas experiencias y sensaciones a la mínima oportunidad: “Me gusta ver películas, leo bastante y, sobre todo, paso tiempo con mi familia. Disfruto con ellos de esta experiencia. Una de las cosas que más nos gusta es probar la gastronomía de cada lugar. Nos encanta la paella, la tortilla y, cuando yo no tengo partidos, nos gusta el kalimotxo. Cuando mis partidos nos lo permiten nos gusta salir y empaparnos de la cultura de cada sitio”.

Su experiencia como hombre de negro también está siendo enriquecedora. “Lo de nuestros aficionados en el pabellón es impresionante y el ambiente en el vestuario es muy bueno, con muy buena gente. Tenemos un equipo con experiencia en el que todos compartimos los mismos objetivos y eso hace que todos queramos trabajar duro para ganar partidos. Todos somos profesionales y desde el primer día que llegué mezclamos muy bien”, reconoce, satisfecho con su rendimiento individual y también con el colectivo: “Estamos a punto de acabar la primera vuelta y estamos rozando el top 8. Nos gustaría estar incluso más arriba, pero creo que estamos haciendo un trabajo muy sólido. Personalmente, creo que estoy jugando bastante bien, aunque pretendo hacerlo mejor aún. Lo mismo opinan mis compañeros de sí mismos y eso es importante para mejorar”.

La guinda sería ganar el domingo en el Palau y lograr un billete para la Copa. “El de Barcelona lo tenemos que afrontar como un partido más, con el objetivo de seguir mejorando e intentar ganar. Sabemos que si ganamos podemos tener el premio de la Copa, pero nuestra meta principal debe ser competir y mejorar con respecto a nuestro último partido”, afirma.