A Liga Endesa ha entrado en una fase de supervivencia, de sálvase quien pueda con un reguero de partidos aplazados y recolocados en el calendario para tratar de que la competición continúe dentro de la normalidad que permite el dichoso ómicron, que ha trastocado todas las planificaciones y puede provocar situaciones de agravio comparativo en la decisión de qué partidos se pueden jugar y cuáles no. Quizás a ello se refería Ibon Navarro cuando dijo que "las normas hay que seguirlas, pero me gustaría que las siguiese todo el mundo. A veces por ser bueno y ser honrado, eres tonto". El técnico gasteiztarra del Andorra se equivocó al tirar la piedra y esconder la mano, al no concretar el dardo de sus críticas, pero esa misma frustración puede embargar a todos los entrenadores al ver que de nuevo las cosas se escapan de su control y que los resultados, siempre traicioneros, dependen demasiado del azar que expande el virus.

Quizás todo se solucionaría si la ACB obligara a comunicar de forma fehaciente qué jugadores son bajas para cada partido y así evitar suspicacias. Pero como eso no es posible, hay que plantear los encuentros casi a ciegas, reducir hojas en los informes de scouting y confiar en el talento de los jugadores. Es imposible hacer predicciones cuando hay equipos con tres partidos pendientes y solo uno, el Casademont Zaragoza, que ha jugado todos. El Surne Bilbao Basket ha llegado a esta situación con seis victorias consecutivas en Miribilla, su mejor racha como local desde la temporada 2014-15. Esto le permite dejar ya a seis equipos por detrás después de quince partidos, una situación que habría firmado el seguidor más optimista de los hombres de negro después de las cinco derrotas iniciales.

Aún está pendiente la primera victoria fuera de casa, pero ahora se trata de ir pescando en este río revuelto que ha provocado el covid de forma inesperada. No solo por los positivos que afectan a las plantillas, sino por las restricciones en los aforos. La temporada empezó en Miribilla con solo el 30%, luego se elevó al 80%, después se exigió presentar el pasaporte covid y ahora de nuevo se ha rebajado a la mitad. La asistencia de algo más de 4.000 personas ayer en el Bilbao Arena hubo que darla por buena, aunque el ambiente estuvo frío, a tono con un partido jugado en segunda marcha por los dos equipos. También es entendible porque muchos seguidores del Bilbao Basket estarían confinados y otros quizás reticentes a compartir un espacio cerrado. Está tardando en volver el baloncesto de antes, pero los hombres de negro han conseguido, pese a todo, hacerse fuertes en casa gracias a su crecimiento en el aspecto defensivo que ayer le ahorró, probablemente, un disgusto final en un duelo en el que nunca estuvo por detrás.

homenaje a mouhammad

En un día en el que la ACB lamentó el fallecimiento de Ricardo Hevia, histórico entrenador que dirigió a varios equipos en los últimos años del siglo pasado, el más feliz en Miribilla fue Mouhammad Fadal Diouf, que el pasado mes de junio rescató a una persona de morir ahogada en la ría de Bilbao. En los prolegómenos del partido, la presidenta Isabel Iturbe hizo entrega de una camiseta al joven senegalés, un enamorado de baloncesto, que aún está a la espera de regularizar su situación y que forma parte de los programas de integración que fomenta la Fundación Bilbao Basket.

La enorme ovación que se llevó Mouhammad sirvió para encender los ánimos después de tres semanas sin competición. El recuerdo anterior era el choque ante el Gran Canaria, resuelto con gran brillantez por el equipo de Álex Mumbrú. El de ayer no fue tan bonito, pero valió lo mismo o más porque se logró ante un rival que ahora mismo es directo y que llevaba cuatro años sin perder en Miribilla. El miércoles hay otra cita, o no, quién sabe. El covid dispone.

Dureza mental. Alex Mumbrú no dudó en admitir que "lo más importante ha sido la victoria" tras un partido en el que el Bilbao Basket se mostró "falto de ritmo". "Se nos ha hecho largo. Hemos empezado con ganas, pero con torpeza y poco fluidos", asumió el técnico. En la segunda parte, Hannah "metió al Andorra en el partido, pero hemos cometido muchos errores que nos han impedido ganar con más comodidad". La victoria da tranquilidad al equipo para afrontar esta fase incierta en la que "hay que ser duros mentalmente porque la competición debe seguir. Ahora mismo no sabemos los jugadores que vamos a tener contra el Unicaja el miércoles. Lo importante es intentar recuperarnos y estar preparados".

Es imposible hacer predicciones cuando hay equipos con tres partidos pendientes y solo uno, el Zaragoza, ha jugado todos

Mientras vuelve el baloncesto de antes, los hombres de negro han logrado hacerse fuertes en casa gracias a su crecimiento en defensa