A llueve mucho menos en el horizonte del Surne Bilbao Basket. Sus dos victorias consecutivas en casa ante el Urbas Fuenlabrada y el Hereda San Pablo Burgos no han impulsado en la clasificación al conjunto de Álex Mumbrú, penúltimo, pero sí que han borrado el incómodo cero que figuraba en su casillero de éxitos tras la disputa de las cinco primeras jornadas, le han permitido no desconectarse de la zona templada de la tabla (el octavo clasificado, el Río Breogán, solo suma un triunfo más) y, por encima de todo, han insuflado aire en sus pulmones al tiempo que han aportado mucha tranquilidad tanto dentro del vestuario como a la marea negra. También alegría. Todo se ve más bonito a través del cristal de las victorias, pero estas dos últimas citas no solo han aportado la guinda de acabar en celebración en el centro de la cancha, sino que han servido para que equipo y afición vuelvan a encontrarse y a disfrutarse.

Lo dijo Mumbrú el pasado domingo. Ni el panorama era tan negro con el 0-5 ni seguramente sea tan de color de rosa a día de hoy. Queda mucho camino por recorrer pero en el conjunto vizcaino sí que se perciben avances prácticamente cada semana en lo referente al ensamblaje de las piezas y al conocimiento que cada una de ellas va adquiriendo de sus compañeros y de su nuevo entorno competitivo. Seguramente el plan de actuación del equipo estaba ahí desde el principio y la acumulación de jornadas de trabajo ha hecho que la ejecución del mismo vaya ganando en precisión, contundencia y sostenibilidad. Las principales virtudes de este Surne Bilbao Basket se centran en la faceta ofensiva y el grupo está aprendiendo a exprimirlas para alcanzar una versión competitiva que le ha permitido ganar estos dos últimos partidos en casa tras no haber estado muy lejos de lograrlo con anterioridad en tres citas a domicilio (Joventut, Tenerife y Murcia).

El conjunto vizcaino es el cuarto que más puntos encaja en esta Liga Endesa (87,2 por cita), pero es ya el sexto que más anota (80,1). Curiosamente, en las siete jornadas disputadas ha metido más puntos que el Barça, líder invicto, y solo uno menos que el Real Madrid, segundo clasificado. Solo este tipo de equipos, los que figuran en la élite europea, pueden permitirse armar estructuras profundas con jugadores que sobresalen tanto en ataque como en retaguardia. El resto viven de apuestas y de intentar generar una identidad a partir de ellas. "Por nuestra confección de equipo, tenemos jugadores que muchas veces necesitan anotar para sentirse partícipes dentro de la defensa y es importante que vayamos solapando ambos factores para ser mejores en las dos facetas", reconoció Mumbrú antes del partido contra el Burgos. "Queremos defender, que no nos metan, pero está claro que hace ya tiempo que no se juega a anotaciones de 60 puntos. Tenemos puntos, jugadores que cuando anotan están mucho más felices y eso se nota", añadió tras el duelo.

El hecho de que Andrew Goudelock y Valentin Bigote, dos anotadores explosivos, encabezaran el pasado verano la lista de refuerzos evidencia que el Bilbao Basket entendía que necesitaba más artillería que el curso anterior para moverse en el exigente ecosistema de la Liga Endesa. Lo mismo puede decirse de piezas como Gytis Masiulis o Ángel Delgado, con recursos también para aportar puntos. Solo Rafa Luz y Jeff Withey responden al perfil de reputados especialistas defensivos. El resto ofrece su mejor nivel de esfuerzos y resultados en retaguardia mientras más cómodos se siente en ataque y eso es lo que, por lo visto al menos en estos dos últimos partidos, va consiguiendo el conjunto vizcaino, que la faceta ofensiva sea cada vez más fluida y coral. Para remontar ante el Fuenlabrada se necesitó mucho peso anotador de Goudelock y Bigote. Frente al Burgos otros jugadores como Masiulis, Delgado o Ludde Hakanson con su triplazo final fueron vitales en los momentos más calientes. Rebajar los guarismos de puntos recibidos será importante -aquí van apareciendo también nuevos recursos- porque no siempre se podrá lucir un 48% en el triple, pero este Bilbao Basket tiene una identidad y está aprendiendo a explotarla.