N único encuentro, sobre todo si es el que levanta el telón de una nueva temporada, ofrece escasos argumentos para sacar conclusiones sobre las posibilidades de un equipo en el aspecto competitivo, aunque sí que puede servir como esbozo de la obra que puede ir elaborándose con el paso de las semanas, cuando las distintas piezas de su engranaje vayan dejando claro lo que pueden y no pueden ofrecer y se vaya consiguiendo, o no, lo más complicado para el buen funcionamiento de un colectivo: el ensamblaje entre todas ellas. En el caso del Surne Bilbao Basket, su debut competitivo en la Liga Endesa 2021-22 se saldó con derrota (85-79) en su visita al Joventut en un encuentro en el que fue por detrás en el marcador desde el final del primer cuarto, pero en el que no perdió pie en ningún momento. Supo hacer la goma sin que sus desventajas llegaran nunca al doble dígito y se las ingenió para llegar al último minuto con 81-79 y bola en su poder. Una pérdida de balón y un error defensivo en la siguiente jugada, permitiendo un triple liberado de Joel Parra, fundieron sus opciones de victoria, pero las sensaciones en el estreno, dentro de las posibilidades de la escuadra vizcaina, no fueron negativas.

Al conjunto de Álex Mumbrú se le vieron las trazas características de aquellas construcciones a las que aún les faltan horas de horno, con chispazos de buen juego y momentos individuales más que interesantes mezclados con falta de sostenibilidad y problemas en la toma de decisiones en momentos importantes que deben ir mejorando con la suma de horas a pico y pala en Miribilla. No hay que olvidar que los hombres de negro comparecieron en el Olimpic de Badalona con siete rostros novedosos dentro de una plantilla de doce jugadores y otro, Tomeu Rigo, que no jugaba un choque oficial desde hacía casi un año por una grave lesión de rodilla. La falta de mecanismos grupales más sólidos, elaborados y variados entra dentro de lo esperado en un amanecer de ejercicio.

Como todo equipo con su realidad presupuestaria, al Surne Bilbao Basket se le presuponen virtudes y defectos, aspectos positivos en los que intentará fundamentar su singladura hacia su objetivo, la permanencia, y otros negativos que deberá maquillar o con los que no quedará más remedio que convivir. Por el momento, su rotación interior parece más consolidada que la exterior. El juego de cara al aro de Derek Willis y Vladimir Brodziansky hizo daño el sábado, pero Ángel Delgado mostró casi todo su catálogo de virtudes (fiereza constante en la lucha por el rebote y capacidad resolutiva en ataque), Jeff Withey le guardó bien las espaldas aunque aún le falta afinar su físico y en el puesto de cuatro Regimantas Miniotas promete ganar en importancia tras un curso de experiencia en la ACB a sus espaldas, mientras Gytis Masiulis, que debe aumentar su contundencia, puso sobre la mesa descaro y muñeca para abrir la cancha. Las 33 capturas totales y, sobre todo, las 16 logradas en el aro rival dibujan un panorama más que interesante.

Es en el perímetro donde más trabajo parece haber pendiente aunque los mimbres tienen pinta de ser lo suficientemente buenos como para fabricar un cesto solvente y atractivo. Valentin Bigote demostró de buenas a primeras el tipo de jugador atrevido y chispeante que es e irá mejorando en su capacidad para controlar las situaciones y elegir los momentos según acumule partidos en la ACB. Por su parte, Ludde Hakanson, con costosos despistes a la hora de atar en corto a Pau Ribas, cambia de posición y necesitará tiempo para asimilar los instintos necesarios para desenvolverse en la posición de escolta, mientras que en el puesto de base el equipo agradecerá que Rafa Luz, cuya principal virtud no es el tiro exterior, no se corte a la hora de lanzar a canasta cuando tenga espacio para ello -tal y como hizo en la segunda parte en Badalona, además con resultados positivos- para evitar que su par opte por flotarle y sus ayudas colapsen los pasillos hacia el aro o los espacios de lanzamiento de sus compañeros. Por su parte, Andrew Goudelock es de esos jugadores especiales por su capacidad ofensiva que debería ganar en efectividad en el momento en el que sus compañeros entiendan cómo, cuándo y en qué circunstancias buscarle. Le costó desenvolverse ante la pegajosa defensa de Albert Ventura cuando quiso generar desde el bote arrancando muy lejos de la canasta, pero su talento y muñeca deberían llevarle a mejorar porcentajes y ganar en fiabilidad cuando su físico le permita exprimir sus facultades y el maridaje con el resto de la estructura gane enteros.

El próximo rival

El Zaragoza supera al Manresa

Capacidad anotadora. Con cinco jugadores superando los diez puntos anotados, el Casademont Zaragoza, que visita al Surne Bilbao Basket el próximo jueves, arrancó con victoria la temporada al superar en su cancha al Baxi Manresa por 98-91. Los de Jaume Ponsarnau, muy entonados y activos en ataque, contaron con Adam Waczynski y Matt Mobley como líderes anotadores con 17 puntos, bien respaldados por Stan Okoye (16), Jamel McLean (15) y Dino Radoncic (11). El base francés Sylvain Francisco brilló con luz propia en las filas de Pedro Martínez con 24 puntos en 22 minutos de juego, pero el conjunto catalán acabó superado por la efectividad local.

El juego interior de los 'hombres de negro' parece más consolidado que el exterior en este amanecer de la temporada