"NOS volvimos muy locos. ¡Como para no volvernos locos con lo que acabábamos de conseguir". Paco Vázquez, hombre de negro entre 2007 y 2011 hombre de negroy actual entrenador ayudante del Morabanc Andorra, no disimula la emoción cuando retrocede en el tiempo y posa sus recuerdos exactamente hace diez años. 2 de junio de 2011. La noche en la que Miribilla, ese Bilbao Arena que se había convertido ese mismo curso en el nuevo hogar del Bilbao Basket, vivió su primera gran erupción con un 80-72 al Real Madrid que colocaba al conjunto dirigido por aquel entonces por Fotis Katsikaris en la final de la ACB con el Barcelona como rival, una gesta para una entidad que apenas contaba con once años de historia y llevaba solo siete en la máxima categoría del baloncesto estatal. Aquel logro hubiese sido absolutamente imposible de predecir ni siquiera por el más optimista de los incondicionales. Que se lo digan a Aitz Landaida, que ejerció de masajista en el club entre 2007 y 2017. "¡Cómo no voy a recordar que se cumplen diez años de aquello si hace diez años que me casé!", apunta entre risas. Porque Landaida se casó el 11 de junio de aquel año, coincidiendo con el segundo partido de una final que los azulgranas se llevaron por un inapelable 3-0. "El primer partido contra el Barcelona estuve allí, el viernes por la mañana cogí un avión para venir a Bilbao, el día siguiente me casé y el domingo, a currar con el equipo (risas). Teníamos la fecha cogida desde casi dos años antes y siempre piensas que algo así no va a pasar porque casi nunca pasa. ¡Era imposible! Cuando le ganamos el segundo partido al Real Madrid iba por el pasillo para el vestuario y ya tenía una llamada del maitre, que estaba pendiente del tema. Tuve que cambiar unos veinte o treinta comensales entre los de la oficina, los de la plantilla que venían con las mujeres...", apunta, recordando divertido que Katsikaris le vacilaba con que poner la boda en esas fechas demostraba que tenía poca confianza en las posibilidades del equipo: "Yo le respondía: claro, por eso tú tenías el traje preparado para venir, porque tenías claro que íbamos a estar en la final (carcajadas)".

Aquella noche que colocó el 3-1 en la semifinal contra el Real Madrid y dejó algunas de las imágenes más icónicas de la historia del club (la magistral canasta a aro pasado de Axel Hervelle con 74-72 a 27 segundos del final y la desbocada celebración tras la victoria, con Paco Vázquez encabezando a galope la salida de los jugadores de vestuarios, Aaron Jackson y Kostas Vasileiadis enfundados en camisetas del Athletic, Marko Banic llevando a caballito a Janis Blums, el estadounidense y el ibicenco posando con gafas de sol a lo men in black) fue el punto culminante de un curso que, en apariencia, no hacía presagiar aquel final extraordinario. "Estos equipos que logran hacer un año mágico se cocinan poco a poco, no explotan desde el primer día. El equipo fue creciendo poco a poco", destaca Vázquez. En un ejercicio sin competición europea, el Bilbao Basket fue sexto en la temporada regular (balance de 21-13) y en cuartos de final se cruzó con el Valencia Basket de Svetislav Pesic, Nando De Colo, Rafa Martínez, Víctor Claver, Robertas Javtokas... Y de buenas a primeras, campanada. 72-79 y a un paso de la semifinal. "Hicimos un partidazo con Edu Hernández-Sonseca lesionadísimo (no volvió a jugar en todos los play-offs y Dimitrios Mavroeidis se quedó como único pívot, lo que da aún más valor a lo logrado). Estaba entre algodones y era un tío al que durante todo el año le cayeron palos por todas partes y yo trabajaba con él horas y horas para que pudiera jugar. Fue clave en Valencia", recuerda Landaida. "Ellos tenían un equipo muy físico y nosotros tuvimos muy claro nuestro planteamiento: queríamos que el partido fuera todavía más físico de lo que ellos se podían imaginar. Les sorprendimos y lo aprovechamos".

Nace el 'efecto Miribilla'

Y tras el viaje de vuelta, nació, de manera totalmente casual, un eslogan que se ha convertido desde entonces en imagen de marca del Bilbao Basket: el efecto Miribilla, No lo pensé mucho, pero tenía claro que quería pedir el apoyo del público porque la oportunidad era espectacular. Salí del bus y delante de Miribilla dije aquello de que necesitábamos el mejor público posible para que naciera el efecto MiribillaTe juro que hacía muchos años que yo no había vivido un ambiente como el que viví en ese segundo partido contra el Valencia Basket. Fue una vivencia espectacular que después se repitió con mayúsculas contra el Real Madrid".

Con el 79-75 ante el cuadro taronja tras remontar un 67-74 adverso a 2:12 del final de la mano de Álex Mumbrú y Vasileiadis, el Bilbao Basket pisó territorio inexplorado en su historia: unas semifinales de la ACB. El primer partido en la Caja Mágica ante el Real Madrid de Lele Molin (sustituto de Ettore Messina), Sergio Rodríguez, Sergio Llull, Ante Tomic y compañía se saldó con un 78-67 pese a la resistencia bilbaina. Pero en el segundo cambió la historia. Los hombres de negro "De ese partido no tengo recuerdo. Solo sé que después del primero nos conjuramos en el vestuario porque pensábamos que el equipo que había jugado no era el nuestro, no era el mismo que había llegado a semifinales, y teníamos que darle la vuelta. Esa victoria fue la rampa de despegue para que pasara lo que pasó", señala Vázquez. El factor cancha ya era vizcaino. "Así y todo, yo pensaba que daba igual, que en Bilbao nos iban a ganar un partido fijo, sí o sí, porque tenían un equipazo. Pero llegaron los choques de Miribilla y nos cascamos dos partidazos de la hostia. Pero incluso ganando el primer partido aquí, yo no me lo terminaba de creer, veía que había una posibilidad real porque lo teníamos más cerca que nunca, pero incluso así...", dice sincero Landaida.

Y es que los hombres de negroy llegaron a aquel histórico 2 de junio de 2011 con nada que perder y todo por conquistar. Los blancos fueron por delante gran parte del partido, pero los anfitriones, con Jackson desatado y el famoso aro pasado de Hervelle, cerraron el duelo con un parcial de 14-2 para dibujar el 80-72 final. "Me acuerdo de flashes. Varios jugadones de Aaron con reversos espectaculares, el canastón de Hervelle... Y luego el fiestón. ¡Qué locura!", admite el ibicenco. Landaida lo vivió desde un plano más secundario, pero no olvida "los abrazos con Fernando, Álvaro, Txipi, Beto, el doctor...", personas clave en la existencia de la entidad de Miribilla. La final tuvo claro color azulgrana pese a la resistencia de los de Katsikaris, pero el 3-0 no empañó un curso histórico. "Probablemente la unión que había dentro del vestuario, que era fantástico, fue un factor clave para completar una campaña tan especial. También el nivel de exigencia de Fotis. Además, por aquel entonces en el club estábamos todos muy unidos. Todo lo que se hacía en oficinas, todo lo que hacíamos en el equipo... Cada uno cumpliendo con su rol íbamos todos en la misma dirección. Era todo muy Bilbao Basket. Estábamos en el momento más bonito en todos los sentidos", finaliza Landaida recordando aquella noche histórica en Miribilla.

"Había muy buen rollo en el vestuario, algo que venía trabajado desde la época de La Casilla"

Exjugador del Bilbao Basket

"Siempre piensas que algo así no va a pasar porque casi nunca pasa; es que parecía imposible"

Exmasajista del Bilbao Basket