CUANDO Jaime Echenique cayó lesionado de gravedad el pasado 2 de enero en el Bilbao Arena -rotura del tendón rotuliano de su rodilla derecha- en el tramo final de un partido en el que el Acunsa GBC acabó perdiendo por la mínima (81-80) desperdiciando un último ataque en el que dispuso de hasta tres lanzamientos para llevarse el triunfo, parecía que el conjunto guipuzcoano, por aquel entonces colista de la Liga Endesa, había dejado escapar su único hilo de vida en la lucha por la permanencia. No solo había perdido para el resto de la temporada al pívot colombiano, su gran referente -13,8 puntos y 4,8 rebotes de media-, sino que caer contra un rival directo y hacerlo de manera tan agónica parecía dejar herido de muerte a un equipo que era señalado por casi todos desde el arranque del curso como el eslabón más débil de la competición.

Pero lo que ha ocurrido ha sido exactamente lo contrario. El rival del Bilbao Basket en su regreso a la competición tras el segundo parón liguero -sábado a las 20.45 horas en el San Sebastián Arena- ha sabido resurgir de sus cenizas cuando se le daba por acabado. Desde aquel día ha ganado tres de los cuatro encuentros que ha disputado (ante Tenerife, Joventut y Estudiantes, cayó ante el Barcelona ) y ha cedido el farolillo rojo al conjunto vizcaino. Su reacción no ha llegado provocada, a diferencia de sus rivales directos en la lucha por la salvación, a base de cambios de nombres en su nómina de jugadores o en el banquillo. Su apuesta por la plantilla con la que dieron banderazo de salida al ejercicio, fundamentada en buena medida por los limitados recursos económicos con los que cuenta la entidad-, ha acabado rindiendo dividendos en forma de equipo limitado en cuanto a calidad individual pero reconocible y esforzado en su forma de competir.

Pese a verse último en la tabla durante casi toda la temporada, el conjunto de Marcelo Nicola no ha realizado cambios para tratar de mejorar su trayectoria y salvo la lesión de Echenique no ha sufrido demasiado tránsito en su enfermería. Respondió a la baja del pívot contratando a Mike Carlson, ala-pívot estadounidense que llevaba entrenando con el equipo desde octubre tras ser pieza clave en el plantel donostiarra que firmó el ascenso en el curso 2017-18, y hace justo un mes llegaba a un acuerdo para la rescisión del contrato del escolta dominicano Brandone Francis, cuyo rendimiento ha sido decepcionante y en los últimos tiempos apenas contaba con minutos de juego, sin que hasta el momento haya llegado ningún refuerzo.

El equipo guipuzcoano, que oficializó el mismo día a todos los componentes de su plantel de cara a la campaña 2020-21 tras un verano agitado por el enfrentamiento con la ACB para hacer efectivo su ascenso deportivo -un auto judicial obligó a que fuera inscrito- es el que más jugadores ha utilizado en todos los partidos que ha disputado, 21 en su caso, con un total de siete: Jan Span, Lucas Faggiano, Johnny Dee, Xabier Oroz, Dino Radoncic, Pere Tomàs y Viny Okouo. Completan su rotación principal Julen Olaizola, que se ha vestido de corto en 17 partidos, William Magarity, en 16, y Carlson, activado en los últimos cuatro. Ha sido precisamente este último el que ha espoleado la reacción donostiarra desde aquella derrota en Miribilla, con su triple ganador en su debut ante el Tenerife y sus 20 puntos en la visita al Joventut.

Además, ha sido importante el paso al frente del tirador Dee, que ha aportado dobles dígitos en anotación en sus últimos cinco partidos, el prometedor Radoncic, jugador más utilizado por Nicola, líder reboteador (5,2) y segundo mejor anotador (10,4); el exhombre de negro Tomàs, decisivo en el ajustadísimo final ante Estudiantes; y un Okouo crecido desde que ocupa el lugar de Echenique. Con sus carencias, muchas, y sus virtudes, cada vez más numerosas, el Acunsa GBC ha renacido ayudado por la continuidad.