"Es un lujo". Así califica Mumbrú el periodo de tres semanas del que dispone para trabajar con casi toda su plantilla -Jonathan Rousselle está siendo dosificado y Regimantas Miniotas es el único jugador que irá con su selección- y preparar los trascendentales duelos que esperan a la vuelta de la esquina para lograr el objetivo de la salvación.El equipo ha llegado colista al segundo parón, con cuatro triunfos en 22 partidos. ¿Qué diagnóstico realiza?

—No es bueno, no vamos a esconder la realidad. Hemos sufrido mucho durante la liga, sobre todo los últimos tres meses. Tras el primer parón confiábamos en poder meter en dinámica a los jugadores nuevos, pero todo se estropeó por las lesiones. No hemos podido estar al nivel que queríamos.

¿Cuál es el estado actual del equipo?

—Rousselle anda algo tocado. Lleva tres meses solo en la dirección del equipo y acumula un desgaste importante. Es al que más estamos cuidando. El resto está bien, cada vez mejor. Serron por fin trabaja con el grupo y hemos podido hacer algún entrenamiento con todos, algo que no hacíamos desde el segundo día de pretemporada. Al final, esto es como si trabajas en una oficina, necesitas crear mecanismos de conocimiento. Normalmente lo puedes hacer yendo a cenar, pasando tiempo juntos fuera de la cancha…, pero ahora no. Solo tenemos la pista para estar en grupo. Lo debemos aprovechar. Solo Miniotas se va con su selección. Va a ser un lujo poder trabajar con casi todos.

¿Y cómo están mentalmente?

—La gente puede pensar que mal, pero estamos bien, fuertes. En los partidos siempre hay momentos de bajón, pero es muy distinto afrontarlos sin el respaldo de la afición. Ahora el único aliento es el de la gente del banquillo. Así todo cuesta más.

El Bilbao Basket del pasado curso y el del presente son las dos versiones más opuestas de la realidad de un equipo modesto cuanto todo sale bien (fichajes, lesiones…) o mal.

—El año pasado fue algo redondo que vino impulsado por un buen trabajo. Seguimos con los americanos de LEB y todo el mundo se echó las manos a la cabeza, pero confiábamos en que ese bloque nos iba a permitir estar más avanzados tácticamente que el resto. En un club de economía reducida sabes que va a venir un conjunto más potente a fichar a tus mejores jugadores, debes reinventarte y acertar en todo, en fichajes, táctica, adaptación... Este año han pasado demasiadas cosas. Primero, cambiamos jugadores porque no se adaptaron a la liga. Ni su rendimiento fue el que esperábamos ni ellos estaban a gusto. No cambiamos porque pensábamos que con eso íbamos a salvarnos, sino porque aquello no funcionaba, por el bienestar de todos, y por eso ambos salieron de forma correcta. Luego, los fichajes de Aminu y Jenkins fueron para suplir lesiones largas. Y hemos tenido otras, como la de Hakanson, que ni siquiera hemos suplido, tirando con Rousselle y cantera... Nos han pasado muchas cosas. Puedes tener lesiones, sí, pero tener a tres jugadores importantes fuera a la vez durante tres meses es difícil de ver.

Para estos equipos es más normal esto que lo del pasado curso. Usted dijo que si el año pasado el equipo hubiese sufrido más, ahora todo el mundo estaría menos preocupado.

—Es normal que estemos preocupados, solo faltaría. El año del descenso lo mejor que tuvimos fue el aprendizaje. Aquello demostró que hay que actuar diferente. Hay que saber quiénes somos y dónde vamos, eso es vital. Venimos de la LEB, nuestra economía no permite quedarnos con jugadores que nos dan rendimiento alto, hacemos apuestas que a veces salen y otras no y no siempre damos con la tecla. Hay que asumirlo. Si no aciertas, solo cabe trabajar más y darlo todo. Es la única fórmula que funciona.

¿Dónde están más lejos de lo que quiere, en ataque o en defensa?

—Defensivamente no estamos bien, pero creo que viene muy influido por la baja de Balvin, nuestro pilar. Antes de su lesión no éramos de las peores defensas de la liga, en ese aspecto hay que relativizar. Estamos perdiendo balones que nos provocan canastas fáciles. Son dos temas que debemos mejorar tácticamente porque son obvios, pero a veces no es fácil. Cuando los jugadores se conocen no se pierden tantos balones porque creas mecanismos de juego. Esto es necesario y nosotros no lo hemos tenido. Estas tres semanas nos vienen muy bien para prepararnos, pero no solo trabajamos nosotros, el resto de equipos también. Nada va a ser fácil.

¿Cuánto le preocupan esas abruptas desconexiones que se repiten en todos los partidos?

—En el arranque del pasado curso ganamos seis o siete partidos en los últimos segundos. En este perdimos en Gran Canaria en la prórroga, ante el Madrid por un par de puntos, con el Tenerife estuvimos cerca casi hasta el final... También ganamos contra el GBC, pero se nos han ido muchos partidos en los segundos finales, como el del Estudiantes teniendo hasta tiros libres a nuestro favor. Ganar te da confianza. En el arranque el equipo era competitivo, pero anímicamente caímos un poco. Cuando caes, no tener público te afecta más y tampoco ayuda vivir en pandemia y que los jugadores deban estar aislados en casa, no puedan ir a cenar o a tomar un pote juntos. Nos toca vivir lo mismo que al resto, pero ganando es más fácil.

¿Qué falta en esos momentos de bloqueo? ¿Pillería, mala leche…?

—A veces nos falta oficio. Pero es que Kulboka parece veterano pero tiene 23 años, Miniotas 24, Hakanson también... Somos un equipo muy joven. Con 33 años tendrían más oficio, pero para eso estoy yo, para ayudarles y buscar soluciones a esos momentos.

También hay momentos en los que el equipo agacha la cabeza. ¿Les ve superados por la situación?

—Es normal. Juegas contra el Barça, compites bien mejorando sensaciones y, de repente, el rival rompe el duelo, se te va en el marcador y nuestra situación no es la de llevar diez triunfos. La clave es cuánto somos capaces de que duren esos malos minutos, que en vez de cinco sean dos. Además, esto se acentúa sin público. A veces cuando damos las gracias a Miribilla parece que es lo que hay que decir, pero su importancia es real y ahora lo vemos. Esta no es una pista normal, es una cancha de 10.000 personas que se llena de gente que viene a animar, que está con los jugadores, que no critica mientras jugamos, algo que ocurre en otras pistas... Jugar así es más fácil.

Pandemia, lesiones, cambios de jugadores, competición europea que no pudo ser utilizada para el fin previsto... Demasiadas trabas para un equipo muy nuevo que en verano acabó cambiando más piezas de las previstas en un principio.

—Cuando bajamos a LEB empezamos de cero y todo ha ido muy rápido. Subimos en un año, jugamos Copa, la fase final de Valencia, Europa... ¿Cuántos equipos lo han hecho tan rápido? En verano teníamos cerrado el equipo, vinieron equipos potentes a por dos jugadores y hubo que reconstruir cuando contábamos con tener una base muy importante y creíamos que así jugar en Europa nos podía ayudar.

En verano cerraron el equipo contando con Sulejmanovic y Lammers. ¿Cuánto daño hicieron sus salidas a la estructura de bloque con la que esperaban contar?

—Eran dos jugadores muy importantes, sobre todo defensivamente. Nos trastocó porque vinieron a buscarles en un momento tardío del mercado y con el equipo cerrado. Contábamos con que podía pasar, pero nos dejó tocados. Fichamos lo que creíamos que era lo mejor. Para nosotros es muy difícil fichar en la ACB, debemos ir a otros mercados y los jugadores de otras ligas no siempre se adaptan. La ACB es muy dura y el ajuste no es fácil, sobre todo cuando hay un equipo ya hecho. Se te caen dos columnas fundamentales del equipo sobre las cuales has construido el resto y has fundamentado tu tipología de equipo.

Fichan a Jones y Moses, pero la apuesta no sale bien. ¿Qué fue más, lo que ellos no acabaron dando en la pista, que no se veían aquí…?

—Un poco de todo. No estaban a gusto porque no se adaptaban a la liga pese a tener minutos. Si no te adaptas bien, no das el nivel deportivo. ¿Son buenos jugadores? Por supuesto, de lo contrario no los habríamos fichado. Pero un buen jugador no siempre se adapta a un equipo nuevo, a una nueva forma de jugar o a mí como entrenador. No acabamos de encontrar la manera de que aquello cuajara y llegamos a un acuerdo amistoso.

¿Va a cambiar mucho el libreto del equipo para este tramo final de curso? Siempre ha apostado por las rotaciones constantes para mantener una intensidad elevada en pista. ¿Tiene mimbres para hacerlo?

—Si estamos todos, sí. Si solo tienes un base, juega más minutos de lo que quieres; si además debes meter gente nueva, hay que darles minutos aunque no estén preparados... Estas semanas nos servirán de minipretemporada para conjuntarnos como equipo y veremos dónde está nuestro potencial. Aún no hemos podido demostrarlo porque no hemos estado todos juntos. Tenemos más potencial real del que hemos demostrado.

Han renovado a Jenkins hasta final de temporada. Supongo que será para darle galones en ataque.

—Hemos buscado adelantarnos a la posibilidad de que haya nuevas lesiones. No puedes traer a un jugador y que se vaya después de lo que cuesta adaptarlo y que entre en los sistemas. Habrá que hacer convocatorias, pero bendito problema con lo que hemos vivido. Pero recalco, no hemos ido al mercado a fichar a alguien que fuera el salvador, sino a cubrir bajas y cambiar a gente que no estaba a gusto. Hemos intentado siempre seguir siendo un equipo. Nuestra prioridad es esa, vivir o morir siendo un equipo.

Los rivales directos han jugado menos duelos, pero a día de hoy su equipo está solo a un partido de la salvación. ¿Cree que hay demasiado pesimismo en el entorno?

—No. Hace poco vivimos un descenso y eso se recuerda. Es normal. Somos el equipo con menos triunfos. Hemos tenido muchas lesiones, pero la realidad sigue siendo esa. Es normal que haya gente que piense que los jugadores no están bien, que el técnico no vale, que el club no hace todo lo que puede... Lo que tengo claro es que hemos intentado siempre ser un equipo, estar juntos. Creo que nuestra mayor baza, además del trabajo, es la unidad. Pero entiendo ese pesimismo y que la gente se preocupe.

A la vuelta del parón, duelos ante el GBC, Betis y Estudiantes. Nada será definitivo, pero el equipo puede salir muy tocado o con un buen impulso.

—Exacto, son rivales que tienen más o menos nuestros triunfos. Todos los duelos son importantes porque necesitamos victorias, aunque en la segunda vuelta se suma el factor de los average. No podemos pensar más allá del GBC, pero incluso antes debemos pensar en nosotros, en estar juntos, entrenar, mejorar cosas que no hacemos bien y son obvias, porque de lo contrario no llevaríamos cuatro victorias. Debemos rearmarnos como equipo porque hasta ahora no hemos podido ser un buen equipo.

El potencial que antes decía que aún no se le ha visto al equipo da para...

—Con el potencial que yo veo creo que somos capaces de competir en cada duelo. Nos faltaban cosas que no estábamos pudiendo hacer y necesitábamos para tener confianza. En un examen solo tienes confianza si has estudiado. Nosotros no hemos podido entrenar bien y en esas circunstancias tu confianza tiembla pronto por falta de cimientos sólidos. Necesitamos trabajar para generar esa confianza.

“No hemos ido al mercado a buscar un salvador, nuestra prioridad es vivir o morir siendo un equipo”

“Tenemos que rearmarnos como grupo porque hasta ahora no hemos podido ser un buen equipo”