Axel Bouteille jugó por última vez en Miribilla el pasado 8 de febrero. El Bilbao Basket ganó entonces al Unicaja con 16 puntos y 6 rebotes suyos. Entonces, el Bilbao Arena era una caldera que disfrutaba de la excelente temporada de su equipo, en la que tuvo mucho que ver el jugador galo. Hoy, cuando Bouteille sea presentado por la megafonía vistiendo con la camiseta, curiosamente, del equipo malagueño, no recibirá la ovación que, seguro, iba a brindar la afición bilbaina a quien fue uno de sus héroes, el jugador a quien muchos aún sigue echando de menos, pese a que solo jugó 21 partidos de Liga y uno de Copa a las órdenes de Álex Mumbrú.

A la semana siguiente de ese último partido en casa, el Bilbao Basket jugó la Copa, precisamente en Málaga, y allí se empezó a fraguar su salida, por lo que los seguidores vizcainos no pudieron despedirse de él, una deuda que seguirá pendiente. Bouteille y los hombres de negro se encontraron de nuevo en la fase final de Valencia, pero el partido, que cerraba la temporada pasada, no tuvo la trascendencia del que se disputará hoy y Bouteille apenas anotó siete puntos.

No fue su tónica del curso con la camiseta del Bilbao Basket en la que promedió 17,7 puntos con unos porcentajes espectaculares del 55,8% en tiros de dos y el 47,8% en triples. En doce partidos superó los 20 puntos y tuvo tiempo de batir el registro histórico del club bilbaino en la Liga Endesa con los 34 que anotó en Burgos. Esta temporada su papel en el Unicaja, donde hay más focos de anotación, es menos protagonista. En diez de los doce partidos que ha jugado en la liga, ha pasado de la decena de puntos, promedia más de once puntos, pero no ha superado la cifra de quince y sus porcentajes son sensiblemente peores, sobre todo en triples.

No obstante, ahora que ya no es cabeza de ratón, el hombre que tiene que jugarse las bolas calientes, Axel Bouteille sigue siendo una amenaza latente y para el Bilbao Basket, una de las mejores operaciones de mercado de su historia. Su producción en la cancha fue enorme y su salida alivió las arcas poco antes de que estallara la pandemia y los ingresos quedaran muy mermados. Una ovación enlatada, un regreso mudo, no pueden ser suficiente agradecimiento para uno de los héroes de una temporada irrepetible.