ATRAPÓ bien arriba el balón que le lanzó Alberto Díaz y por encima de un jugador de Israel lo incrustó en la canasta. Esta fue, el pasado sábado, la primera jugada del partido y la primera acción de José Miguel Tyson Pérez como internacional absoluto con España. Hace apenas dos años, el jugador de origen dominicano aún estaba en el Canoe de la LEB, Oro y este jueves volverá a medirse al Bilbao Basket en las filas del MoraBanc Andorra con el que renovó en verano hasta 2023. Tyson ya ha despegado, como en esa acción en las recientes ventanas de la FIBA, hacia unos límites que se intuyen muy altos.

De hecho, Sergio Scariolo le tiene muy en cuenta en sus planes de futuro porque el jugador criado y formado en Betanzos aporta versatilidad para jugar en el puesto de tres y el de cuatro y, sobre todo, una exuberancia física muy necesario para un bloque en el que la mayor parte de su núcleo principal ya ha pasado con creces los 30 años. "Es un jugador que a medio plazo puede ser de interés de la selección absoluta. Tyson tiene unas cualidades atléticas y físicas importantes, hay que apreciar el trabajo suyo y de su club. Va creciendo como jugador, pero hay que darle tiempo", explicó el seleccionador de España.

El mismo día en que Mike Tyson regresaba a los cuadriláteros con 54 años, el jugador al que su padre apodó Tyson en honor al púgil estadounidense dio con 24 años otro paso en una trayectoria meteórica, si se tiene en cuenta que hace una década apenas había tocado un balón de baloncesto. Aquel chaval que idolatraba a Ronaldinho y Eto'o antes de empezar en el baloncesto con el Santo Domingo de la localidad gallega, "un club muy familiar donde me ayudaron mucho y que para mí fue como un regalo", no tenía "muchos conocimientos del juego y no sabía muy bien por dónde iban los tiros a nivel táctico", reconoce el propio jugador en la web de la Federación Española. Después, cayó en manos de Pepe Laso, que le moldeó hasta convertirlo en una gran promesa.

Tyson Pérez ya había sido citado por Scariolo, pero no llegó a debutar en las ventanas de febrero de este año y en esta segunda oportunidad de noviembre demostró todas sus cualidades. Sus promedios en los duelos ante Israel y Rumanía fueron de 9,5 puntos y 7,5 rebotes en 20 minutos de incesante actividad. "Los entrenamientos que hice el año pasado me han ayudado mucho esta vez a conocer a los compañeros, a los entrenadores y el sistema de juego", añade el hispano-dominicano, que fue el MVP de la LEB Plata y de la LEB Oro con el Canoe, siendo decisivo en ambas competiciones por su superioridad física.

Sin saltarse pasos

"Estoy contento de no haberme saltado pasos", asegura el jugador del Andorra, donde despliega esa misma actividad y ha elevado su rendimiento. En la pasada campaña, la de su debut en la Liga Endesa, Pérez tuvo medias de 5,7 puntos y 4,7 rebotes en 16 minutos. En los seis partidos que ha disputado en este curso, siempre como titular, acumula 23 minutos para 10,5 puntos y 7,2 rebotes, que le sitúan en este apartado en el que siempre ha destacado como el tercero de la competición por detrás de Ondrej Balvin y Eddy Tavares. Poco a poco va añadiendo a su repertorio un mayor rango de tiro y una mayor efectividad, de hecho está en el 44% en triples, algo que resulta fundamental para la posición que ocupa. Cada vez está más arriba en la tabla de valoración y no sería raro verle algún día como MVP de la Liga Endesa. Además, su nombre ya empieza a asociarse con la NBA, aunque él prefiere mostrarse cauto: "Es un sueño para cualquier jugador, pero ahora mismo solo pienso en mejorar".