NO hace mucho tiempo, ni siquiera un lustro, el baloncesto alemán tenía su epicentro en Bamberg. Los ahora mayúsculos Bayern Múnich y Alba Berlín bailaban al son que marcaba el equipo de esta pequeña localidad bávara de menos de 80.000 habitantes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993. La Freak City, apodo derivado del entusiasmo con el que su población apoya al equipo, vivió años gloriosos entre 2005 y 2017, con nueve títulos ligueros, cuatro Copas y una continuada presencia en la Euroliga, de la que se convirtió en habitual y en la que llegó al Top 16 un par de veces. Por sus filas pasaron jugadores como Nicolo Melli, Brad Wanamaker, Darius Miller, Daniel Theis o PJ Tucker, ahora en la NBA, además de Kyle Hines, Fabien Causeur, Bostjan Nachbar o el exjugador del Bilbao Basket Nikos Zisis -Latavious Williams, Damir Markota, D'or Fischer y Arnoldas Kulboka también han lucido ambas camisetas-.

Pero todo sueño tiene su despertar y el de la pequeña localidad que sometía continuamente a sus rivales de Berlín y Múnich llegó en 2018. Bamberg había obtenido el músculo financiero para dominar el baloncesto alemán en 2006 cuando Brose Fahrzeugteile, empresa dedicada al diseño y producción de componentes para automóviles, se convirtió en su principal patrocinador, adquiriendo después la mayoría accionarial de la entidad de deportiva. Con ese impulso, Bamberg vivió épocas gloriosas con Dirk Bauermann, Chris Fleming y Andrea Trinchieri sentados en su banquillo, creando además una imagen de marca de equipo atractivo gracias a la efervescencia de su fiel hinchada en el Brose Arena, con capacidad para 6.200 espectadores. Pero el crecimiento deportivo y económico del Bayern y el Alba empezó a ser insoportable y en junio de 2018, tras un curso complicado con cambio de entrenador incluido -Luca Banchi sustituyó a Trinchieri- en el que el equipo cayó en semifinales en Liga y en cuartos en Copa tras haber hecho doblete el curso anterior, Michael Stoschek, presidente del consejo de administración de la entidad y hombre fuerte de Brose, anunció recortes presupuestarios, apuntando que el futuro del club pasaba por apostar por jóvenes prometedores, poniendo como ejemplo el proyecto del Alba Berlín con Aíto García Reneses. Un año antes, el propio Stoschek había hablado sobre la posibilidad de construir un nuevo pabellón para 10.000 espectadores y de aumentar la inversión financiera para acceder a una licencia A de la Euroliga. En noviembre de 2018, tras la salida del director ejecutivo Rolf Beyer por "irregularidades financieras", medios alemanes aseguraron que solo una inyección económica extra de Brose impidió que el club entrara en bancarrota.

Desde entonces, Bamberg ha cambiado la Euroliga por la Basketball Champions League, en 2019 ganó su último título, la Copa, y en mayo de este año superó otro momento apurado cuando Brose anunció su intención de deshacerse de su mayoritario paquete accionarial, manteniendo el patrocinio, por las pérdidas económicas provocadas a la empresa por el covid-19, aunque acabó dando marcha atrás.