La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse, para bien o para mal. Está claro que cuenta con múltiples utilidades para facilitarnos la vida en la búsqueda de información, para ayudarnos en nuestro día a día o incluso aplicaciones en la medicina o en la ciencia, pero también ofrece algunas sombras. Más allá de diversas cuestiones éticas o morales, y del mal uso que se puede hacer de ella, también ha provocado que muchas personas teman que la capacidad de la IA para hacer casi de todo pueda hacer que pierdan su puesto de trabajo.

La opinión de Bill Gates

Sobre esta lógica preocupación de parte de la sociedad se ha pronunciado recientemente una voz más que autorizada: la de Bill Gates, cofundador de Microsoft. A sus 69 años, el magnate, que tuvo un peso importantísimo en la puesta en marcha de la revolución digital, favoreciendo la generalización de los ordenadores personales a partir de los años 80, cree que la IA puede suponer una amenaza para el futuro laboral de muchas personas.

“Dentro de diez años, la mayoría de las tareas humanas podrán ser realizadas por la inteligencia artificial”, afirmó en el programa de Jimmy Fallon, The Tonight Show, que se emite en la cadena estadounidense NBC. “La inteligencia será completamente libre”, explicó posteriormente en una charla en la universidad de Harvard, vaticinando que expertos como médicos o maestros serán sustituidos por sistemas automatizados.

Así, pese a las bondades de la IA, que universaliza el conocimiento al ponerlo al servicio de todos de manera gratuita, ofrece una cara B mucho más inquietante. “Es algo muy profundo e incluso un poco aterrador… porque está ocurriendo muy rápido, y no hay un límite superior”, opina, planteándose qué papel puede ocupar el ser humano en un mundo dominado por los algoritmos.

Educación y medicina

Gates cree que la IA va a tener un papel fundamental en la transformación de dos soportes vitales de la sociedad, algo que no ve negativo, sino que ofrece muchas posibilidades. El primero de ellos es la educación, donde se corre el riesgo de que desaparezca la figura del profesor tradicional para ser reemplazado por tutores digitales que, además de enseñar, motiven, detecten los puntos débiles y adapten el proceso de aprendizaje a cada alumno o alumna.

El segundo, y más importante, es la medicina, ya que el magnate considera que la IA podrá mejorar la capacidad de diagnóstico de los médicos al integrar con una enorme velocidad los síntomas, las bases de datos clínicas, la información genética de cada paciente y las publicaciones científicas con los últimos avances. “La escasez de médicos podría convertirse en un problema del pasado”, sentenció, encontrando que en este ámbito la IA puede ser enormemente positiva y llegar a todos los rincones del mundo.

Uso ético y quién la maneja

Para Bill Gates, el verdadero desafío no es el acceso a la tecnología, sino su uso ético. “A veces, cuando empoderas a los humanos, no siempre se dirigen en la dirección correcta”, afirmó, poniendo como ejemplo los discursos falsos y la polarización que se ha amplificado con el desarrollo de las redes sociales. Por ello, no se muestra especialmente crítico con la IA, a la que otorga enormes posibilidades para mejorar la educación, la medicina y la ciencia en general, corrigiendo muchas desigualdades, pero sí cree que hay que estar alerta, ya que cree que el problema no es esta nueva tecnología, sino qué se hace con ella y quién la maneja.