La Inteligencia Artificial (IA) está llegando a todos los sectores, también al de la música. Al igual que hay estudiantes que piden a ChatGPT que les haga un trabajo sobre un tema determinado para evitarse el esfuerzo, también hay quien le solicita que le componga una canción, con letra y música, aunque sea muy difícil que la IA pueda añadirle el alma que le ponen los artistas.

La primera discográfica

Aun así parece que esa música que se podría llamar artificial tiene futuro. Pero ese futuro no sólo va a tener (tiene ya) canciones compuestas por IA, sino también artistas. De hecho, este jueves se presentó la primera discográfica de España, y posiblemente del mundo, integrada por artistas digitales generados mediante inteligencia artificial.

Se llama All Music Works (AMW) y, según han explicado a Efe, nace bajo la premisa de "cambiar el paradigma" de la industria por su eficiencia creativa y de recursos. "Somos capaces de hacer lo que Warner con diez artistas en los que invierte 10 millones y tarda un año en desarrollarlos y producirles un videoclip, solo que nosotros lo hacemos en un mes y con una décima parte del coste o menos", afirma Carlos Zehr, fundador de esta compañía radicada en Málaga pero con brazos por otros puntos del país.

IA más talento humano

Se presentan como un "colectivo creativo" que actúa como sello discográfico y que incluye a expertos en diseño y producción musical, entre otras ramas, que suman el talento humano a la ecuación para salvar los escollos legales en cuanto a derechos. "Frente a otros fenómenos musicales creados hasta ahora por IA, que partían de contenidos con copyright, por ejemplo coger la voz de Bad Bunny o de Rosalía, desde AMW hacemos un trabajo 100% original, aunque trabajemos con herramientas de IA", subraya Zehr.

Pese a que se ponen en manos de la IA, el proceso de creación de cada uno de sus artistas comienza de la manera más analógica posible, "en papel", después de analizar estudios de tendencias que se utilizan para imaginar al personaje, darle forma y caracterizarlo. Lo dotan así de un pasado y un presente, como que haya estudiado en Los Ángeles, le acabe de abandonar su pareja o haya flirteado con las drogas.

Voz y repertorio según su estética

Llega el momento entonces de desarrollar su repertorio musical, con un sonido que tiene que ser acorde a su estética. "En función de su estilo y el tipo de artista, se usa una herramienta u otra e influye más la parte humana del equipo o la IA para crear su voz, la parte instrumental y las letras", explica el fundador de AMW.

Trabajan con diferentes IA de voz, creando a veces una "ad hoc" partiendo de una voz propia con la que entrenan la inteligencia artificial, pero con una supervisión constante del equipo humano en todo el proceso: "Controlamos si la música la queremos en La mayor, a qué beats por minuto, si queremos que tenga una intro...".

Algunos de los artistas que han creado. All Music Works

Temas legales dudosos

Con una tecnología tan novedosa es normal que todavía haya aspectos de legislación que no estén demasiado claros. "En el apartado legal, actualmente se debate qué se considera creatividad y si para serlo tiene que haber una parte humana. Si yo le doy a un botón y aleatoriamente me genera lo que yo quiera no es arte, pero si yo construyo las directrices, sí. Es como si fueran alter egos nuestros, pero no ponemos nuestra cara", explica Zehr.

Así han desarrollado artistas con nombres como Peggaeo, Miyoo o The Good Dog, que ya han aterrizado en plataformas como Spotify o TikTok y que abarcan una gran variedad de estilos: desde el trap al indie, pasando por el rock, el reguetón o el pop, "para cambiar el paradigma de cómo la IA se estaba viendo en la industria".

Llevarlos al directo

Su objetivo no es únicamente que esos artistas creados por ellos suenen en las plataformas. "Esto es solo la puntita del iceberg: de los ingresos por los streams y las licencias de canciones empezamos a llevarlos al directo mediante diferentes tecnologías y tenemos también un desarrollo de negocio b2b que va a ser tendencia", pronostica, aventurando el posible interés de marcas comerciales en contar con sus propias bandas musicales.

Asegura además hay artistas físicos que han contactado con ellos interesados en su manera de trabajar: "Gente que tiene una cara bonita y una voz bonita pero no sabe cómo desarrollarse como artista" y también otros que están hartos de colaborar "con productores que son muy lentos y no se adaptan al sonido que realmente quieren o que quieren probarse en otro género" y darle un giro a su carrera musical.