Conforme vamos cumpliendo años, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios que nos recuerdan que el tiempo no pasa en balde. Nuestro rostro empieza a reflejar lo que se conoce como los signos de la edad, que comenzarán siendo unas sutiles señales para convertirse después en unas líneas de expresión más visibles. 

Con el paso del tiempo, la piel se seca y presenta una textura áspera y una menor firmeza y elasticidad. Surgen las imperfecciones, las manchas, las ojeras, las bolsas en los ojos y las arrugas.

Precisamente, las patas de gallo son una de las primeras arrugas que aparecen, junto a las de la frente y las de los pliegues nasolabiales. Son unas líneas muy finas que se presentan a los lados de los ojos en sentido horizontal, similares a las patas de un gallo.

La piel del contorno de ojos es la más fina y delicada del rostro, ya que su grosor es cinco veces inferior al del resto de la piel del cuerpo. Además, en esa zona hay pocas glándulas sebáceas, que son las encargadas de hidratar y de proteger la piel.

Con los años, disminuye la producción de sebo, así como de elastina y de colágeno, las dos proteínas que aportan elasticidad y firmeza a la piel, lo que facilita la aparición de las arrugas.  

Un hombre se aplica un tratamiento para la piel de rostro. Freepik

Otro motivo por el que aparecen las patas de gallo es que están asociadas a las contracciones naturales del músculo circular que rodea el ojo, el cual interviene en acciones tan cotidianas como parpadear o sonreír. Según los expertos, este músculo pueden alcanzar los 10.000 movimientos diarios.

En un primer momento, las patas de gallo se conocen como arrugas dinámicas ligadas al movimiento ya que, una vez que estamos en reposo, desaparecen. Sin embargo, con el tiempo, las patas de gallo pasan a ser arrugas estáticas, es decir, que se ven de forma permanente. 

Consejos antiarrugas

Puesto que es imposible evitar las patas de gallo, lo único que podemos hacer es retrasar su aparición o suavizarlas en la medida de los posible adoptando algunos hábitos en nuestra rutina diaria. Algunos de ellos son:

1- Alimentación adecuada. Tomar alimentos ricos en antioxidantes como naranjas, alcachofas, pistachos, arándanos y té verde contribuirán a la renovación celular, y las vitaminas del grupo C favorecerán la producción de colágeno.

2- Descanso. Dormir 8 horas es fundamental para evitar el cansancio y la fatiga que inevitablemente acabarán dejando rastro en la piel del rostro en forma de imperfecciones y arrugas.

3- Ejercicios faciales. El yoga facial es una buena opción, ya que te ayudará a tonificar los músculos de la cara y, como consecuencia, a prevenir la aparición de arrugas, a reducir las bolsas y ojeras y a acabar con la papada.

4- Cuidado temprano. Aunque te parezca totalmente innecesario, comienza a cuidar tu piel alrededor de los 25 años. La prevención será tu mejor aliada.

5- Limpieza facial. Evita que se acumulen toxinas y suciedad en los poros de la piel.

6- Hidratación. Una piel deshidratada agravará los signos del envejecimiento. La rosa mosqueta, el pepino o el aguacate son perfectos para utilizarlos en mascarillas hidratantes.

Una mujer se da crema hidratante en la cara. Freepik

7- Exfoliación. Nunca debes exfoliar directamente la piel del contorno del ojo, pero hacerlo en la zona próxima a él hará que se eliminen las células muertas de la capa más superficial de la piel de forma que los cosméticos penetren mejor.

8- Protección solar. La exposición al sol daña y reseca nuestra piel por lo que es necesario utilizar protectores solares todo el año. También es recomendable usar gafas de sol para evitar determinados gestos que provocan la aparición de las patas de gallo. 

9- Tabaco. Fumar provoca un envejecimiento prematuro de nuestras células y repercute directamente en el estado de nuestra piel. 

Si eres joven y todavía no tienes arrugas, aún estás a tiempo de prevenirlas y de retrasarlas, y si ya las tienes, cambiar unos pocos hábitos puede hacer que se suavicen. 

De todas formas, si trasladamos a nuestra piel la máxima del modisto Adolfo Domínguez, quien creó un imperio textil sobre la revolucionaria idea de que "la arruga es bella", es decir que las arrugas no necesitan ser eliminadas, sino que forman parte de la belleza natural de la ropa, las arrugas de nuestro rostro también son bellas, ya que son nuestro mejor vestido y el reflejo de los años vividos y disfrutados. ¡Un lujo!