La NBA y todo el deporte estadounidense se vieron agitados ayer al conocerse que Los Angeles Lakers van a ser vendidos por 10.000 millones de dólares, o por encima. La franquicia angelina, gobernada en las últimas décadas por la familia Buss, primero Jerry y después su hija Jeanie, pasa a manos de Mark Walter, CEO de TWG Global, que también está en la propiedad de las Sparks de la WNBA, los Dodgers de la MLB, el Chelsea, la Billie Jean King Cup o el equipo Cadillac de la Fórmula 1.
Si hace tres meses la venta de los Boston Celtics, el aún campeón de la NBA, por 6.100 millones de dólares, fue llamativa, la operación con los Lakers supera todos los registros conocidos y resalta el valor ascendente de las franquicias de la NBA, por encima de las estimaciones de revistas especializadas como Forbes. La familia Buss adquirió los Lakers, entre otros activos, en 1979 por poco más de 67 millones de dólares y ahora ha generado un seísmo que puede alternar el ecosistema de la NBA, en la que los Warriors y los Knicks estaban consideradas como las franquicias más valiosas. Solo los Dallas Cowboys del fútbol americano tienen, hasta ahora, más valor del mercado en el deporte estadounidense.