Nada más sonar la bocina final, los jugadores del Teknei Zornotza no dudaron en irse directos a la grada y fundirse en un abrazo con sus aficionados. Esos incondicionales que han vivido los peores momentos del club y también grandes días, pero ninguno como el vivido ayer. La afición también merecía esa parte del premio y estar presente en la primera Copa de la LEB Plata del club. El encuentro de ayer fue una fiesta desde antes incluso del salto inicial y Larrea se llenó hasta la bandera para presenciar este encuentro histórico, que también tuvo la presencia de un centenar de aficionados de Ibiza que se desplazaron hasta Amorebieta. Fue un partido perfecto para dar el arreón necesario a una afición que tras el covid todavía no termina de engancharse como antaño y ayer los ánimos fueron de menos a más hasta terminar en el culmen de la fiesta perfecta.El Zornotza y su afición son un ejemplo de retroalimentación. Los espectadores de Larrea necesitan que su equipo les encienda, pero una vez que se hacen notar, los jugadores se contagian de ese aliento y vuelan. En la final ocurrió lo mismo. La marea verde comenzó tímida, demasiado silenciosa, pero un par de decisiones arbitrales que perjudicaron a los zornotzarras y la mejoría del equipo les despertó definitivamente. A partir de ahí, Larrea fue un jugador más y aportó su grano de arena en un día que será recordado.