Bilbao - El Bilbao Basket regaló ayer su versión más cercana a la perfección del presente curso y acabó arrollando al Betis Energía Plus, líder destacadísimo de la LEB Oro, en una matinal de matrícula de honor. Si hace un par de semanas Rafa Huertas, sin minutos de juego ayer por decisión técnica, aseguraba que “este equipo tiene escondido un día de jugar al 100% que va a sorprender a la gente”, puede que ayer Miribilla, que acabó el duelo haciendo la ola, asistiera a ese momento. Los hombres de negro activaron su libreto más vertical y enérgico de la temporada y devoraron al gigante andaluz en una segunda parte extraordinaria. El encuentro saltó por los aires en un tercer cuarto en el que los de Álex Mumbrú anotaron 35 puntos y los visitantes ya no tuvieron capacidad de respuesta. Es probable que los anfitriones tuvieran ganas de revancha después de haberse visto empequeñecidos ante el mismo rival en la final de Copa y de haber caído en la jornada anterior en Valladolid ofreciendo una imagen dubitativa. En el conjunto vizcaino se vio ayer otro nivel de actividad, una energía más sostenida y, sobre todo, porcentajes de acierto totalmente desconocidos hasta ahora.
Aunque el baloncesto y sus claves se pueden argumentar de miles de formas, hay una constante inalterable: para ganar hay que meter puntos. Ayer, por fin, los hombres de negro tuvieron un acierto superior al 40% desde la distancia de tres puntos (11 de 23, 47,8%) y así todo fue muchísimo más fácil. Con los tiradores anotando, hubo huecos en las distancias cortas y medias para que los interiores pudiesen expresarse. Y cuando el Betis quiso hacer valer su físico para presionar a los portadores del balón, algo que en los anteriores duelos directos le había dado un gran beneficio, esta vez no hubo parón ni colapso, sino que lo que hizo el Bilbao Basket fue ser todavía más vertical, hacer circular el balón todavía más rápido y entre más manos para finalizar en el aro a la más mínima oportunidad, sin enredarse en ataques pestosos. Y así, bajo estos parámetros, lo que había sido igualdad e intercambio de golpes en la primera mitad (43-42) se convirtió en la tormenta perfecta tras el descanso para desesperación de un Betis que no encontró respuestas y por momentos se dejó llevar. Su renta en la cabeza de la tabla sigue siendo enorme -cuatro triunfos, aunque con el average perdido, respecto al Bilbao Basket, segundo-, pero suma ya su segunda paliza seguida como visitante.
Así las cosas, y no es la primera vez este curso, el conjunto vizcaino volvió a mostrar su mejor cara en el momento de mayor necesidad. Una derrota ayer le hubiese hecho perder varias posiciones en ese tremendo atasco que se vive en la zona noble de la tabla, pero su versión más tiránica del ejercicio evitó la zozobra. Y lo hizo merced a una excelente labor de equipo (tan importante fue el acierto de Osvaldas Matulionis en el triple como la distribución de balón de Javi Salgado y Thomas Schreiner o el ardor en defensa de Tomeu Rigo), pero con dos nombres sobresaliendo por encima de todos: Iván Cruz y Ben Lammers. El madrileño ofreció toda una exhibición de fundamentos ofensivos jugando tanto de cara como al poste y acabó con 21 puntos, mientras que Lammers... Lo de Lammers es otra historia. Sus números (14 puntos, 9 rebotes y 28 de valoración) no hacen justicia a lo desequilibrante que es cada vez que salta a cancha. Sus cuatro primeros minutos al regreso de vestuarios, justo el momento en el que el Bilbao Basket rompió el duelo, fueron un brutal despliegue de actividad en beneficio del colectivo a base de puntos, rebotes ofensivos, tapones y robos. Un tesoro.
El Bilbao Basket arrancó el duelo muy intenso en defensa, adelantando líneas y presionando los saques de fondo, y activando a Kevin Larsen en las distancias cortas, lo que le valió para coger vuelo en el luminoso (9-3). Sin embargo, el Betis fue poco a poco calentando motores y activando recursos. Cuando no era Stainbrook el que distribuía y anotaba desde debajo del aro era Enechionyia quien tiraba de muñeca desde la distancia triple, haciendo que el acto inaugural acabara con un 17-21. La entrada en pista de Lammers reactivó a los anfitriones. El Bilbao Basket pisó a fondo el acelerador y en ese ecosistema Jaylon Brown se manejó como pez en el agua. Dos bandejas al galope del de Indiana dispararon a los de Mumbrú hasta el 30-25 a 5:47 del descanso, pero los verdiblancos, alargando sus ataques, no se vinieron abajo y un triple sobre la bocina de Rodríguez envió la contienda a vestuarios con un ajustado 43-42.
La revolución llegó en la reanudación. Cuatro triples en otros tantos minutos, hiperactividad de Lammers en todas las facetas del juego, clínic en ataque de Cruz, parcial de 13-0 y un 61-47 que envió al Betis a la lona. En esos veinte minutos finales solo hubo un equipo sobre la cancha y el Bilbao Basket, al galope, gustando y gustándose, no hizo más que agigantarse ante el delirio de un Bilbao Arena que acabó haciendo la ola, botando de alegría y agitando sus bufandas mientras su equipo se desmelenaba.