PANTERAS de Miranda, Pescadores de Cumaná, Pescadores de Sucre, Marinos de Anzoátegui, Centauros de Cojedes, Petroleros de Falcón, Piratas de Bogotá, Lanceros de Cojedes, Tiburones de Vargas, Ángeles de Puebla, Reales de La Vega, Halcones Rojos de Veracruz, Halcones de Xalapa, Caquetíos de Falcón, Maratonistas de Coamo, Brujos de Guayama y Protectores de Miranda. Antes de cruzar el charco el verano de 2015 para recalar en el Maccabi Haifa israelí, Gregory Vargas (Ocumare del Tuy, 18-II-1986) contaba ya con una vasta experiencia en el baloncesto latinoamericano. Ya fuera en su Venezuela natal, en Colombia, México, República Dominicana o Puerto Rico, este pequeño (1,80 metros) pero rocoso director de juego ya había dado muestras de su capacidad para la práctica de este deporte, solo necesitaba una oportunidad para probarse en un baloncesto más exigente e Israel le abrió las puertas. En estos dos últimos cursos en el Maccabi Haifa -el pasado lo inició en el Nancy galo, pero regresó en diciembre a su anterior equipo-, el base apodado Súper Ratón fue elegido mejor defensor de la Winner League, máxima categoría del baloncesto israelí, acabando también líder en asistencias el ejercicio 2017-18 y cerrando la campaña como subcampeón liguero. Con esas credenciales, el Montakit Fuenlabrada cerró su incorporación el pasado verano.

“Es un enano para el baloncesto, pero con su potencial físico, su juego y su fortaleza, con su ida y vuelta, su agilidad, su rapidez y su disposición para defender, nos va ayudar mucho”, dijo de él en verano el también venezolano Germán Andrín, preparador físico del club fuenlabreño. En su desembarco en el conjunto madrileño, gran revelación de la presente temporada con su clasificación para disputar la Copa, tuvo mucho que ver la presencia en el banquillo de Néstor Che García, con el que coincidió en el combinado venezolano, firmando importantes éxitos deportivos como el oro en el FIBA Américas de 2015 tras batir en la final a Argentina o los triunfos en los Sudamericanos de 2014 y 2016. “Mi relación con Néstor es como la de un padre y un hijo. Le conozco desde 2007, hemos logrado muchas cosas juntos. Él te ayuda a cambiar la mentalidad, te hace ver que nada es imposible. En Fuenlabrada nos dijo que podíamos hacer grandes cosas y, aunque pocos contaban con nosotros, vamos a jugar la Copa”, dijo recientemente.

Criado en una familia de gran tradición deportiva -su madre jugó a voleibol, deporte que practica también su hermana, y su padre es un apasionado del béisbol-, fue su hermano mayor, José, el que le abrió camino en el baloncesto. Histórico capitán de la vinotinto y apodado Grillito, José Vargas no estuvo lejos de labrarse un futuro con el bate y el guante -llegó a estar en la órbita de los Chicago White Sox de las Ligas Mayores-, pero finalmente se decantó por el balón naranja y Gregory siguió sus pasos. A punto de cumplir 32 años, en Fuenlabrada sus números (4,4 puntos y 2,6 asistencias) no llaman demasiado la atención, pero su defensa, personalidad y enorme actividad (nadie comete más personales, 3,8 por partido, que él en la Liga Endesa) son fundamentales para el buen funcionamiento del equipo. Es la energía de Súper Ratón.