EL baloncesto tiene la capacidad de cambiar la vida a las personas. Es un banco lleno de oportunidades y jugadoras con talento pueden pasar de la nada al todo gracias a su habilidad. Uno de esos casos es el de Chanel Mokango (Kinshasa, 1988). La congoleña descubrió el deporte tarde, ya superados los 15 años, y prácticamente de casualidad. Fue entrar en la cancha y disfrutar desde el primer día del juego. Pasar de no estar interesada por el baloncesto a convertirlo en un modo de vida. En el billete hacia otra vida al otro lado del océano. Llegaron las becas universitarias, un coqueteo con la WNBA, buenas experiencias en Europa y ahora, en plena madurez de su carrera, Mokango disputa la temporada enrolada en las filas del Lointek Gernika. Pieza clave desde el puesto de pívot, pretende ayudar a sus compañeras a afianzar la tercera posición en liga y alargar el sueño gernikarra a base de victorias.

Mokango nunca hubiera imaginado que su vida iba a estar ligada al baloncesto. El deporte no era lo suyo, simplemente no le interesaba. Aun así, la congoleña tenía un físico destinado a la cancha. Su altura no tardó en llamar la atención y pronto acudieron a reclutarla a pesar de que no sabía ni botar el balón. “Mis primeros pasos fueron divertidos. El deporte no me gustaba para nada, pero un día me vinieron por la calle y me dijeron para ir a un equipo por mi altura. Al principio no me apetecía, pero fui a ver un partido y me pareció divertido”, recuerda. Las infraestructuras no eran las mejores y las condiciones para jugar estaban lejos de ser las idóneas, algo que todavía se repite hoy en día. “No es profesional y solo salimos fuera con el equipo nacional. Los niños juegan en la calle y muchos no tienen ni zapatillas. Recuerdo que empecé a jugar descalza porque las zapatillas eran muy caras. Aun así, disfrutaba del deporte y me ha permitido llegar hasta aquí”.

El baloncesto le dio a Mokango la oportunidad de progresar académicamente gracias a una beca para estudiar en Estados Unidos. Fue el inicio de la aventura americana. “Llegué sola de África y no conocía a nadie. Fue duro, pero me hizo más fuerte y aprendí mucho”, declara la congoleña. Su progreso fue tal que incluso logró ser drafteada para la WNBA, “un sueño hecho realidad”, antes de iniciar su trayectoria profesional en Europa. El baloncesto le cambió la vida y ahora Mokango quiere aprovechar lo vivido para ayudar a la gente de su país. “Estoy haciendo un campus para los niños y quiero hacer una fundación para ayudar a las mujeres a través del baloncesto. Para mí es muy importante ya que muchas niñas no van a la escuela y hay muchas necesidades. Me gustaría que alguien pudiera jugar fuera, conseguir una beca en Estados Unidos o dónde sea. Me gustaría estar ahí y ayudarlas”, comenta la jugadora nacida en el Congo.

Partido de mañana Por otra parte, el Lointek Gernika se mide mañana a partir de las 19.00 horas al Mann-Filter en Maloste. Una victoria y la derrota del Uni Ferrol aseguraría la tercera plaza de las gernikarras en la liga regular, la mejor de su historia y lo que les permitiría afrontar el play-off de la Liga Femenina en muy buena posición. Por su parte, las aragonesas llegan sin nada en juego, aun así, Mokango no se fía: “Será duro, pero estamos preparadas. Hemos perdido dos partidos seguidos, pero la energía está ahí. No vamos a pensar en los partidos perdidos, ya han pasado, ahora nos toca centrarnos en el presente”. La congoleña tiene unas molestias en su tobillo después de la lesión producida ante el Cadí La Seu aunque asegura que “va mejor y puedo jugar”.