bilbao - No fue una buena jornada para el RETAbet Bilbao Basket pensando en la Copa. Con la derrota ante el Real Madrid se contaba, pero no con la victoria del Morabanc Andorra ante el Barcelona. Los del Principado son rivales directos de los hombres de negro y ascendieron al séptimo puesto. Los bilbainos quedan octavos, con solo una derrota de ventaja sobre el Gran Canaria, que también venció ayer y espera cualquier descuido desde la novena posición. Tiene pinta de que estos tres equipos se jugarán dos plazas para el torneo de febrero en Gasteiz, ya que ninguno de los de la segunda mitad de la tabla parece capaz de enganchar una racha positiva que les pueda meter en la pelea.
Al menos, el Bilbao Basket tuvo el valor y la inteligencia necesarias para conseguir una derrota aseada. El comienzo de partido hizo temer por un resultado abultado y peligroso para las aspiraciones coperas. Al final del tercer cuarto Miribilla soñó con la remontada. Y tras 40 minutos ocurrió lo esperado, pero al menos quedó un buen sabor de boca porque los jugadores de Carles Duran no se dejaron ir, sabiendo de aquí al miércoles tienen un largo viaje y un partido tanto o más exigente que el de ayer, y trataron de explorar sus opciones de dar la sorpresa y compensar los resultados ajenos, aún conscientes de la superioridad del rival.
Porque después de unos años en que ganar al Real Madrid parecía el pan de cada día, ahora las cosas han vuelto a su cauce de forma más habitual y superar a los de Pablo Laso exige rozar la perfección, algo que ayer quedó lejos del Bilbao Basket, pese a su indiscutible empeño. Pablo Laso ha armado un equipo lleno de talento, todos sus jugadores tienen muchos puntos en las manos, pero además son capaces de bajar al barro y fajarse en el trabajo sucio cuando la ocasión lo requiere. Faltaba el lesionado Sergi Llull y Nocioni quedó inédito en el banquillo, pero, por ejemplo, ayer Draper y Taylor, utilizados como secantes defensivos de Bamforth y Mumbrú durante muchos minutos y que normalmente están tapados por la brillantez de otros compañeros, sumaron, además, cinco triples entre los dos que rompieron muchos esquemas del banquillo bilbaino.
En el baile por parejas que propusieron los dos técnicos fueron los dos máximos anotadores del Bilbao Basket, el segundo y el tercero de la competición, los que más sufrieron. El Real Madrid puso sobre ellos la mayor exigencia física y el ataque de los hombres de negro lo acusó, por más que Tabu y Buva, en sus mejores actuaciones en el equipo, aparecieran para desatascar algunas situaciones. Mumbrú tuvo que vérselas con la mitad de los que vestían de blanco, desde Randolph y sus brazos larguísimos a Rudy y su rapidez de manos. De Bamforth se encargaron Draper, escurridizo para perseguir por los bloqueos, y Taylor, más fuerte para cortar las trayectorias con el cuerpo. También el Bilbao Basket trabajó bien sobre Carroll y a ratos, sobre Doncic, pero la balanza del talento estaba desequilibrado.
intimidar desde el principio Desde su quinteto inicial, con gente de dos metros para arriba, el Real Madrid quiso mandar un mensaje intimidatorio que el Bilbao Basket tardó en quitarse de encima. Los campeones repartían el protagonismo ofensivo para acompañar a sus secundarios de lujo. Primero Ayón, luego Carroll, dos acciones de lujo en Doncic al inicio del tercer cuarto que fueron seis puntos, el habitual azote que supone Reyes en el rebote y, al final, Randolph, que había estado echando la tarde y anotó todos sus 13 puntos en el último cuarto.
Demasiados frentes por cubrir para un Bilbao Basket que se dejó la piel, pero no le alcanzó, como no le alcanza a casi nadie. Con poco acierto en los tiros de tres y 21 pérdidas es imposible ganar al Real Madrid. Contra cualquier otro, probablemente, los bilbainos habrían ganado, pero la bestia blanca llegó en el peor momento para sus intereses y no cayó en la trampa del exceso de confianza. En todo caso, el RETAbet Bilbao Basket dejó ayer una buena imagen porque se vio a más jugadores involucrados y metidos en la faena. El problema es que el calendario y los rivales directos aprietan y no se puede bajar el listón.