bilbao - El RETAbet Bilbao Basket no ha salido muy mal parado de la undécima jornada de la Liga Endesa. Su más inmediato perseguidor en la lucha por la Copa, el Gran Canaria, también perdió por lo que los hombres de negro aún conservan un lugar entre los ocho primeros. Ahora bien, los técnicos deberán analizar la derrota ante el Valencia Basket porque, como destacó Carles Duran, volvió a repetirse una de esas desconexiones mentales que han afectado al equipo en el último mes y que le han llevado de eso que se llama “estar en el partido” y tener opciones de ganar a, solo diez minutos después y en momentos similares del partido, coger el maletín de maquillaje para disimular el resultado adverso.
Todo empezó en el duelo europeo de Fuenlabrada donde el Bilbao Basket ganaba por 58-64 a 2.34 del final del tercer cuarto, pero a 2.27 del final perdía por 88-72. O sea, 22 puntos en contra en apenas diez minutos. Luego, algo parecido se repitió en Málaga. En solo quince minutos, los bilbainos pasaron de un 43-48 a 7.39 del final del tercer cuarto a un 81-61: una desventaja de 25 puntos en 15 minutos.
Esta semana, ha ocurrido dos veces. En Vilnius, el Bilbao Basket perdía por dos puntos (47-45) a 4.55 del final del tercer cuarto y por veinte (7-55) diez minutos después. Y en Valencia, se pasó de un 46-41 mediado el tercer cuarto, con el equipo manteniendo la cara al Valencia Basket, a un 71-47 a siete minutos del final. Es decir, un -19 en nueve minutos. Son diferencias excesivas que pueden complicar los objetivos inmediatos.
A la hora de buscar explicaciones a estos ratos en los que el Bilbao Basket se descontrola en su deseo de imponer un ritmo rápido y pierde el norte de su juego, quizás haya que pensar en el hecho de que el equipo aún no ha encontrado un jugador que consiga bajar las revoluciones y estirar las posesiones. La falta de asentamiento en la posición de base, en la que aún Tabu no ha cogido el ritmo necesario para llevar las riendas con la continuidad y seguridad que se espera de un titular, influye, sin duda, en esa falta de regularidad desde que el Bilbao Basket disputa dos partidos a la semana.
De la aportación de jugadores como Borg o Lapornik no es posible todavía esperar consistencia cada día si los principales no están a su mejor nivel, o cerca. En esos momentos en que se ve venir la tormenta hace falta oficio, experiencia y recursos para sobrevivir en el barro, elegir las mejores opciones y poner al equipo a salvo.