Bilbao - El Fontes do Sar no tuvo ni un solo segundo de tranquilidad en la noche de ayer. Lo que albergó fue más un tobogán de sensaciones que un partido y el Dominion Bilbao Basket, demasiado inconstante, excesivamente falto de armonía y continuidad en su desempeño, acabó saliendo derrotado de la ruleta rusa, del thriller en el que al final, aunque fuera a trompicones, el Rio Natura Monbus, increíblemente taquicárdico, acabó siendo el último que quedó en pie. Un ruborizante parcial de 25-5 en el segundo acto, otra de esas brutales desconexiones que ya se han convertido este año en marca de la casa en las filas de los de Sito Alonso, descarriló en primera instancia a los hombres de negro, obligándoles a alcanzar el descanso con un contundente 49-28 en contra. Parecían absolutamente perdidos los visitantes incluso en el cuarto final, pero el 67-49 fue equilibrándose paulatinamente entre el acierto triplista de los Raúl López, Álex Mumbrú, Clevin Hannah y compañía y el miedo a ganar de unos gallegos que se jugaban la supervivencia en el asunto, hasta que dos triples desde la esquina de Dairis Bertans y una canasta fuera de tiempo de Eimantas Bendzius, tras rebañar un tiro de un compañero que ni siquiera tocó aro, dibujaron una prórroga que nadie esperaba (77-77). Pero en el tiempo añadido, después de haber hecho lo más difícil, al Bilbao Basket se le volvieron a ver las costuras mientras que el Rio Natura no acusó el golpe psicológico. Bendzius abrió fuego con dos triples y su rival, aunque lo intentó, ya no tuvo pólvora ni oxígeno para recuperar el terreno perdido.
Al final, entre tanto caos y desorden, quedó la sensación de que los visitantes podrían haberse llevado la victoria si hubiesen actuado con algo más de orden y concierto, si la constancia hubiese sido su compañero de viaje a la hora imprimir al encuentro la hoja de ruta más conveniente para sus intereses. Pero los horribles cinco minutos previos al descanso, en los que los de Moncho López cogieron vuelo y confianza, desmontaron cualquier guion mínimamente racional. Merced a ese 25-5, fabricado a base de triples y canastas de uno contra uno ante una zaga bilbaina absolutamente endeble, los gallegos encontraron el colchón de la supervivencia, el maquillaje para las carencias que les obligan este curso a pugnar por salir del hoyo del descenso. Y en el bando contrario, ese 25-5 obligó a los hombres de negro a otra extenuante singladura contra viento y marea, a un noble ejercicio de supervivencia con todo en contra en el que encontró el hilo del que tirar cuando todo parecía perdido, cuando actuó directo y sin pizarras, jugándose constantemente la vida al todo o nada. Y sumando a sus méritos en los siete últimos minutos del tiempo reglamentario el temblor de piernas de los anfitriones la voltereta no estuvo tan lejos de producirse, pero cuando de nuevo había equilibrio y lo que demandaba la situación era temple y calma en lugar de toque de corneta el Bilbao Basket, huérfano esta vez de un juego interior mínimamente entonado, volvió a quedarse sin argumentos, obligado a mascar una derrota que le descabalga de los puestos de play-off en beneficio del UCAM Murcia.
Y eso que fue el Dominion Bilbao Basket el que mejor inició el duelo, haciéndose dueño y señor del marcador gracias al buen arranque ofensivo de Mumbrú y Bertans. El primer acto fue, de hecho, el único momento en el que los visitantes controlaron las evoluciones de lo que acontecía sobre la cancha, pero fueron incapaces de cobrar ventaja por culpa de las pérdidas de balón y de las demasiadas faltas cometidas, que permitieron a los gallegos anotar diez puntos sin fallo desde la línea de personal en el acto inaugural. La entrada en pista de Kostas Vasileiadis dio a los anfitriones la chispa necesaria para lograr sus primeras rentas en el amanecer del segundo acto, siendo el preludio de lo que estaba por llegar. A 5:52 del descanso la contienda marchaba equilibrada (24-23), hasta que los locales empezaron a meterlas de todos los colores desde la línea de 6,75, mientras los visitantes se quedaban absolutamente anestesiados, resquebrajados en labores de retaguardia y anulados en la faceta ofensiva.
El 49-28 en el ecuador de la contienda dibujaba un panorama más que oscuro. El Dominion Bilbao Basket intentó sacudirse el bajón con un 10-0 de salida en el tercer cuarto, pero los anfitriones se las arreglaron para mantener la verticalidad e incluso opositaban a un final desahogado con el 67-49 en los primeros compases del acto final, pero los visitantes, juntando en cancha a Raúl, Hannah y Bertans, encontraron un resquicio por el que colocarse y a los de Moncho López les apareció el miedo a ganar. Con el choque encaminado al tiempo extra previo paso por el instant replay para demostrar que la última canasta del Obradoiro fue fuera de tiempo -el Bilbao Basket jugó a defender el 77-77 los últimos ocho segundos en lugar de hacer falta y tener bola para ganar- parecía que las sensaciones positivas se mudaban de bando. Nada más lejos de la realidad, pues el 6-0 con el que Bendzius, el anfitrión más dañino, inauguró la prórroga ya no tuvo vuelta atrás.