bilbao- Dejan Todorovic es tan directo como sincero. Su discurso es el de la juventud, el del chaval que quiere comerse el mundo del baloncesto a dentelladas. Puro ímpetu. Admite que el curso pasado tuvo demasiada prisa, que quiso correr demasiado, y que poco a poco va aprendiendo a ser paciente. Esperaba tener más oportunidades en su segunda temporada como hombre de negro, pero ha interiorizado que todo, tanto las constantes correcciones como los halagos que le dedica Sito Alonso, enriquecen su proceso de aprendizaje dentro de una carrera que no ha hecho más que empezar y que espera que le lleve algún día a la NBA. “Es mi sueño desde el día que nací”, reconoce.
Presencia en el quinteto inicial jugando además por encima de quince minutos. ¿Cómo se ha visto en las dos últimas citas?
-Me he sentido bien y me hace estar contento porque veo que estoy progresando, que estoy haciendo cosas positivas para el equipo.
Al ser ya su segundo curso en Bilbao, ¿esperaba gozar de más minutos esta temporada?
-Todo jugador que va cedido a otro club lo hace para disponer de minutos. En principio sí que pensaba que iba a jugar más, pero lo cierto es que hay muchos jugadores en mi posición, gente con más experiencia que yo. Me ha tocado el rol que me ha tocado y estoy intentando aprovechar al máximo los minutos que tengo.
Al llegar en verano comentó que esperaba dar más de sí mismo que en la anterior campaña. ¿Cree que ha cumplido con ese objetivo?
-Creo que en muchos partidos he demostrado un nivel individual alto, que puedo ayudar mucho al equipo. Esa es mi meta, seguir aprendiendo para que lo que yo haga individualmente le sirva al equipo. En algunos aspectos del juego sí que creo que he progresado mucho, pero también soy consciente de que me queda mucho para llegar a ser el jugador que quiero.
¿Como es para un joven de 21 años trabajar con un técnico tan exigente y detallista como Sito Alonso? ¿Se hace muy duro?
-En esta vida cualquier trabajo es duro, pero yo tengo la suerte de dedicarme a lo que más me gusta, a lo que me hace sentir feliz. Eso ayuda a que superes cualquier dificultad.
Su técnico ha comentado en más de una ocasión que sus minutos en cancha van en consonancia de su grado de cumplimiento de las normas del equipo. ¿Cuáles son las que más le cuesta cumplir?
-No creo que haya algunas que me cueste más cumplir que otras. Creo que, a veces, cuando un joven se equivoca lo paga el triple de lo que debería. Pero es algo normal. Cualquier error que cometas hay que intentar no repetirlo y, en ese sentido, creo que me va mejor que el curso pasado. Creo que he dado un salto importante.
¿Qué aspectos del juego cree que ha mejorado más desde que está en Bilbao?
-He recuperado mucho mis sensaciones en cuanto al tiro, me siento mucho mejor después de la operación que tuve hace dos veranos en mi muñeca. También creo que he progresado mucho en cuanto a la lectura del juego, en estar más tranquilo en la cancha y en tomar algunas decisiones y luego ser responsable de ellas.
¿Y en qué cree que debe avanzar para asentarse en la élite?
-Es complicado... Por ejemplo, este verano me incorporé muy tarde al equipo y el grupo ya estaba muy formado. Yo creo que lo que necesito es, sobre todo, tiempo. Haciendo bien las cosas todo llegará. Estoy muy contento aquí porque aprendo a diario cosas de Álex (Mumbrú), Axel (Hervelle), Raúl (López) o Sito. Sé que tengo que tener mucha paciencia para conseguir todo lo que quiero.
¿Es muy difícil en el aspecto mental pasar a ser una promesa de un club importante, uno de los referentes de una cantera como la de Unicaja, a verse muchos minutos en el banquillo en un equipo de la ACB?
-Eso es lo que más me costó el año pasado, a veces no lo podía controlar. El año pasado perdía muchos balones porque no tenía paciencia, quería demostrar más de lo que debía. Este año me veo mucho mejor. Todo es cuestión de tiempo y de oportunidades.
La sanción por la pelea en el derbi contra el Laboral Kutxa le hizo mucho daño.
-Muchísimo. Yo me veía en un momento de forma y de juego espectacular, creo que hasta promediaba más de 20 minutos en cancha en los partidos anteriores y estaba aportando muy buenas cosas al equipo, pero aquello... Tener que estar cuatro partidos sin jugar por sanción hubiese afectado a cualquier jugador con diez o quince años de experiencia en la ACB, imagínate a un chaval como yo. Intentaba ayudar en los entrenamientos, pero te faltan las sensaciones de partido, eso no te lo devuelve nadie. Me alegro de haberlo dejado atrás. Lo que sí que quiero apuntar es que en aquel momento tuve un enorme apoyo de todo el equipo y, sobre todo, de Sito.
Supongo que notará que su estilo de juego, la energía que aporta y sus mates, conectan bien con el público del Bilbao Arena.
-Por supuesto. Es algo que me sale natural porque soy un jugador atlético, físico y puedo aportar cosas espectaculares. ¡Quizás haya sido Dios el que me ha dado esas facultades (risas)! Me alegro mucho de gustar a la gente, que el público se anime con mis acciones.
¿Dónde se ve Dejan Todorovic en un futuro cercano en el mundo del baloncesto?
-Dejan Todorovic tiene un sueño desde el día que nació, pero no le gusta hablar sobre ello (risas). En serio, yo quiero jugar algún día en la NBA y voy a hacer todo lo posible para conseguirlo. De verdad que creo que estoy en el buen camino, pero siendo consciente de que hay que ir paso a paso. Este próximo verano soy elegible en el draft de la NBA por cuestión de edad, pero no he pensado demasiado en ello, ya lo hablaré próximamente con mi agente para ver cómo se mueven las cosas y qué es lo más conveniente para mí. Ahora solo pienso en el Bilbao Basket.
¿Y cómo ve lo que resta de temporada? El margen de error para entrar en el ‘play-off’ es mínimo.
-Contra el Real Madrid demostramos durante muchos minutos que podemos dar un gran nivel de juego, aunque al final nos despistamos un poco. Ahora nos toca el Baloncesto Sevilla y la clave estará en ir partido a partido. Si hacemos las cosas al nivel que podemos hacerlo, creo que cumpliremos con el objetivo de disputar el play-off.