charles Nkaloulou (Brazzaville, Congo; 1994) llamó la atención desde muy pequeño. Su altura destacaba sobremanera y no tardó en convertirse en uno de los más altos del pueblo. Aquel joven larguilucho parecía haber nacido para practicar algún deporte y el baloncesto pronto empezó a sonar entre sus vecinos, pero él no estaba interesado. La canasta y el balón naranja no le apasionaban, simplemente ni los conocía. Al final tras mucho insistir comenzó a realizar sus primeros lanzamientos y el talento natural hizo el resto.

Años después, se convirtió en uno de los mejores jugadores del país antes de cumplir la mayoría de edad y el exjugador de la ACB Anicet Lavodrama, consciente del potencial que desprendía aquel adolescente congoleño, decidió llevarle camino a la tierra donde él mismo se convirtió en mito, a Galicia. Ahora, el ala-pívot de Brazzaville está realizando una gran temporada con el Ametx Zornotza y espera que sus buenos números sirvan para entrar en el play-off, para ello ganar mañana ante el Iraurgi en Larrea (12.00 horas) será clave.

Nkaloulou no lo tuvo fácil para poder progresar dentro de este deporte. El ala-pívot del Zornotza no nació en el mejor lugar posible para pulir sus habilidades. “En mi país el baloncesto no es como aquí, es más de fútbol o de voleibol. A la gente no le gusta el baloncesto, no hay afición”, cuenta el congoleño, que reconoce que “a mí tampoco me gustaba mucho”. Aunque una vez que el baloncesto se cruzó en su camino, Nkaloulou tuvo claro que esté era su camino a seguir: “Cuando con 14 años empecé a jugar con los senior, a viajar por todo África y a ganar medallas me di cuenta que quería más, quería llegar lejos en este deporte”.

Pero la situación del baloncesto en el Congo ha cambiado completamente en la última época. La irrupción de Serge Ibaka ha transformado el panorama deportivo del país y ahora los niños sueñan con ser como el interior de los Oklahoma City Thunder. “Nadie esperaba eso porque Serge empezó a jugar como yo y ahora estoy muy contento de verle a ese nivel. Tiene mucho mérito hacer lo que ha hecho desde un país en el que el baloncesto apenas tiene importancia”, declara el jugador del equipo zornotzarra. Nkaloulou e Ibaka no pudieron coincidir en la liga domestica, pero ahora, con los dos jugando fuera del país, vuelven a casa cuando tienen la ocasión y nunca faltan las pachangas entre ellos. “Debes demostrar que también sabes jugar a esto”, afirma Nkaloulou.

Como muchos deportistas, Nkaloulou hizo las maletas muy joven y dejó su país natal para ir a Lugo siendo todavía juvenil de primer año y tras triunfar en un campus celebrado en Kinshasa, donde fue nombrado mejor jugador y mejor triplista. El talento lo tenía y era hora de marchar para pulirlo. “Me costó mucho al principio. No sabía el idioma, no conocía a nadie, era muy joven? pero hubo un compañero, Jeremy, que sabía francés y eso me facilitó las cosas”, recuerda. Tras unos buenos años en el Estudiantes, el Breogan se fijó en él, pero la LEB Oro se le hizo demasiado dura y tuvo que bajar a la Plata, donde se enroló en el Cambados, un curso antes de fichar por el Zornotza.

El cambio fue importante, pero Charles Nkaloulou reconoce que en Amorebieta se siente muy cómodo, aun así todavía tiene una pequeña espina clavada: “No estoy del todo contento por los resultados que estamos teniendo. Tanto la afición como los jugadores esperábamos estar más arriba”. El ala-pívot tiene claro que el play-off es el objetivo y para asentarse en los puestos que dan acceso a él mañana tienen una cita clave ante el Iraurgi: “Ellos tienen un equipo muy bueno, unos pívots fuertes, pero creo que vamos a sacar el partido adelante. Nuestra afición se lo merece”, asegura. Una victoria les ayudaría a seguir en la lucha por entrar en la fase de ascenso, la gran meta para el Zornotza y para Nkaloulou, que cree que ahí “vamos a llegar lejos si estamos todos sanos”.