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Un base contra los cánones

courtney fortson, con solo 1,80, hace alarde de su versatilidad y acumula varios triples-dobles en su carrera

Un base contra los cánonesFoto: Banvit BK

COURTNEY Fortson se ha convertido en uno de los bases de moda en Europa y no solo por esas rastas larguísimas que le dan un aire peculiar. Y es que no es común que un jugador de su posición consiga triples-dobles o se acerque a ellos bastante a menudo, menos aún para un tipo que mide 1,80 metros. El director de juego del Banvit logró uno en la primera fase de la Eurocup ante el Aris Salónica (13 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias), en los que era solo el octavo triple-doble de la historia de la competición, y otro en la Liga turca hace apenas un par de semanas ante el Estambul. Sus 20 puntos, 10 rebotes y 12 asistencias fueron la quinta ocasión en que se veía el triple-doble desde que se creó la Liga turca.

Pero es que, además, el jugador nacido en Alabama hace 28 años protagonizó otra actuación de este tipo la pasada temporada en la Eurochallenge con el Avtodor Saratov ruso (30 puntos, 12 rebotes y 13 asistencias ante el Tartu) y también lo había logrado en su etapa en la Universidad de Arkansas cuando en un partido ante North Carolina Central hizo 20 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias. Nadie más aparte del mítico Alvin Robertson en 1984 ha firmado un triple-doble en la historia de los Razorbacks.

Con Arkansas, Courtney Fortson tuvo ocasión de medirse en varias ocasiones a John Wall o Eric Bledsoe, bases que ahora están en la NBA, sin desentonar en absoluto. Sin ir más lejos, un jugador más pequeño que él, Isaiah Thomas, base de los Celtics, ha sido seleccionado para el All Star de este próximo fin de semana. Pero todos ellos tienen lo que le falta al base del Banvit: amenaza con el tiro exterior. En quince partidos de la Eurocup, Fortson promedia 13,1 puntos, 4,2 rebotes y 5,8 asistencias, pero apenas un 25% en triples. Quizás por ello tuvo dos pasos muy breves por la NBA, con contratos temporales en Los Angeles Clippers y Houston Rockets.

Sus cualidades físicas, con un salto vertical de 90 centímetros, le permiten brillar en facetas ajenas a su posición, como la del rebote, pero quizás le limitan para dar el salto a un nivel más importante. Después de no salir elegido en el draft de 2010, se estrenó como profesional en el Steaua de Bucarest, que abandonó pronto para probar fortuna en la NBDL. Allí tuvo un par de campañas brillantes con los LA D-Fenders, pero nunca apostaron por él, pese a ser uno de los mejores jugadores de la liga de desarrollo de la NBA. “Me sorprendió que no me llamara ningún equipo me reclamara. No sé la razón. Pero decidí que eso no debía afectarme para seguir trabajando sin mirar atrás”, comenta.

Entonces, decidió regresar a Europa. Dos temporadas en Saratov, al que llevó a disputar la VTB League, le pusieron en el escaparate y el Banvit le confió el rol de director de juego y, de momento, está brillando con unos números excelentes. Sus 180 centímetros se hacen notar en defensa y en su facilidad para romper las defensas y encontrar al compañero abierto. “Depende del partido, puedo tomar más responsabilidad en ataque y dirigir más el juego”, algo que ya se vio en Bilbao cuando fue determinante en el último cuarto.

Sus buenas actuaciones en el Banvit le han llevado al All Star de Turquía y le hacen creer aún en sus posibilidades de volver a la NBA algún día. “Sé que siempre habrá una puerta abierta para mí”, afirma un jugador que admite que aprendió mucho en los Clippers de dos bases extraordinarios como Chris Paul y Chauncey Billups: “Quise ser como una esponja por la oportunidad que suponía”. Ahora en Bandirma es el jefe en la cancha, promedia 35 minutos de juego y es una de las mayores preocupaciones para el Bilbao Basket hoy.