BILBAO - Habría sido demasiado pedir que acompañaran el resto de los resultados y que el Bilbao Basket fuera ya cabeza de serie en la Copa en la que es seguro que será el único equipo vasco participante. Para adquirir esa condición los hombres de negro, básicamente, tendrán que ganar en Málaga o esperar una derrota del Joventut o del Barcelona en la última jornada de una primera vuelta absolutamente espectacular y de tintes históricos. En todo caso, ahora mismo ser cabeza de serie tiene una valor relativo porque faltan cinco semanas para la Copa y en ese tiempo los equipos pueden cambiar mucho en su comportamiento y en las dinámicas con que lleguen al torneo.
Lo destacable son las doce victorias que ya adornan el casillero del Bilbao Basket y que le equiparan con el equipo de la temporada 2007-08, que presentaba idéntico balance a estas alturas y era segundo a un partido del líder, superando también todas las expectativas. Ahora, los de Sito Alonso son terceros a la misma distancia del primer clasificado y si ganan el domingo al Unicaja, igualarían la mejor primera vuelta de la historia. Además, aquel equipo que dirigía Txus Vidorreta también era el que menos puntos había recibido con 70,1 por partido por los 71,7 de los que presume siete años después. La diferencia entre ambas temporadas está en el calendario. El Bilbao Basket presume ahora de haber ganado como local al Real Madrid, el Barcelona y el Valencia Basket y como visitante en Gran Canaria. En la campaña 2007-08, los bilbainos aún no habían recibido en La Casilla a los dos grandes futboleros, pero a cambio lucían triunfos en Málaga y en Gasteiz.
La importancia de lo conseguido hasta ahora, tanto como en toda la campaña pasada, se subraya por el hecho de que después de 16 partidos este Bilbao Basket aventaja en tres partidos al sexto clasificado y en cuatro al noveno, lo que le convierte desde ya en aspirante a disputar el play-off por el título. Esta distancia es la misma que hace siete años cuando el conjunto vizcaino tuvo margen suficiente para sobreponerse a seis derrotas consecutivas en la segunda vuelta y acabar la Liga regular en la sexta posición.
dudas disipadas La derrota hace un par de meses en el derbi de Illunbe ante el Gipuzkoa Basket dejó algunas dudas ante la dificultad que entrañaba la parte final de la primera vuelta. Pero cuando la cuesta más se empinaba el Bilbao Basket ha respondido con cinco triunfos, los últimos cuatro de forma consecutiva, en los últimos seis partidos. La comunión que se ha creado con el público de Miribilla ha provocado que los hombres de negro eleven su rendimiento para colocarse a la altura de plantillas con muchos más recursos y que ocurran cosas como las de ayer cuando Latavious Williams, que hace unas semanas tenía pie y medio fuera del equipo, jugó por primera vez más minutos que Marko Todorovic o cuando un rubito sueco de 20 años recién llegado de una Liga menor sobresale por encima de gente con mucho más bagaje y experiencia. Ya es curioso que Tobias Borg haya jugado sus dos mejores partidos de la temporada ante el Real Madrid y el Valencia Basket, rivales de postín ante los que han quedado de manifiesto sus privilegiadas condiciones físicas, además de su atrevimiento y descaro.
Total, que el Bilbao Basket ha tirado todas las barreras, incluso sin el concurso de Dairis Bertans, uno de sus martillos más contundentes. El letón debe vivir una sensación extraña entre la alegría de pertenecer a un colectivo ganador y la tristeza de no poder ayudar, aunque Sito Alonso, siempre hábil en la sala de prensa para lanzar mensajes motivantes, ya se ha encargado de recordar la importancia de su escolta titular, que en su ausencia ha visto crecer a compañeros como Borg y Dejan Todorovic. Bertans regresará, por tanto, a un equipo más completo y mucho más largo que aún espera el día en que toda la plantilla esté sana.
De momento, los hombres de negro siguen dando muestras de su personalidad, forjada desde la confianza del entrenador hacia los jugadores y viceversa, y de un carácter a prueba de bombas, que les ha permitido sacar tres victorias ante tres enemigos con rango de Euroliga que les exigieron hasta el último minuto del último cuarto. Esto sí que no ha ocurrido nunca, que el Bilbao Basket haya superado en casa al Real, al Barcelona y al tercer equipo de ese teórico escalafón que, por recursos, debería ordenar en la Liga Endesa. El Bilbao Basket, de manera tan admirable como la del Fiatc Joventut, ahí sigue desafiando a la lógica y buscando sus límites en una temporada en la que no se le esperaba en esta fiesta de los ocho mejores. Allí estará como representante del baloncesto vasco y, sobre todo, del vizcaino que ha podido comprobar que siempre que llueve escampa. El cielo no está todavía totalmente despejado, pero el futuro se puede contemplar con una sonrisa en la cara.