Eslovenia76
Estados Unidos119
ESLOVENIA: Slokar (7), Zupan (2), G. Dragic (13), Z. Dragic (11), Lorbek (12) -cinco inicial- Balazic (9), Slokar (7), Nikolic, Prepelic (9), Muric (6), Blazic, Klobucar (3) y Omic (4).
ESTADOS UNIDOS: Curry (6), Faried (14), Irving (12), Harden (14), Davis (13) -cinco inicial- Thompson (20), Rose (12), Gay (7), DeRozan (6), Plumlee (4), Cousins (9) y Drummond (2).
Parciales: 22-29, 42-49 (descanso), 64-86 y 76-119.
Árbitros: Maranho, Lottermoser y Pascual. Eliminaron por cinco faltas personales a DeMarcus Cousins.
Incidencias: 13.674 espectadores en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
Bilbao - Estados Unidos es una máquina voraz que nunca baja el ritmo. Un martillo pilón que golpea constantemente a sus rivales y les obliga a sacar la bandera blanca ante tanto vendaval ofensivo. Desgastados completamente. Ayer, Eslovenia trató de aguantar las embestidas de los estadounidenses y hasta el descanso consiguió plantar cara, pero los de Mike Krzyzewski ya estaban a un solo punto de los cincuenta. Sin mostrar su mejor nivel iban a un promedio de casi cien puntos y los eslovenos hacían la goma para continuar enganchados al encuentro, en busca de una épica victoria. Pero todo estaba controlado. Estados Unidos es capaz de dar el acelerón letal en cualquier momento y, otra vez más, en el tercer cuarto, sacó a relucir toda su velocidad, a acertar desde el perímetro y a concluir los numerosos contraataques que realizó con contundentes mates. Demasiado para Eslovenia, que salió valiente, miró de tú a tú al combinado norteamericano hasta el descanso y acabó marchándose a casa recibiendo una soberana paliza (76-119).
A los jugadores estadounidenses les cuesta empezar, hacerse con el ritmo del partido y conseguir imponer su estilo veloz. Viendo a su rival aletargado todavía, Eslovenia no dudó y atacó con todas sus armas a sus oponentes. 8-4 y toque de atención de Krzyzewski. A partir de ahí, los norteamericanos comenzaron a pelear más, a luchar por cada rebote como si fuera el último y, poco a poco, consiguieron abrir las primeras brechas en el marcador gracias al trabajo del omnipresente Kenneth Faried. Sin embargo, los eslovenos todavía tenían un par de balas, concretamente Domen Lorbek. El exjugador del Gipuzkoa Basket anotó varios puntos desde el perímetro y permitió a los suyos marcharse vivos a los vestuarios (42-49). Un resultado que hizo que los aficionados eslovenos más soñadores vislumbraran una épica victoria ante la todopoderosa selección de Estados Unidos.
Pero en la segunda parte la historia cambió. Eslovenia había quemado todas sus naves y a los estadounidenses todavía les quedaba mucha artillería. Así, en final del tercer cuarto, el partido ya estaba completamente decidido (64-86) y en el cuarto, fue el turno de Mason Plumlee y Andre Drummond, los últimos en la rotación de Krzyzewski pero capaces de seguir a la velocidad vertiginosa de sus compañeros y dejar varias pinceladas de espectáculo para cerrar otro partido más.