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AYER pudo asistirse en Miribilla a un nuevo comienzo. El Bilbao Basket y sus aficionados llegaron al Bilbao Arena con la ilusión de un futuro que tiene que ser necesariamente mejor y se marcharon de nuevo orgullosos los unos de los otros y con el sabor de una amplia victoria que relanza las opciones de los hombres de negro en un grupo en el que todo puede pasar.

El conjunto bilbaino se encontró con un partido muy diferente al que esperaba y lo aprovechó. El inicio del partido ya hizo ver que, sea por el cansancio de un viaje complicado o por las ausencias de alguno de sus mejores jugadores, el Nizhny Novgorod no estaba para nada. El Bilbao Basket jugó sus bazas con la ilusión renovada y los rusos fueron incapaces de proponer algo diferente. Los de Pueyo cerraron a su rival todas las posibilidades de tiro rápido con una interesante y bien trabajada defensa de cambios constantes y sin el acierto que les es habitual, las escasas ideas de los visitantes quedaron en evidencia y tuvieron que entregarse al individualismo del exbaskonista Taylor Rochestie para poder romper en el uno contra uno y pasar a duras penas de los 50 puntos. Probablemente, la próxima semana en la cancha rusa las cosas serán distintas, sobre todo si el Nizhny Novgorod recupera a Luke Babbit y a Primoz Brezec.

sin concesiones Esta vez no hubo concesiones por parte del banquillo bilbaino, aunque hubo quien lo reclamó tímidamente desde la grada, ya que era necesario lograr una renta amplia para compensar la abultada derrota en Belgrado. Dando por descartado al Panionios, que aún no ha conseguido ganar ningún partido y es con diferencia el equipo más débil, la clasificación para la siguiente fase estará entre los otros tres equipos en pugna por dos puestos. El Bilbao Basket está, de momento, por delante en caso de un triple empate y si es capaz de ganar en Nizhny Novgorod o regresar con una derrota ajustada, tendrá la oportunidad de sellar su clasificación en los partidos ante el Estrella Roja en casa y ante el Panionios en Atenas.

El duelo ante los serbios será decisivo en el grupo y ayer Rafa Pueyo ya puso sobre aviso a los aficionados, que solo están cubriendo la mitad del Bilbao Arena en los choques de la Eurocup. Ese será el siguiente partido como local de los hombres de negro que se pasarán las próximas dos semanas con las maletas a cuestas. Pero, al menos, lo harán con la alegría recuperada si se cumple lo que todo el mundo espera. En apenas un par de días, las deserciones que se temían han sido frenadas y ya nadie tiene la sensación de que la temporada va a ser un suplicio. Los técnicos y los jugadores, con su encomiable actitud, han llegado a este punto con todas las puertas abiertas y la afición claramente de su lado.