RESULTA muy complicadoexplicar y asimilaruna derrota cuando elequipo que la cosecha halanzado catorce tiros de campo másque el rival, ha metido más canastasen juego con mejores porcentajes,ha dado más asistencias y haperdido menos balones. Todo esodaría para pensar en un buen partidoy en un desenlace feliz. Pero no.Eso le pasó al Bilbao Basket ante elUnicaja en un duelo en el que aquellode línea de castigo adquirió másvigencia que nunca. El conjuntomalagueño anotó un tercio exactode sus puntos gracias a los tiroslibres y desde la distancia sumó 22puntos que los anfitriones, a quienesno les cundió su excelente trabajodurante casi tres cuartos y, porcontra, pagaron muy caro su desaciertocuando llegó la hora de resolverel partido.
El Unicaja se mantuvo agazapadomucho rato, surgió imparable en eltramo final y se llevó el premio gordodespués de ser dominado por losbilbainos durante muchas fases delchoque. Los de Joan Plaza no acusaronel hecho de haber jugado apenas36 horas antes porque la amplitudde su plantilla les permitemanejarse en el máximo esfuerzo.El técnico catalán usa normalmentedoce jugadores, que serán treceen cuanto recuperen a Txemi Urtasun.El actual Bilbao Basket, encambio, aún debe encontrar el encaje,eso que se llama rol, para lamitad de sus jugadores, o ellosdeben poner de su parte para hallarloen el menor tiempo posible.
De cualquier modo, no es normalque el Bilbao Basket metiera solotres de sus nueve tiros libres, lo quesumado a sus muchos errores enlanzamientos sencillos permitióque los andaluces tuvieran másvida de la que apuntaba su juego.Dairis Bertans metió sus tres primeroslanzamientos, con dos triples, pero después se le hizo el aromuy pequeñito y metió solo unacanasta más en diez lanzamientos,incluido un tiro libre en cinco intentos.Los fallos del letón lastraron alos hombres de negro porque fue eljugador que más tiros gastó y resultaronevidentes en el último cuartoen la comparativa con Ryan Toolson,el hombre con el que se emparejabay que se fue a diez puntos enesos diez minutos fatídicos para losde Rafa Pueyo.
Debe ser cosa de las dinámicasporque dos jugadas fueron determinantesy significativas de lo queocurrió en el Bilbao Arena. CarlosSuárez anotó un afortunado triplea tablero con 1.37 por jugar (63-68)mientras en la jugada siguienteMumbrú falló una sencilla bandejaque mató definitivamente el partidoy no exactamente de la maneraque habrían deseado el BilbaoBasket y todos sus seguidores, quese resisten a perder la fe pese a queel equipo sigue sin poder abandonarel vagón de cola de la LigaEndesa después de siete jornadas.EL PEOR ARRANQUE Las seis derrotasigualan el balance en este mismotramode competición de la temporada2009-2010. Entonces, comoahora, demasiadas cosas salían malsin explicación aparente, los detallessiempre se ponían en contra pormás que se trabajaba para lo contrarioy el rendimiento de algunosjugadores importantes era discontinuo.En este mes y medio de competición,el Bilbao Basket se haenfrentado a cinco de los seis primerosclasificados y el calendariotiene que empezar a alojar la sogapor pura lógica, pero también esverdad que los malos resultadosempiezan a pesar en el ánimo deun colectivo que no encuentra larecompensa y que ve salpicadacada semana de pequeños inconvenientesque no acaban de permitiral grupo tener la regularidadnecesaria en el trabajo y en suexpresión en la cancha. Además,la mayoría de los jugadores noestán acostumbrados a convivircon la sucesión de reveses, lo queobliga a poner también la atenciónen el trabajo psicológico, en quenadie baje los brazos por unasituación inesperada.
Resulta difícil abstraerse a losresultados, pero el Bilbao Basketdebe hacerlo para sobrellevar losdos frentes competitivos que tieneabiertos. La preocupación ahora sonlos deberes ligueros que planteandos exámenes para nota en las dospróximas semanas. Todos siguenbuscando esa tecla que active lamaquinaria, que permita al equipovizcaino avanzar hacia los vagonesde la tranquilidad.