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EN la cúspide del baloncesto actual no hay hueco para todos. Bien lo saben el Bilbao Basket y el Valencia Basket que se disputan la pequeñísima parte del pastel, las migajas, que dejan los cuatro licenciados A de la Euroliga. Bilbainos y taronjas son los principales representantes de esa quinta vía que reclama su lugar con proyectos muy consolidados en sus respectivas ciudades. Los dos clubes han jugado la final de la Liga ACB, se han hecho habituales en Europa, han llegado a la Euroliga, pero carecen de las prebendas de otros por lo que deben pelearse por el mismo espacio.

Ya ocurrió en el play-off de la temporada pasada. El triunfo del Bilbao Basket comenzó en la eliminatoria de cuartos de final el recorrido al que aspiraban los valencianos después de una gran temporada regular. El Valencia Basket quedó relegado a la Eurocup, competición que ya ha ganado dos veces, una de ellas en la Final Four de Gasteiz de 2010 en la que también estaban los vizcainos. Es difícil vender ambición y deseo de crecer cuando las puertas se cierran una tras otra. Pero tal y como están las cosas, y si no cambian en estos meses, sólo ganando la Liga Endesa o la Eurocup podrían los dos clubes volver a la Euroliga. De momento, el amplio respaldo que ambos tienen detrás se mantiene, a la espera de que la cordura regrese a las competiciones de clubes.

El Valencia Basket perdió este verano a alguno de sus puntales, pero ha armado de nuevo una plantilla interesante. Incluso se permitió el lujo de contar de forma temporal con Tiago Splitter, operación en la que se dejó 200.000 euros. No hay duda de que la ciudad y el proyecto son atractivos, pese a todo. En la reciente junta de accionistas, se aprobó un presupuesto cercano a los 10 millones y medio pese a que el club no cuenta con un patrocinador principal que luzca en su camiseta tras la marcha de Power Electronics. Dicen que ha sido Juan Roig, el mecenas que sigue detrás del proyecto taronja, el que renunció a una jugosa oferta de una multinacional para impulsar la inclusión en la camiseta del lema Cultura del esfuerzo, una manera de alentar al público, sobre todo a los jóvenes, en estos tiempos de crisis. "La mejor manera de influir es dar ejemplo, valorar el esfuerzo y la importancia de cada céntimo de euro que se ingresa y que se gasta. Lo fácil es aceptar un patrocinio, pero nuestro reto es ayudar a contribuir a que se hable en la sociedad de esfuerzo y de superación", explicó en su día el vicepresidente Francisco Raga.

Es una manera de plantearse el futuro, aunque el mayor esfuerzo del Valencia Basket en los últimos tiempos ha ido destinado a tratar de convencer a sus semejantes de las maldades del actual sistema. El club de la Fonteta se ha significado en contra de las tesis de los poderosos, pero de momento no ha conseguido nada. Tendrá que seguir luchando en la cancha, como el Gescrap Bizkaia, para ganarse el pan con el sudor de su frente. Unos deben poner esfuerzo donde otros presentan dudosos méritos del pasado.