BILBAO. El Gobierno de Patxi López, tan reacio y picajoso a la hora de sustanciar de modo inequívoco su compromiso para la construcción del nuevo campo de San Mamés, no aparece tan escrupuloso cuando se trata de atender las propuestas que en materia de infraestructuras deportivas le llegan desde Donostia y Gasteiz, ayuntamientos gobernados por el PSE. Así, el acuerdo presupuestario que los socialistas vascos han alcanzado esta semana con el Partido Popular impulsa tanto la remodelación del Fernando Buesa Arena, la cancha de baloncesto del Caja Laboral Baskonia, como la supresión de la pista de atletismo de Anoeta, feudo de la Real Sociedad.

El Gobierno López destinará a la ampliación del pabellón alavés la cuarta parte (14 millones de euros) de cuanto aportará (55 millones) a la construcción de la más compleja y sofisticada infraestructura deportiva jamás levantada en Euskadi, el nuevo San Mamés. Si sorprende el montante de la remodelación del Buesa Arena, 28 millones de euros, aportados a partes iguales por el Gobierno vasco y la Diputación de Araba; resulta aún más llamativo el hecho de que esa elevada suma se destine a la ganancia de apenas 5.300 asientos. El recinto gasteiztarra puede hoy acoger a 9.700 espectadores, y su aforo será de 15.000 cuando concluya la que será su segunda ampliación en apenas una década (la anterior data de 1998). Es decir, cada nuevo asiento del Buesa Arena costará 5.283 euros, frente a los 3.113 que absorberá cada silla de la futura Catedral. La construcción, desde cero, del palacio de Miribilla, con capacidad para 8.500 espectadores, requerirá una inversión de 42 millones de euros, 4.941 euros por silla, con la salvedad, sensible, de que el palacio bilbaino, a diferencia del gasteiztarra, ofrecerá además un sinfín de servicios deportivos a los bilbainos.

El doble rasero con el que parece gestionar el Gobierno socialista el asunto de las infraestructuras deportivas no acaba ahí. En la previsión de las cuentas públicas para 2010, Lakua también ha destinado una considerable partida, de 150.000 euros (25 millones de pesetas), a la redacción de un nuevo proyecto, el enésimo, para la supresión de la pista de atletismo de Anoeta, un estadio que fue sufragado en su mayor parte con el dinero de todos los contribuyentes bajo el argumento de que se convertiría en el templo sagrado del atletismo. En 2004, José Luis Astiazaran, entonces presidente de la Real Sociedad, presentó un plan que eliminaba el tartán y elevaba a 42.000 localidades el aforo de Anoeta. El alcalde, Odón Elorza, tumbó aquella iniciativa con la misma determinación con que hoy, subido a la ola del provincianismo, descalifica la inversión pública en San Mamés y demanda una reforma integral para Anoeta.