El sentimiento rojiblanco es tan inmenso que llega a lugares insospechados. La afición athleticzale da forma al gran mosaico que representa un club que durante más de cien años ha sido testigo de millones de imágenes que dejan constancia de esa pasión dentro y fuera de Euskadi.

Pepe Sarria es del Athletic y como otros muchos bilbainos "sin fanfarronerías" afirma que nació a las afueras de Bilbao, en Málaga. "Ser del Athletic es un sentimiento, una forma de ser. Hay que sentirlo, no se puede explicar", lanza. En su casa no hay una esquina en la que no haya colocado un recuerdo, una bandera o un foto relacionada con su equipo del alma. Pepe no ha tenido vinculación con el club rojiblanco, ni siquiera su familia es muy futbolera, pero desde que tiene uso de razón los leones han sido parte de él. "En mi familia ni les gusta el fútbol, ni son del Athletic. Soy del Athletic desde la final de UEFA del 77. Ahí apenas tenía cinco años", recuerda.

UNA FILOSOFÍA DIFERENTE

Con orgullo, este socio del club rojiblanco que viste con sudaderas y camisetas del Athletic confiesa que lleva al club en el corazón allá a donde va. "Siempre digo que ser del Athletic es pertenecer a un club distinto. Es una filosofía diferente... El que no lo vive no lo puede entender".

En su caso vive ese sentimientos a 866 kilómetros de Bilbao, en la localidad malagueña de Antequera. Según explica Pepe en Andalucía hay mucha gente aficionada del Athletic, sobre todo gente más mayor. "En el año 2000 montamos una peña del Athletic en Málaga y eso te va uniendo a otros aficionando, pero siendo un crío era del Athletic y punto".

PROTAGONISTA DE LA PORTADA

Este andaluz con alma rojiblanca será este sábado protagonista de la portada de DEIA. Su fotografía, en la que aparece con una bufanda del Athletic, formará parte de ese gran mosaico de aficionados con la que se enviará toda la fuerza hasta Sevilla, para que los leones salgan con garra en La Cartuja. "Mis amigos de Bilbao me mandan DEIA para que los lea en Málaga. Cuando vi la iniciativa, ni me lo pensé. Me hará ilusión verme en la portada", cuenta Pepe.

Este aficionado reconoce que todavía no se ha repuesto de la final de Copa contra la Real Sociedad. "Lo pasé fatal", lanza. "Confiaba en que pudiésemos ganar". Pero no pudo ser. Cara a la siguiente cita contra el Barça de este sábado Pepe asegura no tener mucha esperanza de que el Athletic levante la Copa, "pero nunca se sabe. La vida te puede dar sorpresas".

Lo qué sí sabe es que la próxima cita será también de infarto. A pesar de que es del Athletic a muerte, Pepe afirma no tener ídolos entre los jugadores, aunque reconoce que mucha culpa de que él sea del Athletic la tiene Endika Guarrotxena, con quien tiene la suerte de compartir una amistad. "Endika me marcó cuando en el 84 marcó en la final de Copa", recuerda.

Entonces era un jovencito de 12 años que lucía con orgullo los colores del Athletic. Treinta y siete años después esa pasión no solo no ha desaparecido sino que por si fuera poco ha ido creciendo. Cómplice de esa pasión es su mujer Ana Aguilar a quien Pepe quiere agradecerle toda la paciencia que tiene con él. "Es mi apoyo total en todo", dice. Pepe echa de menos esos encuentros con los amigos de Bilbao en San Mamés, el poteo por el Casco Viejo. "Si algo me ha dado el Athletic son los buenos amigos que tengo", concluye.