Lisci ve luz en Osasuna donde se imponen las sombras
Osasuna, a tres puntos del descenso, no logra despegar bajo la batuta del técnico italiano, quien sostiene que el fútbol no está siendo justo con el trabajo de sus jugadores
A Osasuna, al igual que al Athletic, le está pasando que sus registros e imagen han experimentado un retroceso en relación a la campaña anterior y ello ha generado una palpable incomodidad entre la afición y en la prensa. Se desconoce cómo respiran Luis Sabalza y sus directivos o cuál es el pálpito del director deportivo, Braulio Vázquez, quien optó por un entrenador sin recorrido en la élite como Alessio Lisci para suceder en el cargo a Vicente Moreno. Se trata del tercer relevo en el banquillo en tres años. Jagoba Arrasatesintió que no debía alargar más su intenso idilio (2018-24) con Osasuna y buscó acomodo en el Mallorca. Le tomó el testigo Moreno, pero cuando todo apuntaba a una renovación, pues solo le faltaron tres puntos para inscribir a los rojillos en Europa, decidió hacer la maleta e irse al fútbol catarí.
A Lisci (40 años, Roma) le avalaba su magnífica campaña en el Mirandés, club que vive de acoger jugadores prestados con ganas de promocionarse (Vivian, Prados, Nico Serrano, Rincón, Izeta o Egiluz son exponentes cercanos de ello), donde no se limitó a conjuntar e instruir a la plantilla para que desplegase un fútbol vistoso, sino que opositó con entusiasmo al ascenso a Primera. Cayó en la final del play-off ante el Oviedo.
Con ese peculiar acento suyo y una mirada un tanto fría, el italiano ha proclamado su convencimiento de que la actual dinámica es reversible. A Osasuna le faltan puntos, no méritos, repite con frecuencia, sobre todo a raíz de que empezasen a volar de El Sadar. Un empate frente al Elche y sendas derrotas ante Celta y Real Sociedad, además de afear el balance casero, dejaron al equipo muy expuesto en la tabla. Y es que una extrema debilidad de viaje (solo ha rascado dos empates como visitante) convierte a Osasuna en totalmente dependiente de su eficacia en calidad de anfitrión.
De momento, ocupa la duodécima posición con un escuálido margen de tres puntos sobre la zona de descenso. A su espalda se observa un atasco importante, pero quizá Lisci esté en lo cierto y pronto Osasuna empiece a carburar y rentabilice de nuevo esa versión agresiva con que se le identifica. Por de pronto, se muestra más regular en las semanas recientes. Lo acredita la suma de siete puntos sobre doce disputados, que son muchos porque tres fueron a engrosar la cuenta del Barcelona.
Si venciese al Athletic este sábado, el crédito de Lisci se dispararía. De algún modo, parecería poner a la razón de su parte porque ha sido inteligente para admitir que cuando esos síntomas negativos detectados, tanto por él como por el aficionado, se manifiestan con asiduidad, casual no es. Significa que se ha de trabajar más, cuanto sea preciso, hasta dar con las soluciones y por déficit de horas en Tajonar ni es ni va a ser. Así se expresa el italiano, como un libro abierto.
La afición navarra es consciente de que mientras El Sadar sea inexpugnable, la cosa irá bien. Lo mismo que cree ciegamente en Budimir, aprecia la calidad de Aimar Oroz, celebra los chispazos de clase de Rubén García y las paradas imposibles de Herrera o el tesón de Moncayola y la firmeza de Boyomo. El problema radica en que el ariete no anda muy inspirado, algo fatal para la suerte rojilla según señalan todas las estadísticas conocidas. No lo ha podido compensar el prometedor Víctor Muñoz, traído de la cantera del Madrid, ni un Oroz penalizado por los problemas físicos, lo mismo que Rosier, otro fichaje, y la intermitencia se ha contagiado al resto, portero incluido.
Javi Galán reordena el lateral de Osasuna
El mosqueo del entorno nace también de que la columna vertebral se ha mantenido y no lo parece. Areso e Ibáñez son los únicos hombres de peso que dejaron la entidad y acaba de anunciarse la adquisición del lateral Javi Galán, un veterano contrastado. Otra de las quejas nace del modo en que Osasuna pierde el hilo y decae en las segundas partes. Eso en El Sadar no se perdona fácilmente. En definitiva y sin hacerse eco de la opinión de Lisci, el principal motivo de preocupación desde la óptica del Athletic apuntaría al rendimiento del propio Athletic, no tanto a la oposición que a buen seguro planteará el rival.
