El Athletic recibe la goleada de rigor ante el Barcelona
Solo compitió y creó ocasiones en una fase del primer tiempo ante un conjunto culé que se limitó a cumplir el expediente y explotó su calidad en zona de remate
Hay partidos que generan de inmediato la sensación de haberlos visto antes. Un Barcelona-Athleticcomo el de este sábado, por ejemplo, pues siguió el patrón de tantos precedentes. Quizá los goles se produjeron en diferentes momentos del juego a los que asomaban en el recuerdo, sus autores fueron distintos y algunos de los alineados también, pero ocurrió que esos remates definitivos cayeron en la red de la misma portería. De nuevo. La enésima edición de uno de los clásicos ligueros no trajo novedades, todo aquello que se había previsto aconteció. Puede afirmarse que prácticamente no hubo margen para la sorpresa, pese a que los hombres de Ernesto Valverde merodeasen durante un rato el gol que hubiese equilibrado el recibido en el mismo inicio. Pero esto no deja de ser un ingrediente habitual más de la historia de este duelo que además no suele concretarse, así que volvió a ser inevitable que se impusiera la calidad del vigente campeón.
Relacionadas
El Athletic continúa sin desprenderse de los males que le persiguen esta temporada. Recuperó alguno de sus referentes, se mostró laborioso, dinámico e impecable a ratos sin el balón, mordiendo alto y, como se ha señalado, acarició el empate en el primer período, pero nada de eso impidió que el partido quedase visto para sentencia mucho más temprano de lo deseable. Para el intermedio, su suerte estuvo echada y, por su cupiese alguna duda, en la reanudación y en poco más de cinco minutos recibió la puntilla. Que encima fue doble pues, aunque lo realmente trascendente sería el tercer gol catalán, que abría un abismo totalmente insalvable, Sancet no tardó en irse a la calle por realizar una entrada incomprensible, castigada tras la revisión del VAR con idéntica contundencia a la que él empleó para derribar a Fermín en una acción perfectamente evitable.
Las notas de Pako Ruiz: Laporte y un poco de rigor
Escenario de un montón de reveses rojiblancos en lo que va de siglo, en su reapertura después de 900 días cerrado por obras el Camp Nou acogió otra victoria de un Barcelona que, sin necesidad de transmitir una gran impresión, tuvo suficiente con inocular a su irregular fútbol la dosis de acierto que faltó en la propuesta de su adversario. El primer tiempo fue paradigmático, un gol nada más empezar y otro justo en los segundos previos al descanso y en medio, de todo, alternativas, equilibrio y un mayor número de oportunidades claras por parte del Athletic. Y cuando esto sucede, que no se canjean por goles los remates propicios ante equipos de máximo nivel mientras el marcador permanece ajustado, las opciones de puntuar se diluyen por completo. Es una reflexión que porta una lógica aplastante, nunca mejor dicho. De poco sirven el trabajo invertido y los méritos expuestos, nada cobra sentido sin una gota siquiera de puntería, sin esa pizca de instinto o de maldad de la que hacen gala tipos como Lewandowski, Ferrán o Fermín, artífices de la ventaja amasada por el anfitrión.
El Camp Nou no perdona a Nico Williams
Se trata por tanto de una historia vieja, repetida en múltiples oportunidades, que este sábado se materializó por pura inercia. Aunque por momentos hubo motivos para confiar en que esta vez, por fin, se asistiría a un desenlace distinto, acaso con más emoción e incertidumbre, con un desenlace más estrecho de lo acostumbrado, qué va, resultó imposible. Entró al partido muy mal el Athletic; de hecho, hubo hasta tres sobresaltos rapidísimo, uno por minuto, que antecedieron al 1-0. Con el grupo sufriendo la verticalidad local, un par de decisiones erróneas en zona comprometida fueron castigadas por el ariete polaco. Simón dejó dudas al no atajar el balón que se coló por su poste, pero las concesiones previas no tienen nombre.
Sancet vuelve a perder los papeles
Tardó un rato largo el Athletic en rehacerse y organizar su presión característica, que se reveló efectiva y mantuvo al Barcelona muchos minutos sin salir de su terreno. Sancet iba dejando entrever cositas, Yamal estaba en plan chupón y Nico Williams, impreciso entre los continuos silbidos de la grada. Fermín, al que Simón frustró el 2-0, y Eric preservaban la seriedad en medio de la relajación del resto. Juego de tono bajo que no sugería nada hasta que de repente el Athletic encadenó tres llegadas con peligro real. Unai estuvo en las dos primeras nacidas de Sancet: en una le dio al muñeco y la otra marchó alta. La tercera, de Nico, besó el lateral de la red, con Joan García vendido.
Unai Simón, “muy poco orgulloso” tras la goleada en el Camp Nou
Esa fue la fase en que el Athletic funcionó de verdad, en la doble tarea de contener y profundizar, pero en el añadido un pase defectuoso de Yuri en campo rival permitió a Yamal divisar la carrera de Ferran, cuyo tiro a bocajarro cerca estuvo de detener Simón. Tremendo varapalo que tuvo su prolongación en el segundo avance azulgrana tras el paso por vestuarios. Otra pérdida donde están prohibidas, esta de Galarreta, y Fermín la mete en la cazuela a placer tras pared con Eric. Luego, vino la ocurrencia de Sancet, sin tiempo para nada y con tres cambios en la banda preparados, pensando en la cita del martes en Praga. Idéntica finalidad tuvieron los dos restantes, que no se hicieron esperar.
Valverde: “Nos han hecho pagar caro nuestros errores”
Todo daba un poco igual para entonces, en inferioridad el Athletic optó por lo que correspondía, repliegue y a ver si sonaba la flauta en una escapada. Pudo recortar Vivian en un par de lances a balón parado, pero en jugada era difícil porque Gorosabel y Yuri ya no podían subir como antes y, para qué negarlo, no había ganas de exponerse a un castigo mayor. El Barcelona se puso a construir un rondo interminable y dispuso de ocasiones nítidas, no demasiadas, pero terminó redondeando la goleada muy cerca de la conclusión. Ferran obtuvo el doblete al que opositó con frecuencia, jugueteando al límite con la línea de fuera de juego. Un epílogo acorde al sino del Athletic en sus visitas al Barcelona.
