Pepe, un pequeño seguidor del Oviedo, ha hecho realidad un sueño que su padre, José Crespo, fallecido en septiembre a causa de un tumor, no pudo llegar a cumplir.

El joven tenía planeado visitar San Mamés junto a su padre tras el ascenso de su equipo a Primera División, un viaje que prometía ser inolvidable. La vida, sin embargo, decidió otra cosa, y José no pudo acompañarle.

El domingo, Pepe pisó San Mamés con los ojos brillantes y el corazón lleno de emoción. Cada aplauso, cada canto de la afición, cada instante en “el mejor campo” llevaba consigo la memoria de su padre.

Alegría y nostalgia

El Athletic, consciente del valor del momento, recibió a Pepe con cariño y le transmitió un abrazo a toda la familia: “Ha sido un honor acogeros en nuestra casa”. En un gesto que mezcla alegría y nostalgia, Pepe cumplió así la promesa que tenía con su padre: vivir juntos, aunque sea en el recuerdo, la pasión por el fútbol y la emoción de disfrutar de su equipo, el Oviedo, en el mejor campo.