La estadística es fría y dice lo que ha ocurrido en el pasado sin emoción alguna. Pero también sirve para tomar nota de cara a lo que viene por delante. Y el Athletic puede dar fe de ello, cuando este martes mismo inicia su tercera aventura en la Champions League desde que la máxima competición continental tomara el relevo nominativo a la antigua Copa de Europa.
No en vano, el conjunto rojiblanco no sabe lo que es vencer en el partido inaugural de la fase de grupos o de liguilla de la Champions, una inercia negativa que quiere romper en esta edición, en la que se estrena en San Mamés ante el Arsenal de Mikel Arteta, un conjunto de alto standing, semifinalista de esta competición el último curso. La misión es complicada para el colectivo que dirige Ernesto Valverde, que debe pasar página al varapalo que supuso la dura derrota encajada el sábado ante el Alavés en un encuentro muy pobre de los leones, que finiquitaba su racha triunfal en liga.
En la campaña 1998-99, la del centenario, el Athletic, entonces liderado por Luis Fernández desde el banquillo, arrancó la fase de grupos en el viejo San Mamés frente al Rosenborg noruego, un rival que apuntaba a asequible, pero que dio más guerra de la esperada para llevarse un merecido punto de Bilbao (1-1). El empate hizo daño a los leones, que ya no levantaron cabeza en cuanto a resultados, ya que cayeron después ante el Galatasaray, empataron sus dos partidos ante la Juventus, perdieron en Noruega y solo ganaron, ya sin valor, en la última jornada ante el cuadro turco.
En la campaña 2014-15 se dio una situación similar. El Athletic, con Valverde en el banquillo, empezó en La Catedral ante el Shakhtar Donetsk con tablas (0-0), que también marcó a los rojiblancos, ya que encadenaron tres derrotas consecutivas ante el BATE Borisov búlgaro y en las dos citas frente al Oporto, que le dejaron sin opciones matemáticas de superar la fase de grupos.