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La reválida de los arietes del Athletic

Una mayor contribución goleadora tanto de Gorka Guruzeta, tras un año gris, como del novato Maroan Sannadi será básica para que el Athletic opte a las metas que se propone

La reválida de los arietes del AthleticPankra Nieto/Borja Guerrero

En el arranque de su tercera campaña en el equipo, Gorka Guruzeta exponía su enfoque personal manifestando que partía con el contador a cero. Venía de reivindicarse con dieciséis goles y un encaje perfecto en la estructura de ataque, pero insistía en que esa aportación era agua pasada. Sentía la obligación de refrendarla y miraba al futuro con optimismo, confiaba en dar continuidad a su bien ganada condición de indispensable.

Ernesto Valverde había descubierto en él la pieza que permitió elevar la eficacia rematadora que reclamaban los objetivos del conjunto. El Athletic pasó en liga de sumar 47 goles a 61, una progresión clave para avanzar tres puestos en la clasificación y apropiarse de una plaza europea después de seis años instalado en el quiero y no puedo.

Tras ese salto de calidad, el equipo de nuevo colmó las expectativas y lo hizo subiendo un peldaño en la tabla: cuarto y con derecho a inscribir su nombre en la Champions, meta que no había cruzado durante una década. El mérito añadido de la hazaña estribó en que tuvo que gestionar un calendario más denso, con una ración extra de catorce compromisos continentales entre semana. Superó el balance de la edición liguera previa en todas las estadísticas: dos puntos más, idéntico número de victorias, dos empates más y dos derrotas menos, únicamente seis. Asimismo, destacó sobremanera el balance defensivo, concedió ocho goles menos.

Contador a cero

Curiosamente, el único dato que empeoró fue el relativo a la puntería: siete goles menos. Un detalle a relativizar, aunque probablemente Guruzeta discrepe, descontento con su cuota. Computados todos los frentes, su registro descendió a la mitad. Ocho goles saben a poco cuando se ha participado en prácticamente todas las citas oficiales. Solo faltó en cuatro de las 55 y en 31 gozó de la titularidad. Dispuso de unos pocos minutos menos que un año antes, pero 2.385 hacen una cifra importante, la octava más alta de la plantilla.

El próximo agosto, siguiendo su razonamiento, de nuevo pondrá el contador a cero; esta vez, en la esperanza de invertir la tendencia. Atrás queda una lesión que dio a conocer cerca del final del curso, una fascitis plantar que, en sus palabras, le impidió “estar al cien por cien desde febrero”. No fue la única circunstancia que pudo influir en el déficit anotador del guipuzcoano. Justo en el mes mencionado se produjo la incorporación de Maroan Sannadi, un competidor directo. En adelante, el entrenador aprovechó para repartir las oportunidades en la posición de ariete. El nuevo sumó 1.117 minutos distribuidos en 22 actuaciones, trece de inicio.

Este pulso, en vez de reactivar el grado de solvencia en las áreas rivales, derivó en una sequía que afectó a ambos: uno metió Maroan y dos Guruzeta. Tres goles en veintidós partidos. Tampoco el resto de los compañeros anduvo muy inspirado en esa segunda parte del ejercicio, pero tratándose de los delanteros la cosa resulta más llamativa y, para qué negarlo, preocupante.

A ver, Maroan cuenta con el atenuante de ser un novato. No cabe pedirle que, de un día para otro y habiendo aterrizado en mitad de la temporada, asimile la exigencia de la máxima categoría. Ascender de golpe y porrazo desde el Barakaldo, donde sus kilos y centímetros establecían diferencias, al Athletic entraña una enorme dificultad. El hombre se vació en una pelea ingrata, plagada de brusquedades con defensas poderosos y curtidos. En ocasiones, el equipo extrajo beneficios de su generosidad, pero de ahí a desequilibrar y culminar en los metros finales, tarea específica de un delantero centro, va un trecho, tal y como se ha comprobado.

Renovación de Urko Izeta

Seguro que la trepidante experiencia vivida y su primera pretemporada con el equipo le servirán de ayuda para adquirir cierto temple, un saber estar, más criterio para elegir qué hacer en cada posesión. Con el tiempo, pues hoy sería prematuro, se podrá valorar si la dirección deportiva pulsó la tecla adecuada cuando le firmó un contrato hasta 2029. De momento, Maroan se halla inmerso en el mismo proceso por el que transitó Guruzeta tras sus cesiones en el Sabadell y el Amorebieta. Este, por su parte, a punto de encarar su cuarto año en el equipo, debe recuperar una versión más estable de sí mismo: la del punta que se dio a valer en la élite en la 2023-24.

Un equipo que compite con la idea de asentarse en el cuadro de honor de la liga, que salió campeón de Copa en 2024 y no renuncia a dejar huella en Europa, precisa que su ariete, el que juegue, cumpla con el rol que le corresponde. El Athletic necesita soluciones arriba para que sus resultados reflejen en cifras la agresividad y profundidad que transmite su ideario futbolístico. Una propuesta que debería producir mucho gol.

La renovación de Urko Izeta, autor de quince goles en las filas del Mirandés, amplía sobre el papel la nómina de atacantes, aunque está por ver si Ernesto Valverde le halla acomodo en la plantilla. Su caso recuerda al de Guruzeta, en el sentido de que los dos lograron rentabilizar su cesión a equipos de Segunda para llamar la atención del Athletic. Izeta, como su paisano, no es un ariete clásico, pero sabe buscarse la vida para estar en el sitio adecuado.