El Athletic vence al Valencia y asegura la cuarta plaza
Rentabiliza el trabajo colectivo con un gol de Berenguer que le otorga en propiedad la cuarta plaza
Otra victoria más, la que faltaba para definitivamente quedarse en la cuarta posición. El Athletic añadió a su casillero los tres puntos que le dejan fuera del alcance del Villarreal con una actuación más práctica que vistosa. A estas alturas en que el depósito acumula más aire que combustible, cuenta mucho la solidez del bloque y el Valencia puede dar fe de que el suyo no puede equipararse al dirigido por Ernesto Valverde. Un soberbio gol de Berenguer, que se merecía un premio así para redondear su gran año, bastó y sobró para que lo rojiblancos impusieran en Mestalla el peso de su jerarquía. El conjunto local se tuvo que rendir a la evidencia, según avanzaba el cronómetro su incapacidad se percibía con mayor nitidez y solo restaba por ver si el Athletic reflejaba esa distancia en el resultado. Una vez conseguida la ventaja, no existió margen alguno para que se pudiera discutir, los futbolistas de Carlos Corberán ni rechistaron, impotentes ante la seriedad mostrada por el Athletic.
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En la enésima demostración de oficio, el Athletic jugó lo suficiente, sin alardes ni concesiones, no necesitó hacer nada especial para ir desgastando a un oponente que la verdad es que tampoco pareció muy convencido de sus opciones. Aunque todavía barajaba el Valencia una remota posibilidad de opositar a plaza europea, según corría el cronómetro más prevalecía la propuesta visitante. En el primer acto, el asunto discurrió más equilibrado, se diría que en los dos bandos preferían ir a lo seguro, sin correr riesgos, acaso pensando en apretar el acelerador en la reanudación. El único que pudo elevar sus revoluciones a la vuelta del descanso fue el Athletic. Ahí se puso de manifiesto la fortaleza física y la combativa actitud de unos jugadores que se han tirado toda la temporada funcionando como una máquina bien engrasada en los conceptos básicos del fútbol. Como un rodillo.
Las notas de Aitor Martínez: Berenguer y la precisión
Múltiples ocasiones
Si el Athletic no se adelantó antes fue porque los pocos remates anotados se toparon con la colocación y los brazos de un Mamardashvili que solo dejó de intervenir cuando Berenguer buscó su escuadra izquierda con un lanzamiento de rosca imparable, incluso para un portero de su envergadura. Previamente, quien más insistió en la búsqueda del gol fue Guruzeta, protagonista de tres acciones peligrosas. Sin duda, acaba el curso con el gatillo muy suelto, en la línea de la campaña anterior.
Arrancó la cosa movidita, entretenida porque daba la impresión de que los dos equipos estaban por la labor de proponer con el balón. Enseguida contó Sancet con un balón en el área para marcar, después de que Yuri y Adama ligasen por su banda, pero el navarro dirigió mal tras un correcto control. No tardó Rioja en dar la réplica beneficiándose de un despiste que le permitió preparar el remate, raso y ajustado al primer palo, lugar al que se estiró rápido Simón para desviar a córner. Dos chispazos que prometían mucho, pero que no tuvieron continuidad. El Athletic presionaba muy alto mientras el Valencia insistía en salir tocando de atrás. Esa pelea dio lugar a una larga serie de faltas, interrupciones que fueron enfriando los ánimos y dando paso a una fase insulsa y, lo que es peor, trufada de malas entregas.
Unai Simón vuelve a echar el candado
La tuvo Guruzeta
El ritmo inicial fue decayendo. El Athletic mantuvo la presión, pero unos metros más atrás y el anfitrión no acertaba a progresar o no se atrevía. El sopor se interrumpió gracias a una subida de Lekue, cuyo servicio desvió de tacón Guruzeta anticipándose a su par. Pudo haber sido el 0-1, pues Mamardahsvili se tuvo que conformar con seguir con la mirada la pelota, que se marchó a pocos centímetros del poste más alejado. Este lance no trajo nada nuevo, ambos conjuntos sugerían su conformidad con el 0-0 y deparaban un espectáculo bastante anodino. Apenas hubo actividad ofensiva por los costados, ni de unos ni de otros, prueba del escaso interés por progresar, pues por la franja central la cosa se complicaba por la acumulación de jugadores.
Sancet volvió a generar peligro en un par de situaciones mal resueltas y en un golpe franco que acabó en córner, pero su participación en la construcción era residual. Los pases equivocados, varios sencillos, impedían a los de Valverde poner en aprietos a un Valencia muy reservón, aunque de repente Simón tuvo que salir del área para cortar un comprometedor servicio a la espalda de los centrales al que no llegó Diego López. El decepcionante primer tiempo terminó con otra intervención del portero para desviar un flojo cabezazo de Diakhaby en un saque de esquina.
Más ocasiones del Athletic
El encuentro adquirió otra gracia luego. La salida del Athletic metió el miedo en el cuerpo al Valencia con dos intentos de Guruzeta en un minuto. Lekue templó para que cabecease a placer y luego agarró un balón suelto y no se lo pensó para disparar. El problema fue que dirigió sendos envíos a la zona que cubría el portero. La ración de oportunidades quedó interrumpida, pero todo ocurría ya a iniciativa del Athletic. El anfitrión no hallaba el modo de atravesar siquiera la línea del centro del campo. Valverde quiso mayor profundidad con Iñaki Williams y Unai y unos minutos más tarde transformó la media con Vesga y Jauregizar.
Valverde: “Hemos sido un equipo muy competitivo”
Era cuestión de mantener al adversario sometido y propiciar robos cerca del área. Entonces Berenguer estampó su sello con una parábola de película y de inmediato Corberán metió dos arietes. La maniobra se reveló estéril. El Valencia emitía síntomas de cansancio para superar las disciplinadas líneas de un Athletic que aún contó con otra acción de gol. Iñaki Williams cedió raso a Unai y este conectó según venía, de nuevo al muñeco. Daba igual porque el pulso moría por inanición, la de un Valencia vencido por el ardor y la laboriosidad con que el Athletic se empeñó en controlar la situación.