Sostiene Andoni Gorosabel (Arrasate, 1996) que lo de hablar no le hace excesiva gracia, pero se explica bien, incluso se explaya. Sucede que tiene mucho que contar, acumula vivencias de toda índole en el fútbol, ha conocido las entrañas de muchos clubes desde edad juvenil. Su fichaje por el Athletic coincide con su madurez deportiva y reconoce que se trata de un reto singular por el prestigio de la entidad y las metas que persigue. Está encantado con su nueva experiencia, empezando por lo personal. Asegura que “más no se puede pedir” si a ello agrega la espectacular trayectoria del equipo. Confía en redondear la temporada, ahora que se avecinan los compromisos decisivos ve al grupo capacitado, dispuesto a pelear en cada partido con opciones reales de éxito.
Salir de casa ha sido una constante en su carrera deportiva desde muy joven.
—Sí, desde juveniles, cuando jugué cedido en Tercera, luego en Segunda B, siempre he estado moviéndome. Y ahora también, en estos dos años, dos cambios de equipo. Es lo que hay, es el fútbol, e intentas adaptarte a cada destino. Aquí, en el Athletic, esto te lo facilitan mucho, es sencillo integrarte, lo que es muy bueno tanto para trabajar como para estar a gusto con los compañeros.
Se habló mucho del hecho de que firmase un solo año de contrato con el Alavés cuando salió de la Real Sociedad.
—Cuando salí de la Real, tanto el club como yo tuvimos claro que era el momento de hacerlo. La opción de fichar por el Alavés fue la que más me interesó porque mi último año en la Real no fue como los anteriores y preferí irme a jugar a una ciudad cercana.
Ya, pero me refería a que ese movimiento se interpretó como un paso previo para acabar en el Athletic.
—Lo que se dijese entonces no es cosa mía. El año que estuve en el Alavés me sentó muy bien en todos los sentidos y luego vino el interés del Athletic, una posibilidad que me ilusionó. El Alavés me dio todo para volver a estar en un buen momento como futbolista. Ya he dicho que, aunque jugué más de treinta partidos, el año de mi despedida de la Real no fue el mejor, ni por rendimiento ni en el plano personal. Ambas partes creímos que era oportuno salir entonces.
Guarda un buen recuerdo de su estancia en el Alavés. Su entrenador allí, Luis García Plaza, le dedicó palabras muy halagadoras cuando su marcha parecía inevitable.
—Sí, lo dijo justo después del partido donde metí mi primer gol. El míster me ayudó mucho, me dio siempre confianza. Disfruté de aquella etapa por él, por el vestuario, por la afición y el ambiente de Mendizorrotza y por el año que hicimos. Todo eso me sirvió para recuperar mi mejor nivel.
Por terminar con este tema, firmar un año es una apuesta arriesgada.
—Es verdad que tiene su riesgo, puede pasar que te lesiones o que no tengas minutos y el tema se puede complicar de cara al futuro, pero confiaba mucho en mí mismo y aproveché la ocasión porque tanto en lo personal como en lo colectivo fue un año increíble y volví a ser yo.
Bueno, del Alavés al Athletic. Un cambio considerable por múltiples razones.
—Un salto, nuevos retos, venía a un club que el año anterior ganó la Copa y se había clasificado para Europa después de un tiempo sin hacerlo, pero me veía bien para asimilar esa exigencia. Estoy muy contento con la decisión que tomé.
Lleva suficientes meses en el Athletic como para conocer la casa por dentro.
—Cada club funciona de una manera, tiene sus costumbres, su estilo y lo que toca es amoldarse, entender cómo son las cosas por dentro, conocer cómo se desenvuelven los compañeros en el campo, pero ya digo que el ambiente que se vive en la caseta te lo pone muy fácil. Estoy muy a gusto aquí.
En la faceta meramente futbolística, ¿cómo le va? Por ejemplo, ¿qué le parece el número de partidos que ha disputado?
—Estoy satisfecho porque cada vez me he ido sintiendo mejor en los partidos. Sabes que llegas a un equipo donde la exigencia es alta y eres consciente de que no vas a jugar todos los días, por lo que no tengo queja. Lo único que quiero es aportar más al equipo.
En su demarcación tiene a De Marcos y a Lekue, dos tipos contrastados.
—Tenía claro cuál era la competencia, pero eso hace que el reto de pelear por jugar sea más atractivo. Es algo que no me daba ningún miedo, no deja de ser una parte más del fútbol y, al final, algo necesario para el funcionamiento del equipo.
De Marcos ha sido el más utilizado en el lateral derecho, pero usted está entrando con asiduidad.
—Es lógico que haya una alternancia habiendo tantos partidos en el calendario. Tienes que estar preparado para cuando te toque salir, concentrado, preparado física y mentalmente. Estoy satisfecho con lo que vengo aportando.
¿Qué dificultad entraña asimilar la propuesta futbolística del Athletic?
—Cada equipo tiene su forma de jugar. La palabra para definir la del Athletic no sería difícil, pero es verdad que hay que estar al cien por cien. Es algo que te exige el entrenador y también los demás jugadores. Todo se hace muy rápido: defender, apretar, las transiciones al ataque. Hay que estar muy puesto o no llegas a ese ritmo y esa velocidad que los demás conocen.
Está catalogado como un lateral de corte ofensivo, al que le sale de dentro proyectarse a terreno rival.
—A todos nos gusta más atacar que defender. A mí también, pero en el fútbol de hoy si no defiendes… El año pasado me hice más fuerte en el aspecto defensivo, estaba más expuesto al uno contra uno, a salir a campo contrario a buscar un rival, mejoré para ganar más duelos. En el Alavés aprendes a sufrir más sin balón porque el equipo no solía tenerlo tanto como los adversarios.
Al inicio de temporada había dudas en torno a la capacidad de la plantilla para afrontar un calendario más cargado de lo habitual.
—Yo ya tengo cierta experiencia en eso de mi estancia en la Real, donde jugué una veintena de partidos europeos. Jugar varias competiciones es duro, hay más estrés, hay que intentar estar a tono todo el año. Lo importante es seguir compitiendo, aunque haya un mes en que el cansancio se note. Se ha visto que el equipo compite en cualquier partido, lo que demuestra que está preparado. Vamos cuartos en liga y en Europa hemos avanzado mucho. Llegamos en buen momento a la fase más importante del año.
Sí, en adelante casi cada compromiso es definitivo, pero se han demostrado a sí mismos que pueden responder.
—El hecho de haber podido ser competitivos durante tantos meses te vale para ver que es posible. Es una ayuda para gestionar los meses que quedan y tratar de resolver esos partidos que marcarán la temporada. Juegue quien juegue, se ha comprobado que aquí todo el mundo sabe competir. Llegamos bien y vamos a pelear por conseguir algo bonito. Vamos a dar mucha guerra.
Enseguida se retoma la Europa League, de nuevo con la Roma enfrente.
—Ya me tocó vivirlo. En la 2022-23, con la Real, jugué en octavos de la Europa League contra la Roma que dirigía Mourinho. En la ida, fuera, perdimos 2-0 y en la vuelta empatamos sin goles.
Vaya…
—Esta vez ya hemos jugado un partido contra ellos en la fase de grupos, en su campo y empatamos a un gol. Sabemos quiénes son e iremos al límite al tratarse de una eliminatoria. La vuelta es en San Mamés, tenemos que hacer valer ese factor, pero lo primero es sacar un buen resultado allí. Tenemos capacidad.
Es uno de los más curtidos de la plantilla, al menos en lo relativo competiciones europeas.
—Igual parezco más joven, pero este verano ya cumplo 29 años. Iremos a jugar en Roma a cara de perro. No te puedes dejar nada porque si te descuidas te marchas a casa, de allí hay que salir muy vivos. Pienso que en San Mamés somos muy fuertes y con nuestra gente empujando podemos inclinar la balanza.
El personal está emocionado con el asunto de la final.
—La final queda muy lejos todavía, a todos nos encantaría, se va a intentar, pero siempre compaginando Europa con la liga. La mejor forma de afrontar todo esto es enfocar lo inmediato.
En efecto, antes está el Atlético de Madrid.
—Nadie va a descubrir ahora como se agarra a los partidos hasta el final.
Basta con ver lo que hizo el otro día en Barcelona, por no hablar de su visita a San Mamés, donde ganó en el tiempo añadido.
—Sí, vi el partido de Copa. Ha sacado muchos puntos en los últimos minutos. Será un partido muy largo porque ellos hacen que así sea.
El Atlético exprime al máximo la plantilla que ha formado este año.
—Es muy amplia, cuenta con mucha gente en todos los puestos y dan igual los nombres, todos son buenos. Es posible que el calendario tan cargado les afecte menos que a otros equipos. Pero, como he dicho, está en nuestra mano. También ellos saben lo que somos.
Antes hemos hablado por encima sobre De Marcos, pero el personaje da para bastante más, ¿no?
—Yo destacaría lo que ayuda en el plano personal, como lleva el día a día. Es el líder del vestuario, le tienes para todo lo que necesites. Yo puedo decirlo porque soy nuevo aquí. Eso se agradece mucho.
Hace poco anunció que no continuará, que cuelga las botas.
—Será una pérdida en todos los sentidos, como futbolista y como compañero. Es una decisión suya y me gustaría que disfrutase a fondo lo que le queda. A mí me toca aprender en estos meses todo lo que pueda de él. Es un buen espejo donde mirarse, un ejemplo para entender mejor lo que es el Athletic.
En su presentación dijo que la filosofía del Athletic “era bonita y desde fuera llama la atención”.
—Todos sabemos en qué consiste, cómo te enseña a competir con gente de aquí, sus valores. Pero también hay que saber cómo te ayudan desde dentro desde el punto de vista humano, en la vida cotidiana. Se suele decir que esto es como una cuadrilla, somos más amigos que compañeros de profesión. Y lo que te vas a llevar del fútbol es eso, las relaciones, las amistades.
¿Va mucho por Arrasate, qué le dicen? Allí también hay mucho seguidor del Athletic.
—Voy poco, tampoco iba mucho cuando estaba en el Alavés. ¿Qué me dicen? Entre los amigos hay de todo, algunos vienen a verme. Es como en todas partes. Arrasate lo que tiene es que está en la mitad de todo, cerca de Bilbao, de Gasteiz y de Donosti.
Le queda Iruñea, Osasuna.
—¿Más cambios? Bueno, no vamos a decir nada. Esta creo que es mi séptima temporada en Primera, empecé con 21 años. Llevo un tiempo sí, suficiente para controlar un poco todo, la competición, los rivales, los árbitros, campos, todo. Te hace madurar, aprendes a llevar las cosas de otra forma.
Aquí firmó un contrato largo.
—Sí de cuatro años, hasta que tenga 32. Joven, todavía. Es una tranquilidad de cara al futuro, pero tampoco es una garantía de nada, puede surgir cualquier historia. Una cosa es firmar y otra estar bien.
Lo dice porque le tocó pasar por una situación no deseada.
—Lo he vivido, no hice el último año de contrato que tenía con la Real. El fútbol da muchas vueltas.
Pero aquí le va estupendamente.
—Aunque hubiera algo negativo tampoco lo diría, pero es verdad que en el Athletic me lo están haciendo todo muy cómodo. Estoy feliz y si le añades la temporada que estamos haciendo, es que no se puede pedir más.