Supercopa, ¿con o sin Nico Williams?
Valverde está pendiente del menor de los Williams, con un tobillo tocado, para medirse al Barcelona
Solo Athletic y Barcelona han podido romper la hegemonía del Real Madrid (tres títulos) en el actual formato de la Supercopa que acoge Arabia Saudí. Esta tarde ambos pugnan por acceder a la final del domingo, donde muy probablemente tocará medirse a los blancos, que mañana se cruzan con el Mallorca. Este es el programa de un torneo que funciona cual caja registradora y donde los agravios están a la orden del día. El país organizador del evento representa en sí mismo un exponente insuperable de lo que el fútbol, en este caso la Federación Española, es capaz de admitir con tal de hacer negocio.
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También los clubes participantes, tan dados a cantar los valores de índole social que defienden, se pringan y argumentan que no les queda otro remedio. Es lo que hay, así está montado este circo y ello implica, por ejemplo, que los equipos que no se llaman Madrid y Barcelona admitan percibir cantidades de dinero muy inferiores porque así lo dispone la RFEF en comandita con los anfitriones. Ayer Jon Uriarte expresó su disconformidad en este asunto, habló de que el Athletic ha emprendido gestiones correctoras, si bien se mostró escéptico en torno a las probabilidades de éxito de las mismas.
Hecha la introducción y el apunte en clave rojiblanca, toca centrarse en el plano deportivo, puesto que el balón va a empezar a rodar. El Athletic aspira a esquivar el pronóstico, apoyado en una trayectoria reciente que engloba quince encuentros consecutivos sin conocer la derrota. Los profesionales acostumbran a restar valor a los aspectos estadísticos, pero qué duda cabe que el mencionado algo quiere decir.
En este sentido, el Barcelona presenta una trayectoria menos sólida, una realidad que debe ser matizada. No es el conjunto que sorprendió a propios y extraños en el arranque de la temporada, fase en la que venció al Athletic en Montjuic con mayor holgura de la que se deduce del 2-1 que reflejó el marcador. Sin embargo y pese a los follones que se cuecen en su seno, mantiene unas señas de identidad que le hacen temible. Así lo admitió ayer Valverde, quien expuso de pasada el extenso repertorio, tanto en defensa como en ataque, de los hombres dirigidos por Hansi Flick.
La anómala situación de Olmo ha acaparado gran parte de la información relativa a la Supercopa, pero desde la perspectiva del Athletic la atención ha girado por completo hacia la figura de Nico Williams. El club comunicó que padece un golpe en su tobillo izquierdo que le habría impedido realizar la sesión de ayer con el resto de los compañeros. La disponibilidad del extremo queda pues en suspenso y acaso le impida coincidir sobre la hierba con su amigo Lamine Yamal, cuya reaparición tras unas semanas en el dique seco fue confirmada por Flick. “Está listo”, aseguró.
Demasiadas dudas
A la espera de la evolución de Nico Williams, tampoco existen garantías en torno al estado de Galarreta, Sancet y Yeray. El caso más problemático sería del central, atendiendo las declaraciones ofrecidas por Valverde antes de volar a Arabia Saudí. Galarreta y Sancet han cubierto un tiempo relativamente breve al margen de la dinámica del grupo, medida adoptada pensando en la cita de hoy. Sus aportaciones poseen una relevancia innegable y lo probable es que coincidan en el once.
Otras incógnitas a considerar afectan a Berenguer y Guruzeta, que acumularon 120 minutos en la Copa, al igual que De Marcos y Paredes. Extrañaría que el lateral no cediese su puesto a Gorosabel y el central repetiría si Yeray, como se intuye, no supera sus molestias. De los dos delanteros mencionados parece lógico que uno actúe desde el comienzo, dando por hecho que los hermanos Williams y Sancet serán de la partida.
Los condicionantes enumerados complican la elección definitiva, que con total seguridad no se sabrá hasta un rato antes del partido. Valverde apurará las horas previas al choque porque, aparte de eludir así ofrecer pistas al adversario, necesita ese margen para diseñar la formación a sabiendas de cuál es el estado de los jugadores que arrastran problemas.
En el repaso de las demás líneas surgen menos interrogantes. Apostar por Unai Simón en la portería sería una opción fundamentada en esa política de alternancia que el entrenador lleva entre manos. Agirrezabala jugó el sábado pasado en la Copa, frente que le ha correspondido en años precedentes. El cuarteto de la zaga estaría compuesto por Gorosabel, un recurso empleado con cierta asiduidad, Vivian al lado de Paredes y, por supuesto, Yuri, quien únicamente intervino en la prórroga y lanzó uno de los penaltis frente a la UD Logroñés.
Para el centro de campo, Galarreta o, si no se recuperase a satisfacción, Jauregizar. Poner a ambos juntos constituye otra posibilidad, lo cual volvería a relegar a un Prados que debe estar muy fresco, pues no solo permaneció inédito en la Copa, sino que desapareció de la pizarra en los compromisos que cerraron 2024.