Poca broma con este Celta
El Athletic buscará el tercer triunfo en una semana frente a un rival que apuesta por el fútbol de ataque
La rentabilización del factor campo resultó decisiva en el último balance liguero, concretado en la quinta posición final. Recuperar esa fiabilidad como anfitrión después de un triunfo (Valencia), un empate (Getafe) y una derrota (Atlético de Madrid) en casa implica superar al Celta hoy en horario de sobremesa. Hacerlo equivale a consolidarse en una posición de privilegio en la clasificación, pues se añadiría a las victorias obtenidas sobre Las Palmas y Leganés. Además, con la suma de tres puntos más, el equipo de Ernesto Valverde confirmaría que, pese a hallarse aún en fase de rodaje, posee capacidad para gestionar con solvencia tres compromisos en el corto espacio de una semana, tónica que presidirá buena parte del calendario vigente.
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Tampoco es cuestión de pasarse el año estableciendo comparaciones con el pasado reciente, pero figurar con trece puntos en el casillero al cabo de siete jornadas equivaldría casi a calcar lo realizado doce meses atrás, indicativo de que el Athletic transita por el buen camino. El logro serviría de paso para espolear la autoestima del grupo en vísperas del estreno continental del próximo jueves en el Olímpico de Roma. Una reflexión esta que acaso esté fuera de lugar, pues no conviene meter en el mismo saco dos competiciones porque se trata de mundos muy distintos y para el Athletic, de momento, Europa constituye un escenario desconocido.
Valverde pierde para hoy a Nico Williams, con un tobillo tocado que se ha preferido proteger, y a Yuri, aquejado de una sobrecarga. No serán los únicos ausentes en relación a la formación que actuó de salida el jueves en Butarque, tal como reconoció el entrenador. Y es que no queda más remedio que abonarse a la prudencia a fin de evitar complicaciones físicas que pudieran dilatar las ausencias con una agenda repleta de compromisos y alternar el personal resulta obligatorio pensando en potenciar la frescura del bloque. El capítulo de altas en la convocatoria se limita al regreso de Jauregizar una vez cumplida su sanción por la roja que le fue mostrada en Canarias, a quien no hay que descartar de inicio.
Los hombres que tiene asegurada plaza en la pizarra de Valverde son Agirrezabala, Vivian, Iñaki Williams y Sancet, estos dos dosificados al jugar solo media hora ante el Leganés. Las siete demarcaciones restantes podrían ser ocupadas por De Marcos, Paredes, Lekue, Galarreta, Prados, Guruzeta y Berenguer. No obstante, tampoco sería extraño que fuese titular Djaló, en el costado izquierdo del ataque, o que, como se ha apuntado, Jauregizar gozase de una nueva oportunidad y en el círculo central se repitiese la fórmula empleada para recibir al Valencia, dándole así un respiro a Galarreta. Por gente disponible no será: el rompecabezas admite multitud de combinaciones y solo Valverde maneja la buena.
Juegue quien juegue, la visita del Celta se presume muy exigente. Si en temporadas recientes la presencia de los vigueses ha sido garantía de partidos movidos, amenos para el espectador, fuesen en Balaídos o en San Mamés, este año su producción ofensiva augura una ración extra de entretenimiento y también de incertidumbre. Con Claudio Giráldez a los mandos, el conjunto gallego ha aparcado cualquier complejo y sale a ganar en cada jornada. Lleva tres victorias que no son cuatro porque la fortuna le fue esquiva en La Cerámica, donde metió tres de los trece goles que en la actualidad le convierten en el segundo mejor realizador de la categoría, solo por detrás del Barcelona.
Son datos a considerar, al igual que la contrapartida que asume el Celta con su afán ofensivo: diez goles encajados. Esa renuncia a especular exige gran concentración al rival, sabedor de que llevar la iniciativa equivale a exponerse a transiciones constantes hacia su portería. Con el Athletic, que tampoco se corta a la hora de percutir, esta realidad ya suficientemente contrastada pudiera derivar en un intercambio de golpes del estilo del que se vivió en la anterior visita gallega, saldada con un elocuente 4-3. Sentenció Berenguer de penalti en el descuento, castigando el error previo de Aspas desde los once metros.